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Con la cita, a veces se hace la luz para algunos
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 14 de abril de 2024, p. 10

Matamoros, Tamps., En medio de la violencia que azota esta ciudad fronteriza, a veces se hace la luz para algunos, la de los afortunados que logran ingresar a Estados Unidos de manera regular a través de la aplicación CBP One.

Entre semana, a las 6 de la mañana y a las 2 de la tarde, grupos de alrededor de 380 personas, provenientes de diversas naciones como Haití, Venezuela y Honduras, se dan cita en el Puente Internacional Brownsville-Matamoros para cruzar a territorio estadunidense.

Con apenas una mochila o una maleta en la que guardan sus escasas pertenencias, pero vestidos con sus mejores ropas, bañados y muy sonrientes para recibir esta nueva oportunidad de vida, las personas, entre ellas familias con niñas y niños, forman filas en espera de las indicaciones del personal del Instituto Nacional de Migración (INM), encargado de entregarlos a las autoridades de Estados Unidos.

Mirna es una hondureña que después de cinco meses logró obtener la cita. Su ingreso fue el 29 de marzo, pero mientras llegaba el día acampó junto con su hijo de cinco años de edad en el bordo del Río Bravo, en condiciones precarias, pues dormían en una casa de campaña instalada sobre tierra y piedras, y reforzada con hules y algunas cobijas.

La mujer, hablante de la lengua indígena misquito, dice a La Jornada que para llegar a la frontera sufrimos diferentes problemas, falta de comida y robos.

Expone que se vio obligada a dejar su país porque habitaba en una comunidad llamada Irlaya, en el municipio de Villeda Morales, donde se dedicaba a la agricultura, pero es muy poca la comida que se cosechaba, principalmente arroz y frijol, además de que su familia no ha podido recuperarse de las pérdidas materiales tras el paso del huracán Iota, en 2020.

Sin embargo, todo ello quedó atrás cuando finalmente pisó territorio estadunidense. Por eso expresa sentirse muy alegre de que después del viacrucis que ha vivido para llegar a esta entidad fronteriza, finalmente cumple su sueño. Yo quiero trabajar, darle un mejor futuro a mi hijo, manifiesta.

Gladys Cañas, de la asociación civil Ayudándoles a triunfar, explica que el proceso para solicitar asilo en Estados Unidos va más allá de conseguir una cita. No es fácil, se lleva su tiempo y tienen que demostrar con pruebas que realmente tienen miedo de estar en su país, enfatiza.