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Desde el otro lado

Los infinitos caminos de la justicia en EU

U

na vez más se comprueba que el laberíntico sistema jurídico de Estados Unidos es usado como medio para evadir la justicia por quienes tienen para pagar por ello.

Puedo dispararle a una persona en medio de la Quinta Avenida y no perder un solo voto, fue una de las célebres y torpes declaraciones de Donald Trump durante su campaña por la presidencia en 2016. Nunca aclaró el sentido de su dicho, pero a la luz de lo que sucede estos días, durante los juicios que se le siguen por diversos delitos, la frase tiene implicaciones. Una es que mediante mil y una argucias legales empleadas por sus abogados puede librar la justicia una y otra vez, al tener los medios para pagarles. Más importante, desde el aspecto estrictamente político, es que quienes a fin de cuentas decidirán la suerte de la carrera política de Trump no son los jueces ni los fiscales, sino los votantes. Ese es un camino muy resbaladizo e incierto en momentos en que cinco o seis estados decidirán quién será el próximo presidente. Para mala suerte de los demócratas sólo en uno, Michigan, Biden tiene cierta ventaja sobre Trump. A pesar de que el presidente ha reducido el margen de ventaja con el que Trump lo supera, aun así, la incertidumbre persiste.

Son muchas las piezas del rompecabezas que influirán en la decisión de los electores el próximo noviembre: inflación, migración, aborto, crimen, Israel-Gaza, Ucrania, etcétera, pero hasta ahora, nadie es capaz de definir cuáles serán los factores preponderantes. En opinión de diversos observadores, los juicios en contra de Trump no lo serán.

Parte de la sociedad considera que la capacidad del ex presidente para pagar a los abogados determinará su exoneración. Si alguien como Trump es capaz de violar la ley como lo ha hecho con toda impunidad, y aun así permanecer en libertad, entonces hay un problema sistémico en el marco de la ley: la percepción es que la justicia es puesta al servicio del mejor postor. La prueba más contundente es que hay miles de personas encarceladas incapaces de demostrar su inocencia por no tener los medios para hacerlo.

Tal vez el problema es más grave cuando alguien como Trump grita a los cuatro vientos que puede cometer cualquier delito, como dispararle a una persona y aun así ganar una elección, porque el problema mismo es para la democracia.