Lugar en donde todo florece
so significa Uruapan, que proviene del purépecha Uruapani. El nombre no podía ser mas apropiado, ya que la vegetación de todo tipo, plantas, flores y árboles, brotan por todos lados, igual que el agua. El municipio fue fundado en 1533 por el franciscano fray Juan de San Miguel, para evangelizar a la población purépecha.
La cultura de estas comunidades ha sido predominante en la dinámica cotidiana de Uruapan: las fiestas patronales, las festividades de Semana Santa y de Todos Santos, las danzas, la música, la indumentaria y la gastronomía.
De hecho, esta última fue esencial para lograr en la Unesco el reconocimiento de la cocina mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ya que la presentación rezaba: La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva...el paradigma de Michoacán
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De ese tema fuimos a hablar recientemente a esa bella ciudad en un acto organizado por la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana, que preside Alfonso Nando y la Fundación Javier Marín, que coordina Lourdes Baeza, Lula.
Ese acto se llevó a cabo en la antigua Fábrica de Hilados y Tejidos de San Pedro, un sitio espectacular que conserva su arquitectura original de piedra y ladrillo, con enormes salones cuyos altos techos son sostenidos por columnas de hierro, pisos de anchas duelas de madera y parte de la antigua maquinaria. Se inauguró en 1897 y fue importante apoyo para la consolidación de la industria textil en Michoacán. Elaboraba productos con lino, lana, algodón y seda, que eran comercializados en su tienda La Colmena, situada en el Zócalo de la Ciudad de México.
En 2017, la Fundación Javier Marín comenzó a tener actividades culturales en la Fábrica de San Pedro y dos años más tarde invitó al ayuntamiento de Uruapan a sumarse a este esfuerzo, con el fin de desarrollar un plan maestro para lograr la conversión de este espacio patrimonial en un centro cultural.
Se renovaron los espacios de talleres, salas de exposición, áreas recreativas y se sumaron especialistas para el desarrollo de los programas y actividades culturales. Los tres ejes temáticos de este nuevo centro cultural son arte contemporáneo, diseño y cultura alimentaria.
En 2020, el Taller de Arquitectura Mauricio Rocha fue invitado por la Fundación Javier Marín para diseñar un plan maestro del conjunto del área (8 mil 25 metros cuadrados) para la adaptación óptima de los espacios, siempre tomando en consideración el valor patrimonial y simbólico de este valioso inmueble industrial.
Hasta el día de hoy se han realizado trabajos de la primera etapa con la ayuda de diferentes constructores y patrocinios públicos de los tres niveles de gobierno, donativos privados y de la sociedad civil.
Con la finalidad de ampliar el diálogo con Michoacán, desde 2023 ha habido rica colaboración con el Seminario de Cultura Mexicana y la corresponsalía de Uruapan impartiendo charlas en torno al proyecto Habitar la Memoria.
También tiene una tienda que lleva el nombre de La Colmena, en recuerdo de la que tenían en el Zócalo de la Ciudad de México. Sus esfuerzos se han orientado a comercializar piezas en que los procesos tradicionales, el diseño y el arte contemporáneo se entretejen. La selección de productos se basa en una apuesta por lo hecho a mano, con materiales endémicos, inspirados y creados especialmente en Michoacán, pero también en otras regiones de México.
De pilón tiene junto a la tienda una fuente de sodas donde se puede degustar un buen café de Uruapan, con un postre de la casa y productos de la región. La comercialización de los productos tiene como finalidad contribuir a la sustentabilidad financiera del centro cultural.
También imparten talleres como el de maque incrustado –una de las artesanías más laboriosas que existen– que imparte Martina Navarro, la experta número uno en la elaboración de piezas de gran belleza y el Taller de Saint Phalle. Con profundas sombras y llamativos dibujos de la flora y fauna locales dan vida a guajes, bateas, cofres, biombos, miniaturas y joyería.
Constantemente hay exposiciones de gran calidad, como la que presentó hace unos meses sobre las modas, tramas y textiles, bajo la curaduría de Ana Elena Mallet, la dirección artística de Javier Marín y la mirada de 50 diseñadores mexicanos.
Ahora hay una extraordinaria de fotografías de Graciela Iturbide, con una original museografía del arquitecto Mauricio Rocha.
De ahí nos fuimos a La Mesa de Blanca a degustar la deliciosa cocina michoacana: uchepos, torundas, carnitas, borrego, pozole, aporreadillo y cecina de tierra caliente; de la costa, la cazuela de mariscos, aguachile y tiritas de pescado.