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Podrían formar uno de los países más poblados
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▲ Instalaciones de Cafemin, casa de acogida para mujeres migrantes y refugiadas.Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de febrero de 2024, p. 9

Sumadas, las mujeres migrantes podrían formar uno de los países más poblados del mundo. De los 281 millones de personas en movilidad internacional, 48 por ciento son niñas y adolescentes y adultas, es decir, 134.8 millones, según los datos más recientes. Además, representan más de 50 por ciento de los 35.1 millones de humanos en desplazamiento forzado. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que uno de cada 30 habitantes del planeta es migrante.

Ellas realizan los trayectos solas y acompañadas, pero investigadores del tema y activistas alertan que año tras año crece la migración transgeneracional, que incluye a abuelas, madres, hijas y nietas.

Los motivos para migrar, destaca Dana Graber Ladek, jefa de misión de OIM México, son diversos. Entre ellos, la violencia de género en sus hogares y la generalizada, falta de oportunidades económicas, pobreza extrema, desastres naturales y cambio climático, así como la búsqueda de la reunificación familiar.

Sin detenerse

Kenya Morales, del Colectivo de Investigación sobre Migración en México, afirma que si bien las mujeres han participado por décadas en esta diáspora global, en la actualidad muchas son madres solteras que viajan junto a otras mujeres de la familia en busca de un mejor proyecto de vida, como garantizar a sus hijos un destino distinto al que puede ofrecer su país de origen. Son mujeres fuertes que transitan uno de los territorios más peligrosos del mundo, y que pese a ello, no se detienen.

Datos de la OIM México y la Secretaría de Gobernación (SG) refieren que el incremento anual de mujeres que pasan por México es de uno por ciento de 2021 a la fecha, pero si las vemos por número, representan muchas más, alerta Graber. En cuanto a una migración con perspectiva de género, detalla que han aumentado las mujeres en movilidad acompañadas de sus hijos, e incluso embarazadas o en etapa lactante, lo que genera más vulnerabilidades.

Abuelas migrantes

Magdalena Silva Rentería, directora de la Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada (Cafemin), destaca otro fenómeno: la migración de mujeres de la tercera edad. En lo que va del año “hemos recibido a varias de entre 60 y 70 años. Su condición como mujeres migrantes es mucho más vulnerable (…) vienen con la salud mermada, enfermedades crónicas e incluso cáncer”.

La mayoría inician su diáspora, explica, porque “sus hijos ya no pueden tener una vida en sus países de origen, tanto por violencia, pobreza extrema y falta de oportunidades. La narrativa es casi siempre la misma: ‘de morir allá y morir en el intento, mejor hacerlo en la búsqueda de una mejor vida’, afirman muchas de ellas”.

A las adultas mayores, añade, no les queda de otra que migrar. Si la familia se mueve, ellas tienen que hacerlo también, ¿a qué se quedan en sus lugares de origen?

El doctor Iván Porraz Gómez, profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y experto en migración, destaca que con el incremento de las caravanas fue evidente la presencia cada vez más numerosa de mujeres en tránsito, aunque esto no implica que no hayan estado ahí desde hace décadas, pero en años recientes comenzó a ser mucho más visible.

Las detectamos en un tránsito a veces solitario, pero cada vez es más común que realicen sus trayectos acompañadas de su familia: hijos, madre, hermanas, tías, sobrinos. Las mujeres presentan una enorme diversidad de experiencias migratorias, que incluye una composición familiar también diversa, apunta.

Conocí en 2023, narra, en una de las caravanas que avanzó desde Tapachula, Chiapas, por la carretera del Soconusco, a una familia que traía una niña con parálisis cerebral. Estaba acompañada de su abuela, madre y tía, quienes se turnaban para cuidarla. Su esperanza era llegar a Estados Unidos y lograr mejor atención médica para la menor.

La presencia de las abuelas en las caravanas y los procesos migratorios aún es un hecho poco estudiado, reconoce, pero en el que habría que indagar cuál es el papel de las adultas mayores en el tránsito migratorio.

Saben que sus oportunidades de encontrar un empleo en el país de acogida son escasas, pero quizá van más de acompañamiento en el cuidado de los nietos, como forma de apoyo a sus propias hijas.

Agentes de cambio

La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas destaca que las migrantes son importantes agentes de cambio. Transforman normas sociales, culturales y políticas. Además, promueven un cambio social positivo en los hogares y comunidades.

Datos de la OIM indican que casi tres de cada cuatro migrantes internacionales tenían entre 20 y 64 años y 41 millones eran menores de 20 años. La mayoría residen en Asia y Europa (31 por ciento en cada uno), seguidos de América del Norte (21 por ciento), África (9 por ciento), América Latina y el Caribe (5 por ciento) y Oceanía (3 por ciento).

Miriam González, colaboradora del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), destaca que su creciente número se refleja incluso en las cifras oficiales de migrantes detenidos, pues tres de cada 10 son mujeres, así como cuatro de cada 10 solicitantes de asilo.

El informe Migración y movilidad internacional de mujeres en México 2023, de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas de la SG, señala que según cifras preliminares de enero a septiembre de ese año, había 151 mil 669 mujeres en situación irregular en México, es decir, un incremento de 74 por ciento en comparación con las 87 mil 112 reportadas en 2022.

González destaca que en 2015 comenzó a detectarse el aumento del tránsito de mujeres acompañadas de sus familias, madres e hijas, principalmente en edades productivas entre 20 y 60 años, a lo que ahora también se han sumado abuelas, tías y sobrinos.

Alerta que las políticas públicas en la materia aún carecen de perspectiva de género que garantice una diáspora ordenada, segura y humana, en la que las mujeres no tengan que enfrentar múltiples riesgos y violencias, como ocurre actualmente.