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Decisiones de política monetaria
E

l 20 y 21 de este mes, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco de México (BdeM) anunciaron su decisión de política monetaria para las siguientes semanas: la Fed resolvió mantener el rango de tasas para los fondos federales entre 5.25 y 5.50 por ciento anual; el BdeM redujo en 0.25 puntos porcentuales el objetivo de la tasa de interés interbancaria a un día de 11.25 a 11 por ciento. Con esta decisión, la Reserva Federal sostuvo su postura restrictiva, mientras el BdeM podría haber iniciado un proceso de relajación que iría disminuyendo paulatinamente el costo del dinero para fines crediticios, aunque mantuvo una postura restrictiva.

Los propósitos de estos dos bancos centrales son diferentes. Como se señala explícitamente en el comunicado de la Fed, el Comité Federal de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) busca alcanzar el máximo empleo con una tasa de inflación de 2 por ciento a largo plazo. La junta de gobierno del Banco de México en su comunicado reafirmó el compromiso con su mandato prioritario de consolidar un entorno de inflación baja y estable con una meta de 3 por ciento. Estas diferencias de propósitos, por supuesto, influyen en las consideraciones que ambos toman y que impactan a sus respectivas economías.

Las metas de 2 y 3 por ciento para Estados Unidos y México fueron fijadas hace tiempo por los propios bancos centrales. De modo que, haciendo uso de su autonomía, ellos deciden ese objetivo y luego resuelven su política para cumplirlo. En el caso de 2 por ciento de inflación a largo plazo para la economía estadunidense, se ha cuestionado si ese número constituye una meta sensata. Siempre sería posible establecer la meta en 3 por ciento, lo que significaría que en Estados Unidos ya estarían en el rango buscado y, en consecuencia, se habría cambiado la postura monetaria de restrictiva a neutral. Dicho en corto, hubieran disminuido las tasas que pagan todos que tienen créditos bancarios medio punto porcentual o más.

Lo mismo puede decirse para la meta de 3 por ciento de inflación para México. Es posible explicar de dónde salió ese número, lo que difícilmente puede explicarse es porqué ha permanecido en ese nivel, aunque las condiciones económicas han variado sustancialmente. En el último trimestre de 2023 el índice nacional de precios al consumidor aumentó 4.4 por ciento anual. Si nuestra meta fuera de 4 por ciento, prácticamente estaríamos llegando a ella, de modo que la reducción de la tasa interbancaria podría haber sido mayor.

Para la toma de decisiones los miembros de los comités respectivos de los bancos centrales utilizan información económica dura, tanto global como de sus propias economías, pero también incorporan factores subjetivos. En cuanto a lo primero, establecen un balance de riesgos para su decisión. Consideran la evolución de la actividad económica, del mercado de trabajo, de la tasa de desempleo y, por supuesto, de los elementos relevantes de la economía global con una estimación de la manera en la que la modificación del panorama global pudiera afectar a las respectivas economías.

Pero también incorporan la confianza. Los estadunidenses señalan que los miembros del FOMC tiene que ganar confianza en que la inflación se mueve sostenidamente hacia la meta de 2 por ciento. Los mexicanos advierten sobre las expectativas a mediano y largo plazos y su impacto en los mecanismos de formación de precios. Estas diferencias, sin embargo, no significan que sus perspectivas teóricas difieran. Como se ha mostrado insistentemente, los dos bancos centrales en este episodio inflacionario actuaron tarde y mal.

Pensaron que el brote inflacionario era pasajero y resultó que permaneció. Luego sostuvieron que, como siempre, la inflación se debía a un exceso de demanda provocado por las políticas fiscales y resultó que era provocada por dificultades del lado de la oferta, complicaciones en las cadenas de suministro derivadas de la pandemia. Pese a que las cosas eran diferentes actuaron como siempre. Powell y Lagarde reconocieron que no había suficiente información, Powell expresó: Navegamos mirando las estrellas, pero el cielo está nublado. Lagarde preguntó: En esta época de rupturas y cambios no sabemos si estamos regresando al viejo mundo o entrando a uno nuevo, ¿cómo podemos asegurar que las decisiones políticas sigan siendo robustas?

Así las cosas, tanto en EU como en México, las decisiones de los banqueros centrales siguen sosteniendo la visión derivada del consenso monetario que impuso el pensamiento neoliberal. Son producto de esa línea de pensamiento que denominaron única. Pero resulta que no sólo no es única, sino que es incorrecta. No se trata de señalar su equivocación teórica, sino que de ella se derivan consecuencias negativas sobre la economía.