Opinión
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Isocronías

Una reiteración

E

l arte de todo arte consiste en repetir sin repetir, sigo creyendo, no obstante haberlo dicho hace años. Si, hablando a rajatabla, la repetición empobrece el trabajo, el sentido del trabajo, lo recomendable es retirarla; si, por el contrario, actúa en favor, en pro de su enriquecimiento, dejarla es lo que procede.

Te quiero más que a mis ojos / más que a mis ojos te quiero / pero quiero más a mis ojos / pero quiero más a mis ojos / porque mis ojos te vieron, entona Pedro Infante en la película Tizoc, copla o cancioncilla en la que la palabra ojos, aparte otras repeticiones, aparece sin estorbo alguno, más bien como a manera de encantamiento, en cada verso.

Difícil que alguien no conozca, así sea por la canción, el célebre soneto de Leduc, a la vez tour de force, sobre el tiempo, donde compuesta o simple, en singular o plural, dicha palabra va en cada verso (remata 12) sin debilitación alguna. El encanto, frescura e ironía se pierde un tanto en la composición de Rubén Fuentes, que suele interpretarse de modo algo engolado, pero aun así queda bien claro que el texto es una lúdica demostración de diestra habilidad y decidido arrojo.

La canción Sufrir (https://www.youtube.com/watch?v=PA3EsLU-mEU), del premiado Agustín Villegas, durante mucho tiempo en los primeros lugares de popularidad, deja ver hacia el final el temor supersticioso que algunos tienen a la repetición: la letra, que hubiera cerrado perfectamente con la palabra-título, concluye en “y esa desilusión / esa desilusión / no la puedo aguantar”. Hay que reconocer, equilibremos, que si el compositor hubiese puesto, lo que tal vez le pasó por la cabeza, sufrir en lugar de cumplir en el noveno verso, la repetición hubiera sido desafortunada.

En poesía tradicional la observancia de la rima, del metro, no relegada aún en la canción, es imaginarnos suficiente la muestra de la aseveración con que abrimos esta entrega. Extraña un poco, no demasiado, que en el afán, a no dudar legítimo, de vivir nuestro tiempo, nos olvidemos de siglos y siglos de nada oscura tradición (la costumbre heredada: Lapesa), acaso –mejor dicho– luminosa.

Partir de cero siempre es posible, no en general aconsejable. Mas si de cero hay que partir, por la razón que fuere, o hay que saber que se tuvo una herencia o hay que acudir en procura de ella, suponiendo de verdad que… el arte de todo arte consista en repetir sin repetir.