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Dos Bocas fortalece soberanía // Oposición gritona e inservible // Norma Piña, jefa de pandilla

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▲ Pese al desastre que anunciaba la oposición, la Refinería Olmeca ya produce gasolinas, con lo que fortalece la soberanía energética del país.Foto Presidencia
C

oncluye el sexenio y la autodenominada oposición –que opera como pandilla– no presentó una sola iniciativa tendiente a fortalecer al país en lo social y lo económico, ni para mejorar el nivel de vida de los mexicanos. Casi seis años (por no incluir los anteriores) con una sola estrategia: rechazar absolutamente todo, con gritería de por medio, a lo propuesto por el gobierno de López Obrador y las obras de infraestructura por él realizadas.

Es una oposición totalmente inútil (que incluye al Poder Judicial) para el país y los mexicanos, en todos los aspectos, amén de que se ha quedado ronca de tanto gritar no, no, no sin siquiera saber, en la mayoría de los casos, de qué se tratan las propuestas presentadas. El quid de su estrategia es que le quitaron los jugosos negocios de los que gozó en sexenios pasados, le cerraron la válvula presupuestal, los moches, los contratos leoninos y todo lo que le generaba abundantes cuan ilegales ganancias.

Eso sí, los ya roncos gritones de la oposición son multitemáticos, porque un día vociferan en contra de la sobrerrepresentación (la misma que gozaron en sexenios pasados) en el Congreso; otro, apuntan al plan C y la dictadura que conlleva; algunos más denuncian las obras faraónicas; del INE no se toca en automático pasan a convocar una marcha contra el propio instituto y así por el estilo. Un día sí y el siguiente también, sin ninguna propuesta alternativa.

Lo anterior viene a colación, porque el pasado sábado inició la producción de gasolinas en la Refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, una de las obras de infraestructura más necesarias para el país. Desde el anuncio mismo de su construcción, esa oposición gritona e inservible registró severos ataques hepáticos y presagió que sería un rotundo fracaso. De hecho, Felipe Calderón (el mismo que prometió una refinería, la Bicentenario, que, esa sí, resultó ser fantasmal) aseguró que se trataba de una crónica de un desastre anunciado.

Fue tal el desastre que la Refinería Olmeca ya produce gasolinas (y diésel desde julio pasado, con todo y el no, no, no) y su producción fortalece la soberanía energética del país y reduce sustancialmente el gasto por importación de combustibles, que en el régimen neoliberal sirvió para engrosar las fortunas de ensueño de unos cuantos.

Se trata de la primera refinería del Estado mexicano en 45 años (la más joven del sistema nacional de refinación, la Antonio Dovalí Jaime, en Salina Cruz, Oaxaca, data de 1979 y fue inaugurada por José López Portillo). Hasta ahí llegó, porque tres años después el régimen neoliberal tomó por asalto el gobierno y en él se quedó 36 años como vil gerente del gran capital. En esta materia se dedicó a importar combustibles al por mayor, porque, decía, producirlos en México no es rentable y sería una dilapidación de recursos del erario, mientras sangraban las arcas nacionales.

Como cápsula de memoria, la primera refinería del país (la Francisco I. Madero en Ciudad Madero, Tamaulipas) se inauguró en 1914 y pertenecía a El Águila, propiedad original de los británicos Weetman Pearson y James Hyslop, quienes llegaron a controlar 50 por ciento del mercado petrolero mexicano. Fue expropiada por el general Lázaro Cárdenas en 1938 y pasó a formar parte de los activos de la nación.

El inventario de refinerías de Pemex llegó a totalizar siete plantas productivas, pero en 1991 Carlos Salinas de Gortari clausuró la 18 de Marzo, en Azcapotzalco (inaugurada en 1933 y expropiada por Cárdenas en 1938), por supuestas razones ecológicas, de tal suerte que dicho inventario cerró 1982 con seis plantas. Pero arribó el régimen neoliberal y no construyó una sola, mientras la importación de combustibles se incrementó prácticamente de forma exponencial, porque elaborarlos en el país no es negocio.

De ahí la relevancia de la Refinería Olmeca, la cual, junto con las seis existentes y la adquisición de Deer Park, en Texas, permitirá reducir en 90 por ciento la importación de combustibles, con miras a que sea el 100 por ciento a corto plazo.

Para dar una idea de qué se trata, sólo en 2018, último año de Peña Nieto (la información es de Pemex), México importó gasolinas automotrices por alrededor de 22 mil millones de dólares, un monto 31 por ciento superior al costo de construcción de la Refinería Olmeca (16 mil 800 millones de billetes verdes). De ese tamaño.

Las rebanadas del pastel

No podía esperarse otra cosa: Norma Piña, en su calidad de jefa visible de la pandilla, se dedica a reventar los foros sobre la reforma al Poder Judicial.

X: @cafevega