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En la segunda corrida en la México sale a hombros el francés Sebastián Castella

Pierden oreja Leo Valadez e Isaac Fonseca // Encierro de Xajay con presencia y sin bravura

Foto
▲ Castella, durante su actuación de ayer.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de febrero de 2024, p. 8

Yo me zafo del sitio granadero de la colonia Nochebuena, me dijo un inteligente aficionado medio harto del ambiente pendenciero del domingo pasado afuera de la Plaza México, convertida hace tiempo en escenario de violentos defensores de mascotas que agreden e insultan a pacíficos asistentes ante la despreocupada presencia de la policía. Ayer la autoridad, más previsora, colocó planchas de acero entre los tolerantes aficionados y los rijosos defensores para evitar que éstos volvieran a agredir y a causar más destrozos en el inmueble.

Sin llegar al lleno, el coso registró una muy buena entrada para ver un cartel desequilibrado con la reaparición de otro diestro extranjero consentido del público de la Plaza México, el francés Sebastián Castella, con 41 años de edad, 23 de alternativa y más de 50 corridas toreadas el año pasado; el aguascalentense Leo Valadez (27 años, 6 de matador y algunos triunfos en ruedos españoles en 2023 ) y el moreliano Isaac Fonseca (25 años este mayo; ojo, apenas año y medio de matador y varias tardes triunfales en plazas europeas, donde se ha abierto paso por su arrojo y entrega), que confirmó su alternativa, ante un encierro de Xajay, propiedad de Javier Sordo Bringas, socio de la empresa de la Plaza México, con más kilos que bravura, pues los seis astados recibieron un solo pujal o puyazo fugaz en forma de ojal.

Cartel desequilibrado

¿Por qué desequilibrado el cartel? Porque si la empresa hubiera querido servir a la afición debió incluir en el cartel inaugural a Valadez y a Fonseca con Adame y Roca Rey, con otra ganadería, claro, y poner a toreros mexicanos con más rodaje al lado de una figura internacional como Castella, que no en balde hace dos décadas es matador consentido de la México al contar con la simpatía de la empresa anterior y de la actual, que le ponen ganado y alternantes a modo.

Castella pertenece a la línea de toreros cerebrales, clásicos, sin mayor expresión, pero con cabal dominio de la técnica y sólida ejecución en cuanto hace. Si a ello agregamos un valor sereno y una extraordinaria suerte en los sorteos, trátese de Las Ventas o de la México, se entiende que haya hecho lucir a su pasador lote y cortado sendas orejas, no obstante la media trasera que dejó a su primero y la entera desprendida con la que despenó a su segundo. No tuvo que sudar, sólo echar mano de su larga experiencia y aprovechar a un público urgido de aclamar.

Leo Valadez enfrentó primero a un toro pronto y de fuerte embestida con el que no se acomodó con el capote, pero con la muleta afloró su toreo templado y sentido en reposadas tandas por ambos lados. Remató con manoletinas de rodillas y pinchó antes de cobrar media estocada. Su segundo fue feo de hechuras y de comportamiento. Tras dos pinchazos y descabello escuchó un aviso.

En Isaac Fonseca conmueve su entrega sin adjetivos y una tauromaquia preconcebida que a veces le funciona y otras no. Estas características han provocado en el público reacciones de rechazo y de aclamación, pues el hombre está en un proceso de definición de su estilo, anteponiendo siempre el arrojo, lo que es de agradecer en una época de especulaciones diversas. A su primero le dio tres limpias largas de rodillas en los medios sin moverse, lo que ya no se ve.

Antes del brindis se hizo escuchar con potente voz: ¡Viva la tauromaquia! ¡Viva la libertad!, y se fue a los medios a recibir con dos temerarios cambiados de rodillas a su enemigo, manso voluntarioso, al que hizo lucir más de lo que tenía. Perdió la oreja por pinchar, pero la gente ya no quiere héroes, sino ver torear bonito.