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Para Claudia Cabrera, las escritoras ya no tienen miedo de abordar cualquier tema

En Los desterrados, su libro de cuentos más reciente, sus personajes enfrentan situaciones límites

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▲ La narradora, investigadora y docente de la UNAM recomienda escribir sin miedo, con el propósito de dar rienda suelta a otros impulsos e instintos.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de febrero de 2024, p. 3

Si una narradora es atrevida, sus personajes terminan arriesgándose a hacer otras cosas para llegar a situaciones límites que salen de lo cotidiano. En Los desterrados (Fondo de Cultura Económica, 2023), el libro de cuentos más reciente de Claudia Cabrera Espinosa, los protagonistas de los 12 relatos salen de su zona de confort para enfrentar o vivir realidades extraordinarias.

Para Cabrera Espinosa, las mujeres ya podemos escribir sobre cualquier tema. Antes, quizás había cierta autocensura. Ahora, siento que podemos escribir sobre cualquier cosa y desde la perspectiva que deseemos. Es una literatura que puede no gustar; sin embargo, no nos limitamos.

Ante la autocensura, la investigadora y docente suele recomendar no escribir con miedo, porque, al final, hacerlo es tener un freno que puede ser limitante para el texto. En cambio, si no tenemos miedo, por ejemplo, de quién nos va a leer, y sí nos van a juzgar, podemos dar rienda suelta a otros impulsos e instintos.

Los cuentos de Los desterrados no son precisamente de final feliz, sus desenlaces más bien son inquietantes o angustiantes. No escribí cada relato pensando en que fuera inquietante; sin embargo, al parecer se está convirtiendo en mi estilo, dice la autora de los también libros de relatos Posibilidad de los mundos y Las ondulaciones del mar. En Los desterrados, los cuentos son un poco sicológicos y más urbanos.

Cabrera Espinosa también ha escrito novela, pero el cuento es un género que, aparte de cultivar, le gusta estudiar. Docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde imparte el seminario de literatura fantástica, además de ser investigadora posdoctoral en El Colegio de México, actualmente estudia los cuentos de Emilia Pardo Bazán, una de las primeras feministas en España.

A pesar de su interés por la literatura fantástica, sus cuentos en general no son propiamente fantásticos, aunque un par de los incluidos en Los desterrados tienen elementos sobrenaturales: Cartas a la administración y Competencia desleal. En éste aborda el tema del doble, encontrado en cuentos de Edgar Allan Poe y novelas de Fiodor Dostoyevski.

Las investigaciones académicas de Cabrera Espinosa la han llevado a estudiar los cuentos de Juan Marsé, José María Merino y Amparo Dávila, entre otros autores.

–¿Qué retos encierra el cuento?

–Cada uno es un pequeño desafío que requiere de una historia original. En mi caso, a veces es una pequeña ventana a la cotidianidad. Luego, la acción cambia un poco de tono para que los personajes se desarrollen fuera de lo habitual.

Escribí una novela durante la pandemia. Fue la primera vez que tuve tiempo para desarrollar algo de largo aliento. Es muy distinto al cuento. Cada día, al sentarte a trabajar, sabes que te quedaste en cierto punto que te sirve de arranque para el siguiente capítulo. En el cuento, no; es más exigente. Hay que empezar desde cero: la situación, la ambientación, la persona narrativa. El cuento requiere de más atención del lector a lo mejor por ser algo condensado, con más tensión.

Dicho género ha tenido sus altas y bajas en cuanto a interés de los escritores. Actualmente, en el mundo de habla hispana en general hay muchas mujeres cuentistas, lo que hace que este género se posicione de nuevo.

Respecto de sus cuentos, suelen ser muy concisos, señala Cabrera Espinosa. A lo mejor trato de desarrollar una economía de lenguaje para que la historia que quiero contar sea muy concreta, con cierto número de personajes, no demasiados, para que el lector pueda seguir con atención lo que se relata. Que la emoción generada también esté presente, sin que de repente tenga momentos como en la novela, quizá, de más subidas y bajadas narrativas.

–¿De dónde salen sus temas?

–En general, los escritores somos bastante cazahistorias. Siempre estamos al acecho, por eso mis amigos saben que todo lo que me cuenten se puede convertir en una historia..

En el libro también se habla desde diferentes perspectivas: la de un niño, un hombre, una joven. Los escritores tenemos un poco una personalidad múltiple. Hay que tratar de encarnar dentro de cada personaje para reproducir lo que imaginamos qué piensan, estar lo más cercano posible a como ellos podrían ver la realidad, considera.