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Los libros impresos, fuente confiable ante la caducidad digital: Giovine Yáñez

La IA ha obligado a las instituciones de memoria a replantearse su función, apunta la nueva directora del IIB de la UNAM en entrevista con La Jornada

 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de febrero de 2024, p. 3

Aunque los soportes digitales permiten gran capacidad de almacenamiento y difusión de datos, una condición de la tecnología también es su caducidad y obsolescencia, por lo que los libros impresos aún tienen gran importancia y seguirán coexistiendo con los formatos electrónicos, afirmó María Andrea Giovine Yáñez, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Agregó que el patrimonio histórico documental significa una fuente confiable de información para pensar nuestra historia, en una época en la que no siempre sabemos si es certero lo que vemos en Internet y redes sociales.

En épocas muy recientes vivimos un giro en la forma de entender la información y el conocimiento, sobre todo a partir de la inteligencia artificial (IA) generativa, que ha sido como una nueva Revolución Industrial y ha obligado a todas las instituciones de memoria, como los museos y las bibliotecas, a replantear su función, señaló la experta en entrevista con La Jornada.

Giovine, doctora en letras y maestra en literatura comparada por la UNAM, y licenciada en traducción por la Universidad Intercontinental, destacó que una de las máximas responsabilidades del cargo que asumió hace unos días es la de custodiar, gestionar y hacer accesible el patrimonio bajo resguardo de la Biblioteca y Hemeroteca nacionales de México.

Tan sólo en el caso del primer recinto, hay un millón 183 mil volúmenes de diversas etapas históricas –el más antiguo de ellos, de 1412–, mientras en la Hemeroteca existen alrededor de 8 millones de ejemplares.

En el periodo 2024-2028, para el cual fue designada por la Junta de Gobierno (JG) de la UNAM, uno de los propósitos de la funcionaria es difundir la riqueza de dicho acervo y hacerla accesible a la gente, además de continuar con el proceso de digitalización de ciertos materiales.

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▲ Con la textualidad electrónica surgió la idea apocalíptica de que los libros iban a desaparecer; por supuesto que no fue así, destacó.Foto Cristina Rodríguez

Se ha hecho un esfuerzo para que la Hemeroteca y Biblioteca nacionales abran sus puertas todos los días. Tenemos que reforzar nuestro vínculo con la sociedad, porque no se puede amar lo que no se conoce. Por eso es importante que realicemos proyectos para dar a conocer nuestro patrimonio a públicos muy diversos, enfatizó.

En tiempos en los cuales lo digital parece ganar un terreno definitivo ante lo impreso, el papel sigue teniendo un rol qué jugar. Se pensaba que con lo electrónico la idea del almacenamiento ya estaba resuelta y que se iba a poder tener información infinita, pero vemos que los soportes electrónicos caducan y la obsolescencia es una condición de lo digital, recordó.

Al surgimiento de la textualidad electrónica, hubo toda esta idea apocalíptica de que los libros iban a desaparecer; por supuesto que no fue así. Al contrario: vimos un regreso a la materialidad del libro de papel, sobre todo en el ámbito literario, que es todo lo que se ha llamado posdigital.

En lo que va del rectorado de Leonardo Lomelí, cinco de las seis designaciones de nuevas titulares de facultades e institutos han recaído en mujeres, lo que hace a Giovine pensar que este es un momento clave para ellas. Pero la universidad decide en función del mejor perfil y, afortunadamente, ha habido muchas las mujeres que hemos demostrado tenerlo. No ha sido una cuestión de cuotas, sino de capacidad.