Opinión
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Apuntes postsoviéticos

Chaziv Yar

L

os bombardeos rusos de Chasiv Yar, no menos de 20 a 30 bombas con alas y capacidad de planear y ser dirigidas hacia un blanco concreto se lanzan desde aviones cada día sobre fortificaciones, instalaciones industriales y casas en esa localidad de Donietsk y sus alrededores, seguidos de incursiones prácticamente suicidas de unidades de infantería, parecen confirmar que el Kremlin fijó como meta de su campaña militar en Ucrania para las siguientes semanas en su versión optimista, cuando no para el verano en la pesimista, hacerse con el control de esa estratégica plaza.

Estratégica no para ganar la guerra, sino para intentar liberar (en la lectura de Moscú) u ocupar (en la de Kiev) la totalidad de la región de Donietsk. Porque Chasiv Yar da ventaja a quien la defiende por ser el sitio de mayor altitud de la zona –hasta 247 metros en su punto más elevado– y por contar en su flanco oriental con una adicional barrera natural, el canal Seversky Doniets–Donbás.

Por lo mismo, es considerado la puerta para acercarse a la extensa franja más protegida en Donietsk por el ejército ucranio que es la llamada aglomeración urbana de Kostiantinivka–Kramatorsk–Sloviansk.

Las colinas y la mayor parte de las edificaciones de Chasiv Yar se encuentran en la margen occidental del canal, lo cual complica sobremanera tomar la ciudad, que antes de la guerra tenía 12 mil habitantes y ahora quedan sólo varios cientos de ancianos que se niegan a ser evacuados.

En opinión de expertos militares, no sería sensato intentar ocupar Chasiv Yar (más allá de que la propaganda bélica de Moscú afirme, desde el deshabitado lado oriental del canal, que las tropas ya entraron a la ciudad) y la única posibilidad de que el ejército ucranio se reitere es si surge el peligro de quedar rodeado o que el castigo aéreo, tarde o temprano, cause el efecto devastador que busca.

Sin embargo, todo puede cambiar si Ucrania empieza a recibir el armamento occidental, por ahora bloqueado en Washington, que necesita para contrarrestar las bombas dirigibles rusas.

Aun si Kiev pierde Chasiv Yar, será una derrota más política que militar, pues Ucrania no se rendirá ni siquiera de lograr Rusia el control de la totalidad de las cuatro regiones ucranias que se anexionó, junto con Crimea, el 20 por ciento de su territorio.