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Independencia energética: ¿para qué?
E

xiste en el imaginario popular de un sector muy grande la idea de que las acciones de Estados Unidos siempre son motivadas y encaminadas a proteger la democracia y el libre mercado. Ese sector desconoce la historia moderna de dicho país e ignora las repercusiones de las decisiones que ha tomado. Basta con recordar el famoso incidente de United Fruit, en el cual masacraron trabajadores y derrocaron un gobierno con tal de adueñarse del comercio de plátanos. Claro que hoy día las tácticas son mucho más refinadas. Se utilizan herramientas sofisticadas y se ejerce el control y la presión a través de industrias esenciales que tiene al menos un monopolio natural. Un monopolio natural se da en una industria en que, es lo más eficiente y lógico es que exista un solo proveedor de alguna parte de la cadena de valor.

Estados Unidos (EU) utiliza las industrias y las cadenas de valor, de las telecomunicaciones, finanzas, bancos e Internet para someter países y doblegar a sus gobiernos. ¿Qué tienen en común dichas industrias? Dos cosas, en todas, EU goza de una posición dominante y todas tienen monopolios naturales. Esto queda muy bien explicado y detallado en el libro Underground Empire, de Henry Farrel y Abraham Newman. Un error muy común (y el eje central de la narrativa estadunidense) es pensar que como EU no tiene empresas estatales, su actuar es plenamente objetivo y en beneficio de todos los consumidores. La realidad es que a través del control de industrias estratégicas como el Internet y el sistema de pagos interbancarios Swift, EU es capaz de emitir legislación con alcance extraterritorial y de ser el único país que puede hacer que se cumpla, so pena de ser excluidos de dichos sistemas.

El energético es uno de los sectores más estratégicos y de mayor relevancia para la economía, y en éste, el interés de EU siempre ha sido claro. Como bien dice Daniel Yergin, la historia moderna de Estados Unidos se entiende en la perspectiva de la energía, el uso de lo que se tiene y la búsqueda de lo que no se tiene. En este sector en particular, EU no había sido dominante durante la historia moderna. Siempre se valía del dominio del dólar y de aliados estratégicos, como Arabia Saudita, para tener un poco de control.

Desde los 70, la política energética de EU y de todos los presidentes ha sido la búsqueda de la independencia energética (IE). Bush padre fue muy claro y entendió que depender de un país extranjero es peligroso. Aquí su declaración al empujar la política exterior de su nación: El país debe trabajar hacia la independencia energética. Hemos trabajado muy duro para reducir el consumo de petróleo extranjero, y no seré testigo de cómo el país regresa a un peligroso estado de dependencia. Por cuestiones de espacio, no pondré todas las declaraciones, pero todos los presidentes desde Jimmy Carter hasta Barack Obama tuvieron políticas orientadas a alcanzar la IE. Esto cambió cuando en 2019, cuando EU se volvió exportador neto de energía. Donald Trump lo celebró anunciando un cambio en la política energética. Una vez alcanzada la IE, ahora sería una política de dominio energético, es decir, someter a los países y dominar sus gobiernos, a través del suministro energético. Política anclada en el suministro de petróleo y gas natural (P&G).

Biden llegó en 2021 y continuó con dicha política, de hecho, la administración Biden, a pesar de presentarse como verde ha dado muchos más permisos de exploración y producción de P&G y ha tenido récord de producción histórico y, al contrario de la idea de que en EU es la IP y no se le subsidia, la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) reporta que entre 2016 y 2022 se han otorgado 183 mil millones de dólares en subsidios y apoyos directos a la industria energética de ese país.

Todo pareciera indicar que Trump tiene grandes posibilidades de volver a la presidencia, y aunque no, el pensamiento trumpista se ha normalizado en EU. El gobernador de Texas, Greg Abbott, amenaza cada vez con cerrar la llave del gas natural para obtener concesiones en el tema de control migratorio, y cada vez más se aprecia un apetito de ciudadanos y representantes de EU de influir en los gobernantes a través del suministro de la energía (basta ver el tristemente celebre caso alemán).

A la oposición y sus expertos que no conocen el mundo siempre les surge la pregunta de ¿para qué queremos IE si el mercado nos proveerá? Ya sea por ignorancia o por entreguismo, esos expertos desconocen el peligro y la situación de vulnerabilidad en que la reforma energética de Peña nos dejó. EU tiene la capacidad de ejercer su ley extraterritorialmente y someter a empresas privadas en países ajenos con la amenaza de sacarlos del sistema Swift. La IP en industrias esenciales, en cualquier país, está a merced de la agenda legislativa, regulatoria y política de EU. Entonces, ¿IE para qué? Para mantener la soberanía, la integridad y la seguridad nacional. Claro, para algunos, el entreguismo está bien visto, por eso se continúan preguntando: ¿IE para qué?

X: @aloyub