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Al menos cinco civiles fallecidos

Lanza el Kremlin en Ucrania el mayor bombardeo a plantas de energía

Apagón en regiones enteras, reconoce el presidente Volodymir Zelensky

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▲ Un trabajador médico consuela a una mujer en el lugar del ataque aéreo ruso de ayer, en Zaporiyia, Ucrania, que tuvo como blanco infraestructura esencial.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 23 de marzo de 2024, p. 18

Moscú. La madrugada de ayer, Rusia lanzó el ataque más intenso contra infraestructuras energéticas de Ucrania en lo que va del conflicto armado, dos años, informó Volody-mir Kudrytskyi, director general del consorcio UkrEnergo que suministra electricidad.

El presidente ucranio, Volodymir Zelensky, al lamentar las muerte de al menos cinco personas y decenas de heridos, dio a conocer que los radares de los sistemas de defensa aérea detectaron 90 misiles de diferente tipo, de esos que no tienen demora, a diferencia de las ayudas a nuestro país, recalcó, y 60 drones explosivos.

Las regiones más afectadas resultaron Járkov, Zaporiyia, Sumy, Poltava, Odesa, Dniepropetrovsk, Leópolis, Vinnitsa e Ivano-Frankovsk. El ejército ucranio reportó que pudo derribar sólo 90 de los 150 artefactos. Reconoció que dieron en el blanco siete misiles hipersónicos Kinzhal (Puñal), 10 misiles de crucero, así como un número no especificado de cohetes balísticos. Las consecuencias del ataque –basándose en información de la prensa ucrania– se dejaron sentir sobre todo en Járkov, donde sufrieron severos daños dos plantas eléctricas que dejaron sin suministro de luz y agua varios distritos de la ciudad. Una hidroeléctrica sobre el Dniéper, en la zona de Dniepropetrovsk, recibió varios impactos en la sala de máquinas y se produjo un gran incendio, pero se descarta que la represa pudiera venirse abajo.

A lo largo del país, indican, hay regiones enteras con cortes de luz, líneas de alta tensión caídas, plantas eléctricas y subestaciones afectadas, incluso en las zonas occidentales, en teoría alejadas de la línea del frente.

También dejó de funcionar una línea de fluido eléctrico en la central atómica de Zaporiyia.

No obstante, Kudrytskyi asevera que el sistema de energía del país funciona de manera estable.

Todo esto, por simple casualidad, sucedió el día en que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, reconoció lo que en este país no estaba permitido decir en voz alta, era delito y podía significar hasta varios años de cárcel: que Rusia libra una guerra en Ucrania.

Lo hizo en forma poco ortodoxa, no en una declaración formal, sino al conceder una entrevista a la revista Argumenty i Fakty (Argumentos y Hechos), que empezó a circular ayer:

Estamos en guerra. Sí, esto comenzó como una operación militar especial, pero apenas se configuró allá ese grupúsculo, cuando el Occidente colectivo se convirtió en participante del lado de Ucrania, para nosotros esto se volvió guerra. Estoy plenamente convencido, afirmó Peskov.

Los observadores de la política interna rusa se preguntan si lo dicho por Peskov representa un cambio oficial en el discurso del Kremlin o si es sólo su opinión personal y, al respecto, recuerdan que el diputado municipal de Moscú, Aleksei Gorinov, fue condenado a siete años de cárcel por pronunciar la palabra guerra en una sesión del Parlamento urbano.

Inscriben las palabras de Peskov más bien en los preparativos para justificar, lograda la relección del presidente Vladimir Putin, la puesta en marcha de una medida sumamente impopular como es una nueva ola de movilización de reservistas.

Ya el miércoles anterior, el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, anunció en una reunión de la plana mayor del ejército que antes de que termine 2024 se van a conformar 30 unidades nuevas, 14 divisiones y 16 brigadas, lo que a juicio de los expertos militares mediante una simple operación aritmética, equivale por lo menos a 200 mil soldados de refuerzo, dependiendo de a qué áreas vayan destinados y en que calendario táctico.