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Suiza se llevó el micrófono de cristal, en el Eurovisión más polémico de la reciente historia

El cantante Nemo, persona no binaria, ganó el concurso con la canción The Code // Manifestaciones y protestas en Malmö por la participación de Israel en el evento

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de mayo de 2024, p. 7

Malmö. La guerra en Gaza ensombreció la final de Eurovisión en Suecia, donde el representante de Suiza ganó el certamen musical más importante de Europa superando a Croacia, que figuraba entre los tres favoritos de las casas de apuestas.

El rapero y cantante suizo Nemo, de 24 años, ganó el concurso con The Code, una canción de batería y bajo, ópera, rap y rock, que aborda sobre el viaje de autodescubrimiento del intérprete como persona no binaria.

El croata Baby Lasagna, cuyo nombre real es Marko Purisic, de 28 años, quedó segundo con Rim Tim Tagi Dim, un tema sobre un joven que abandona su hogar aspirando a convertirse en un chico de ciudad con mejores oportunidades, el gran favorito croata con sus gatos de neón, fue ovacionado por los 9 mil espectadores del Malmö Arena.

El certamen de este año, que se presentó como una celebración de la diversidad europea, se convirtió en el centro de atención política debido a las peticiones de exclusión de Israel por su campaña militar en Gaza.

La israelí Eden Golan, de 20 años, quedó quinta en el concurso a pesar de los llamamientos de los manifestantes a boicotear el país.

La solista se perfiló el jueves como una de las principales aspirantes al triunfo tras clasificarse para la final.

Durante la actuación de Golan se oyeron abucheos, pero también aplausos, según relató un fotógrafo de Reuters presente en el auditorio. El ruido fue en parte audible en la retransmisión vista por decenas de millones de personas en Europa y en todo el mundo.

También hubo abucheos cuando se presentaron los puntos del jurado israelí.

El concurso se ha visto rodeado de polémica por permitir la participación de Israel a pesar de los múltiples llamados a excluir el país por su ofensiva contra la franja de Gaza.

A miles de kilómetros, Tal Bendersky, de 23 años, acudió a un bar gay de Tel Aviv para mostrar su apoyo a Golan. Ganar la competición demostraría que quizás no somos tan odiados, y que la música realmente ha ganado.

Expulsión

Veinticinco países compitieron en la final después de que el artista holandés Joost Klein fuera expulsado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) a primera hora del sábado por una denuncia presentada por un miembro del equipo de producción.

La emisora neerlandesa Avrotros indicó que Klein fue descalificado por un movimiento amenazador hacia una operadora de cámara cuando se dirigía al camerino tras la semifinal.

El representante indicó en varias ocasiones que no deseaba ser filmado. Esto no fue respetado, añadió Avrotros, precisando que Joost no tocó a la operadora de cámara.

La UER justificó previamente su decisión debido a que los hechos estaban siendo investigados por la policía sueca.

Por su parte, la representante de Portugal, Iolanda desfiló con un vestuario distinto al de su actuación y diseñado por una firma palestina, con lo cual desafió la normativa del concurso.

Foto
▲ Celebración del rapero tras ganar el certamen musical más importante de Europa superando a Croacia, que figuraba entre los tres favoritos de las casas de apuestas.Foto Ap

Varios miles de manifestantes se concentraron en el centro de Malmö antes de la final del sábado, ondeando banderas palestinas y gritando Eurovisión unida por el genocidio, un giro del lema oficial del concurso Unidos por la música.

Unos cientos de personas protestaron más tarde también fuera del recinto, coreando: Eurovisión, no puedes esconderte, estás apoyando el genocidio.

Doble rasero

Los manifestantes han estado señalando el doble rasero, ya que la UER prohibió a Rusia participar en Eurovisión en 2022 tras su invasión de Ucrania.

La policía dispersó a manifestantes pro palestinos en los alrededores de la Malmö Arena, sede del encuentro. Más de un centenar de manifestantes, algunos de ellos con pañuelos palestinos, fueron llevados hacia los numerosos camiones de seguridad presentes en el lugar, según un reportero de Reuters que se encontraba fuera del estadio, además se vio a algunos asistentes tendidos en el suelo después de que la policía utilizara gas pimienta para disolver la manifestación.

“No estamos en contra de Eurovisión, sino de que Israel participe en el certamen. No queremos a su representante en Malmö (...) por lo que esta pasando en Gaza", declaró Ingemar Gustavsson, un jubilado sueco.

Unidad y música

La organización del festival sólo permitió la entrada de banderas de los países participantes y prohibió cualquier cartel con mensaje político en el interior del Malmö Arena para que la música, las lentejuelas y la diversión fueran los únicos protagonistas de la velada.

Con ese fin, los asistentes tuvieron que pasar controles de seguridad reforzados, destinados principalmente a impedir la entrada de manifestantes.

La policía sueca asegura que no hubo ninguna amenaza directa contra la competición, aun así Dinamarca y Noruega enviaron refuerzos para garantizar la seguridad.

Para Sally Sadler, una aficionada británica, estas protestan ensombrecen un poco la fiesta.

Ante todo, se trata de unidad y de música. Estamos aquí todos juntos, todas las naciones, por el amor y no por el odio, recordó.

Los votos de los telespectadores constituyeron la mitad del resultado final del sábado, mientras que los jurados de cinco profesionales de la música de cada país participante conformaron la otra mitad.

El ganador de Eurovisión recibe el trofeo oficial de cristal del concurso, que tiene la forma de un clásico micrófono antiguo, con detalles pintados y chorreados con arena. Además, el ganador será el anfitrión del concurso al año siguiente.

Los demás ganadores de la justa fueron Slimane representante de Francia, quien concursó con el tema Mon Amour. Le siguen los ejecutantes de Italia y Ucrania.