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Infancia y sociedad

Si yo fuera presidenta… (Decálogo 3 y 4)

3I

nstituto Nacional para la Infancia. Urge conceptualizar políticamente a la niñez como el recurso natural no renovable más valioso. Decimos no renovable porque cada infante que sobrevive a la pobreza y la desnutrición, y que no recibe educación, se convierte en un individuo de pocas capacidades y con grandes dificultades para recuperar el tiempo de desarrollo perdido. Si la sociedad lograra restructurarse institucional y económicamente teniendo como eje central el desarrollo de la niñez, con seguridad podría alcanzar un auténtico desarrollo humano, ético y económico. Eso lo comprendieron hace mucho países como Suecia o Finlandia que –al no tener enormes riquezas naturales como nosotros–, apostaron al desarrollo de su capital humano.

En México, la única persona que comprendió bien el valor de la niñez fue doña Eva Sámano de López Mateos, primera dama de México (1958-1964), quien creó el INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia). Por su pensamiento y sus acciones para la niñez recibió los doctorados honoris causa por la Universidad Femenina de Filipinas y por la Universidad de Florida. Sin embargo, sus ideas no tuvieron continuidad y los siguientes gobiernos volvieron a las prácticas asistencialistas, que finalmente invisibilizaron a la niñez al sumar su vulnerabilidad con la de ancianos y minusválidos, etc., en ese gran saco sin fondo que ha sido el DIF –caja chica de primeras damas–.

La próxima Presidencia de México debe recuperar la inteligencia institucional perdida y devolver a la infancia el valor científico y cultural que merece y que al país conviene. El rezago histórico de protección a la niñez es uno de los orígenes de la delincuencia que hoy azota al país y ello exige la creación de un organismo nacional (instituto o ministerio) que ejecute un plan de protección y desarrollo de la infancia.

4. Sistema Nacional de Vacunación. Restablecer el sistema nacional de vacunación, que en 2018 ya alcanzaba 90 por ciento de cobertura en la población infantil, es una de las tareas más urgentes para proteger a nuestros niños. Sin salud, los niños no crecen ni desarrollan su inteligencia. Hoy, por la falta de vacunas, enfermedades y epidemias que habían sido superadas amenazan a 6 millones de niños que no han recibido el esquema básico.