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Isocronías

Disolvencias

C

on Pedro Valtierra hicimos esta especie de aforismo susceptible de ser leído como dos o más versos: El que sabe mirar sabe callar. El que sabe callar sabe mirar.

Percibir, sentir, imaginar… Tal la tríada del inteligir poético.

Canción de un gorrión perdido: Queja o éxtasis decía / el gorrión que así cantaba / y que así el aire endulzaba / y como espinoso ardía. / En canto se disolvía / y volvía a la vez en sí. / Me he encontrado y me perdí / al mismo tiempo. Aquí estoy / llegando a donde me voy / de mí, y a mí. Que es así / nadie negarlo podrá. / Soy un quizá sin quizá, / soy un canto desmedido / pero sin pizca de ruido. / Soy un alerta constante, / la llama soy del diamante / en la oscuridad nacido. / Gorrión soy, pero entendido / también sabio decidor / desa luz, dese calor. // En esa llama encendido / mi corazón va soltando / su cantar, discreto, blando, / mas preciso, decidido. / Eternidad, ora es cuando / el infinito cumplido / astro tras astro va hablando / por mi buche y lengua. Mando / mejor mi voz no ha tenido, / diz el gorrión sospirando. // La canción aquí se acaba / y el cantor aquí se va. / Se acabó lo que se daba, / pero no lo que se da. / Lo que se da ha de seguir. / ¿Se da? No puede morir.

No es que no haya o no haber deba esfuerzo alguno en el trabajo artístico; tal produciría, de algo producir, obra sin energía, débil, banal. Pero el esfuerzo que solicita la obra, sin el cual nomás no, es uno que aun cuando esforzado, forzado nunca.

Busca la resonancia de tu voz / y una vez encontrada / trabájala / hasta que se convierta en armonía / desprendida de ti, originada / como en sí misma, sólo en sí misma / y tú en el centro, atento, abierto / a perderte en sus ondas desasido, / a su tranquila escucha abandonado, / disuelto / en las voces que ocurren, que concurren / como al llamado de tu voz.

El poema –y cuando él, con él el poeta– habita la zona fronteriza entre lo real y lo irreal, entre lo abstracto y lo concreto, entre el desbordamiento y la contención, entre el tú y el yo, entre el consciente y el inconsciente, entre el orgullo y la humildad, entre el Todo y la Nada, entre la trascendencia y la aniquilación.

No literaturices la poesía, no poetices la poesía, percibe la poesía que hay en lo que hay, y transcríbela, en sus propias palabras, las de la poesía, con suerte también tuyas.