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Nosotros ya no somos los mismos

Agradecimiento // El país y la torre de marfil // El eX del INE

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Me congratulo porque, por fin, el 18 de febrero dio color aunque haya sido, como de costumbre, embozadamente, don Lorenzo Córdova.Foto Cristina Rodríguez
A

gradezco tu atinada corrección sobre el segundo apellido del ex director del INE, don Lorenzo Córdova Vianello, al que yo le adjudiqué, sin mala intención, el de Montoya. No es mi costumbre ofender a nadie con un fingido o involuntario lapsus de esta dimensión. Otros lectores me aconsejaron no dar por recibida tu atinada enmienda y, ya que casi nadie lo notó, seguir adelante. Pero a mí no me pareció justo hacerme el desentendido después de la razón que tenías en tan oportuno señalamiento. A ti, a Eloísa Ortega, Chiquis Castro, Joel Joedor (así se identifica), Leonardo Palomino y a todos los que posteriormente localizaron mi falta y a quienes ya agradecí su preocupación por ayudarme corrigiendo mis descuidos.

Tengo otros reclamos del todo atendibles y, aunque se refieren a cuestiones diferentes, todos coinciden en que mis comentarios al aguado, contradictorio, mal escrito y dicho, repetitivo, ocultista y collón discurso, del señor ex presidente del INE, yo no fui capaz de resaltar algunas de sus confesiones de parte, merced a sus manifiestas (aunque, obviamente, inconscientes) declaraciones. Por ejemplo, el orador dice: Comienzo por reconocer que el nuestro es un país que arrastra muchos problemas: la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad, son graves asuntos que no sólo no hemos resuelto, sino que siguen siendo pendientes (doctorcito Córdova, ¿no se le ocurre que si no los hemos resuelto, aunque usted no lo crea, siguen pendientes?), que agravian y que incluso se agravan. (Al contrario, se agravan y por eso, agravian). ¿Pues en qué país, en que planeta, ha vivido su medio siglo de existencia? Para que usted reconozca las condiciones de su país, tendría que haberlas conocido antes y luego, re-conocerlas. Pero su currículum, su pequeña biografía constreñida habla tan sólo de los muchos años trepado en la torre de marfil contemplando a sus semejantes vivir bien o mal, pero viviendo. Este medio siglo de hibernación ideológica, política, de desinterés por la res publica (o sea, el bien que no es privado, bien del que todos pueden beneficiarse, aquel que de manera permanente presta un servicio de utilidad general). Conceptos de los cuales se deriva la palabra república, que usamos a diario sin saber a qué, exactamente, nos estamos refiriendo. Lo que sí me llama mucho la atención es que dentro de sus datos curriculares se anoten las variadas cátedras que el eX del INE ha servido en los más altos niveles académicos tanto de la UNAM, como en otras prestigiadas instituciones, los libros de los que es autor o coautor, los puestos desempeñados en organismos de gobierno, su vida en el extranjero, (seguramente alternando con Pasquino, Bobbio o Sartori) y, sin embargo, no hallé la menor referencia a ninguna adhesión, membresía, afiliación ni menos militancia política en cualquier asociación, congregación, club o partido político. Ninguna declaración, fijación de postura sobre algún tema inevitablemente discutible. Los escrupulosamente indefinidos, los orgullosamente neutrales suelen ser emboscados, quintacolumnistas. Mi abuela decía: del agua mansa nos libre Dios. Como muchas veces, tenía razón. Me congratulo porque, por fin, el 18 de febrero dio color aunque haya sido, como de costumbre, embozadamente. Hasta aquí el capítulo de este lunes 18 sobre el eX (presidente del INE), don Lorenzo Córdova. ¿No les parece muy conocida la X. Ya lo explicaremos.