Las normales rurales son una semilla de futuro
El periodista Luis Hernández Navarro presentó su libro La pintura en la pared, escrito a partir de la tragedia de la rabia
de los 43 de Ayotzinapa
Jueves 10 de octubre de 2024, p. 4
Las escuelas rurales de nuestro país no son un lastre del pasado, como nos las quieren presentar, sino una semilla de futuro
, señaló el periodista Luis Hernández Navarro en la presentación de su libro La pintura en la pared: Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales (Fondo de Cultura Económica, 2023), ejercicio de memoria histórica hilado mediante personajes y, en ocasiones, instituciones, en cuyas páginas la vida de los normalistas se cruza con la historia de las escuelas donde se formaron.
La pintura en la pared nació de una tragedia, de la rabia, de no sólo ver en carne propia lo que fue la desaparición forzada de los 43 muchachos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en lo que constituye un crimen de Estado y de lesa humanidad, sino del coraje de la campaña de estigmatización que acompañó a esta felonía. Era tremendo lo que se dijo de ellos como lo que se sigue diciendo desde todos los flancos políticos, a 10 años de su desaparición
.
Para el coordinador de la sección de Opinión de La Jornada, esto no podía ser porque conocía maestros comprometidos con sus alumnos, con la enseñanza, con los procesos de democratización y de lucha
. Contar lo que son estos docentes y estas escuelas fue el punto de partida para escribir el libro.
Ante el público reunido en el Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca México, en su mayoría maestros jubilados, Hernández Navarro explicó que el título de su obra alude a un hecho ocurrido en Chiapas: el maestro Isidro Castillo, fundador de la primera normal rural en 1922, en Tacámbaro, Michoacán, posteriormente fue enviado a Chiapas a construir lo que es el antecedente de la Normal de Mactumactzá, llamada en aquel entonces de Cerro Hueco.
“Castillo, junto con la comunidad, los campesinos, los mismos maestros y los muchachos, levantaron una escuela muy modesta de muros de adobe, techos de palma y piso de tierra. Como no había muchos recursos, el comedor escolar quedó dentro del edificio, prácticamente sin ventanas hacia afuera. Los muchachos no encontraron mejor remedio para alegrar el lugar que, allí donde había una pared, pintar un mural que reproducía la fastuosa vegetación chiapaneca.

Entonces, donde no se podía ver hacia afuera, ellos con su imaginación, su arte, su talento, lograron abrir una ventana para mirar más allá del lugar en que se encontraban. En el libro trato de explicar cómo el normalismo rural es para un amplísimo sector de la población de México una ventana que se abre en la pared para permitir que muchas personas, que de otra manera no tendrían posibilidades de salir adelante, contar con otro horizonte más prometedor de lo que es la resignación de quedarse a trabajar en la parcela o el surco.
Hernández Navarro agregó: Es una historia que ha terminado convirtiendo a las normales rurales en museos vivos. A la que ustedes vayan, van a encontrar literalmente decenas de murales, en los que están plasmados los sueños, las fantasías, las raíces, la identidad que explica la razón de ser del normalismo. Una de las figuras centrales que tiene qué ver en este proceso de expansión del muralismo moderno de las normales es José Hernández Delgadillo
.
Para Teodoro Palomino Gutiérrez, ex dirigente magisterial, las luchas sociales nunca existieron como una forma de construcción de una sociedad diferente. Este libro nos llena de una gran satisfacción porque de manera ágil, profunda, pero sobre todo sin faltar a la verdad, incorpora en sus páginas procesos que de otra manera hubiesen quedado en el olvido social
.
Galdino Morán López, ex rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, aseguró que llegó a contar 761 personajes, convertidos a su vez en una polifonía de voces
. De ellos, “81 se repiten en algunos capítulos, aunque hay otros que vertebran el texto: son normalistas rurales. Luis construye un sustrato sobre el que levanta este mural, con su expertise, con su pluma pasada por una fragua del periodismo de la investigación. Pero no sólo eso: hay un estudio etnográfico, entrevistas profundas, investigación bibliográfica, hemerográfica y videográfica”.