Política
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Nosotros ya no somos los mismos

Un comportamiento inimaginable // Candidatura de Xóchitl Gálvez, desatino innecesario // Beatriz Paredes, impensable

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▲ La candidata de PAN, PRI y PRD estuvo repartiendo propaganda electoral a automovilistas en avenida Universidad el pasado viernes.Foto José Antonio López
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n las comunicaciones recibidas por diversos medios (entre ellos una carta que me hicieron llegar por abajo del quicio de mi puerta), me dicen los remitentes (a los que mucho agradezco el tiempo que me dedican), opiniones como éstas: “No creo que seas un volador de noticias, pero… ese relato que haces del comportamiento del príncipe Juan Pablo y su majestad Xóchitl Primera, de no ser cierto sólo podía ocurrírsele a una persona llena de odio. ¿Tú lo eres?” Contesto: A continuación, anoto el vínculo web por medio del cual se me hizo llegar la reproducción del performance escenificado, y gracias al cual tuve acceso al terreno de lo inimaginable: https://x.com/abrahamendieta/status/1775570177649971581?s=20

Otro lector opina diferente: “Te estás reblandeciendo. Rasuraste las majaderías, incoherencias y las faltas más elementales a la expresión oral, y no te atreviste a identificar al sujeto de 27 años, Juan Pablo Sánchez Gálvez, ni a su señora madre doña Xóchitl Gálvez, candidata presidencial de la unión de tres partidos, a los cuales, con la agudeza y sensibilidad política que le son reconocidas, abomina, critica y descalifica, cuantas veces se atreven a acuerparla en mítines y reuniones. No quiero decir que ella mienta y falsee en sus opiniones (a Marco y a Alito, aunque parezca imposible, ya habrá quien los defienda), simplemente señalo que no es nada afortunado, inteligente ni menos agradecido darle coces al pesebre. Estos organismos, que tanto la avergüenzan son, para su fortuna, los padres adoptivos de la gran equivocación, cada día más irreversible del oculto gurú que a todos los tiene hartos, asustados y, finalmente, resignados. ¿Cómo –se preguntan– pudo, en la última gran decisión de su vida, cometer tal equivocación el señor del gran poder? ¿Por qué, don X decidió correr este riesgo tan mortal como innecesario? La edad, la amnesia y la soberbia podrían explicar el desatino. ¿Por qué no Creel Miranda, tan bonito y fifí, como bueno pa’nada? El señor X, que jamás ha tratado al pobrerío sino para sacarle provecho, seguramente pensó: “Toda la ‘gente bien’, preferiría votar por una hippie tardía que por una activista del presente”. Con tal de exorcizar (expulsar al demonio que se ha adueñado de una o muchas personas, desendemoniar), llegaron al extremo de jugarse la Presidencia de la República con una persona a quien jamás habrían invitado a sus casas (si no la han presentado con la familia y pierde la elección, pueden jurar que eso no sucederá nunca). Pero el señor X y su desangelado hijo no pensaron la extensión ni profundidad de esa descocada manera de entender la vida de una puberta grosera y boquifloja. (A esa mentalidad y comportamiento en la adultez se le llama inmadurez pertinaz y de por vida). Ahora al X señor no le queda en su chochez más que seguir pensando: la culpa no es mía. Yo actué con lo que había. ¿Hubieran preferido a Creel que no ganaba volados en la prepa ni con una moneda que tenía águila por los dos lados, dado que solía insistentemente apostar al sol? ¿Y qué tal Enriquito de la Madrid, que cuando jugaba carreras con el muy buen maestro de la cátedra de derecho constitucional, su padre, siempre quedaba en segundo lugar? Y ni se les ocurra pensar en Beatriz Paredes. No fueron pocas las voces que me advirtieron que se trataba de una quinta columnista que había ido a Brasil a tomar cursos intensivos de sabotaje, intervención digital, espionaje, con un siniestro llamado International Bossa Nova Group, integrado por un famosísimo conjunto de terroristas que se oculta bajo los nombres de Caetano Veloso, Antonio Carlos Jobín, Milito Nascimiento, Chico Buarque y que son encabezados por un mentado intérprete que se esconde tras el apodo de Luiz Inácio Lula da Silva.

Perdón por lo abrupto de la despedida, pero el INE no quiso concederme unos 15 minutos para una gentil despedida.

@ortiztejeda