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Escenifican la capacidad humana de reconstrucción tras una ruptura amorosa

La compañía Trabuco Teatro presenta Un cuerpo devastado es mañana y el 4 de marzo en La Capilla

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▲ Se trata de una puesta poco convencional, ya que no tiene una historia lineal ni personajes definidos, explicó el director Carlos Virgen en entrevista.Foto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2024, p. 5

¿Somos los mismos después de una ruptura amorosa? Es el tema del monólogo Un cuerpo devastado es, que se presenta los lunes hasta el 4 de marzo en el Teatro La Capilla (Madrid 13, colonia del Carmen, Coyoacán), a las 20 horas.

La puesta en escena, a cargo de Trabuco Teatro, se vale del arte performático para ahondar en las tensiones entre lo humano y lo maquinal, la vida y la muerte, el deseo y la libertad, lo cotidiano y lo onírico, con el afán de subrayar esa gran capacidad de humana de sobreponerse a la adversidad, el dolor y la tragedia.

Según su director escénico, Carlos Virgen, es una obra no convencional desde la propia dramaturgia, en la que Fernanda del Monte propone un texto de corte posdramático; es decir, sin historia lineal ni personajes bien definidos, sino más bien centrado en lo poético y reflexiones que tienden a lo filosófico e intelectual.

Habla de un personaje femenino que está tratando de reconstruirse después de una ruptura amorosa, de rehacer su identidad a partir de su cuerpo. Aunque aquí nos referimos al quiebre sentimental, el texto podría aplicarse a cualquier personaje que se está recuperando de alguna situación traumática en general, explica el creador escénico en entrevista.

En la obra, esa mujer trata de reconstruirse a partir de recuerdos, memorias, sueños, pesadillas, un poco pedacería de lo que ha vivido en el pasado. Ahí entra también el dilema de si, en ese proceso, ella es totalmente humana o un poco una máquina, cómo se siente, al estar condicionada por las reglas, las expectativas sociales, las instituciones y las rutinas del día a día, agrega.

Más cerca de una instalación

Otro aspecto que hace singular esta propuesta teatral es que, acorde con la naturaleza del texto dramático, además de no tener estructura, anécdota ni historia lineal, como ocurre como las obras de teatro convencionales, se aproxima más a una instalación, define el director.

A ello contribuye también, dice, un dispositivo escénico que acentúa la experiencia sensorial de la actriz y el público, y genera gran intimidad entre ellos, al estar ubicados a sólo un metro de distancia.

Eso propicia que, sensorialmente, la puesta sea muy interesante, pero no elimina que al mismo tiempo escuchemos un texto que está en los cruces de lo poético y lo intelectual, sostiene.

Considero que, para el público, es una experiencia muy interesante y distinta a lo que ha visto antes en escena. Es un entretenimiento inteligente que incluye muchas reflexiones sobre qué es la identidad, cómo reconstruirse y cómo salir adelante de la rupturas. Estoy seguro de que será una experiencia muy agradable.

Con cerca de una hora de duración, e interpretada por Paulina Elías, Un cuerpo devastado es apela a demostrar que, si bien los seres humanos somos capaces de rehacernos después de una situación o de un proceso traumático, esa reconstrucción nunca es perfecta; considero que es algo que todos hemos experimentado, sostiene Carlos Virgen.

“Nos reconstruimos a partir de recuerdos, memorias, sueños, pesadillas, pero no es que quedemos reconfigurados como estábamos antes del trauma o la ruptura. O sea, es posible salir adelante, pero ya no somos los mismos, sino personas nuevas.

Eso me parece importante, porque a veces en la filosofía muy ligera, digamos la de superación personal, se nos propone que podemos regresar a como éramos antes de la ruptura, cuando es imposible. Sin embargo, el mensaje esperanzador de la obra se mantiene, que es esa posibilidad de reconfigurarnos.