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Cada función de teatro es un universo de aprendizaje y experiencias profundas

Margarita Sanz protagoniza La gaviota // Es una obra de Antón Chéjov a la que Cristian Magaloni da otro enfoque, comenta

 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2024, p. 7

Margarita Sanz, ganadora de tres premios Ariel y quien ha actuado en diversos recintos y formatos durante cerca de seis décadas, en el teatro encuentra su mayor pasión, es estar viva, porque cada función es un universo de aprendizaje y de experiencias profundas.

La actriz, nacida el 20 de febrero de 1954 en Guadalajara, Jalisco, pisó por primera vez las tablas cuando tenía siete años de edad y desde entonces ha incursionado en teatro, cine y televisión. Interpreta a Arkadina en La gaviota, obra del dramaturgo ruso Antón Chéjov, que, dirigida por Cristian Magaloni, hace temporada en el Foro Lucerna.

Comienzo en el arte escénico

De su nacimiento en la música y el arte escénico, Sanz contó: empecé a hacer teatro desde los siete años, porque mi madre y otras señoras tenían un grupo en el cual se organizaban espectáculos de verano para un sanatorio en Guadalajara; entonces quitábamos los muebles, poníamos un pequeño escenario en el que representábamos extractos de comedias musicales estadunidenses; se cobraban cinco pesos por la entrada y ese dinero se destinaba al orfanato.

Después “llegamos a teatros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde cabían más personas y seguíamos con esta especie de misceláneas que eran escenas de varias comedias; además, todo empezó porque me gustaba la canción Eddy, Eddy, que interpretaba Angélica María, y un día cuando yo la cantaba mi mamá me dijo entre risas: ‘¡tú eres una actriz cómica y vas a ser actriz’; lo cual ha sido mi forma de vivir y de respirar esta vida”.

Fue en 1970 que Sanz llegó a la Ciudad de México; comenzó a estudiar en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes. Después me cambié al Centro Universitario de Teatro, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con el maestro Héctor Mendoza, a quien le aprendí muchísimo, fue donde concluí mi carrera.

Recordó: cuando empecé a hacer teatro fuera de la UNAM, me di cuenta de que las cosas eran distintas sobre todo en la mística del trabajo, pues había personas que se peleaban por un crédito o porque no les pagaban bien.

Además pertenecí al Sindicato de Actores Independientes, que se separó de la ANDA, en la década de 1970. Ese movimiento me enseñó mucho como ser humano y me involucré en una lucha política muy importante que dividió al gremio. Entonces, me di cuenta de que la UNAM era un huevito maravilloso de creatividad, disciplina, orden, ética y mística de trabajo y que fuera de ahí las cosas eran muy distintas; luego en la televisión todavía fueron más diferentes.

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▲ Sanz, acompañada de Boris Schoemann. Atrás de ellos, Ditmara Náder. La obra tiene temporada en el Foro Lucerna.Foto cortesía de la producción

Sanz ha obtenido los Arieles a mejor actriz, mejor coactuación y mejor actriz por las cintas El callejón de los milagros (dirigida por Jorge Fons); Frida, naturaleza viva (Paul Leduc) y La habitación azul (Walter Doehner), de manera respectiva.

Espléndida tragicomedia

Respecto de La gaviota, montaje en el cual se encuentra concentrada, contó: es una tragicomedia espléndida; Magaloni le dio otro enfoque a este clásico; es decir, se cuenta la misma historia, pero de una manera muy distinta, con un sentido del humor inteligente, que se halla en todos los lugares más oscuros de la trama y con personajes que son complejos. Llama la atención que le está gustando a los jóvenes, que no tienen prejuicios de ver clásicos desde otro punto de vista.

Arkadina, explicó Sanz, es una actriz, un poquito de la vieja guardia, conservadora, muy sensible e inteligente, pero tiene problemas con su hijo, porque se salió de la universidad y vive en una hacienda perdida, creyéndose un genio incomprendido.

Puntualizó: las tragicomedias generalmente dejan una enseñanza, porque son como aventuras espirituales de los personajes, mediante los cuales el espectador puede analizar la vida; Chéjov, jamás juzga a sus protagonistas, sino los presenta como son y de ahí uno saca la enseñanza.

Otro aspecto a destacar, precisó, es que la escenografía no sólo es un lugar físico en donde estar, sino, junto con la utilería, cobra una dimensión poética-metafórica y el texto se mueve entre el discurso cotidiano y lo poético en una historia entrañable.

La gaviota es una obra atemporal que continúa resonando con su complejidad y riqueza emocional. En su trama cuenta que en una casa junto a un lago, es el lugar donde una familia se reúne en verano. Surgen amores entrelazados, viejos rencores familiares y el sentido del humor propician una reflexión sobre la naturaleza esquiva de la felicidad.

El elenco está integrado, además de Sanz, por Boris Schoemann, Roberto Beck, Assira Abbate, Pablo Perroni, Lourdes Gazza, Julio César Luna, José Ramón Berganza, Ana Kupfer y Ditmara Náder. La gaviota tiene funciones los martes a las 20:30 horas, hasta el 16 de abril en el Foro Lucerna, ubicado en Calle Lucerna número 64, colonia Juárez.