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Desde otras ciudades

Tragedia que enlutó a un pueblo minero en Brasil cumple 5 años

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▲ En 2021 la empresa firmó un acuerdo para pagar 7 mil millones de dólares en daños e indemnizaciones a familias de las víctimas, pero éstas exigen justicia.Foto Afp
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athalia de Oliveira hacía una pausa durante su pasantía en la empresa minera brasileña Vale cuando percibió una nube de pájaros en el cielo y sintió temblar el suelo bajo sus pies.

La madre de dos hijos, de 25 años, estaba parada afuera de los edificios administrativos de la mina de hierro en Brumadinho, en Minas Gerais (sudeste del país), y hablaba por teléfono con su esposo Jorge. Cuando volteó, vio un tsunami de lodo que iba directamente hacia ella. Dios me salve, dijo, según su familia. Luego su teléfono se apagó.

Oliveira fue una de las al menos 270 personas que murieron cuando una presa que contenía más de 11 millones de metros cúbicos de desechos mineros colapsó el 25 de enero de 2019 y cubrió la zona con un espeso mar marrón de lodo. Cinco años después, los socorristas aún buscan a Oliveira y a otras dos personas cuyos restos nunca fueron encontrados.

Con maquinaria pesada excavan barro endurecido alrededor de la antigua mina, luego lo tamizan meticulosamente en busca de señales de los desaparecidos. Es una agonía, dijo la prima de Oliveira, Tania, de 51 años. Día tras día, año tras año y aún no la han encontrado, dice con la voz quebrada. Ojalá podamos darle un entierro adecuado para que pueda descansar, para que podamos descansar.

Cuando ocurrió la tragedia Brasil todavía se recuperaba de otro desastre minero: el colapso de una presa de desechos en noviembre de 2015 en otra mina de hierro copropiedad de Vale y BHP de Australia. El desastre mató a 19 personas y arrojó 40 millones de metros cúbicos de lodo tóxico al río Doce y al océano Atlántico.

La presa en la mina Corrego do Feijao se rompió a las 12:28, justo cuando los trabajadores almorzaban en la cafetería. Inundó un área del tamaño de 270 campos de futbol con el lodo de sedimento que queda después de separar el mineral de hierro. Los sobrevivientes describieron escenas horripilantes mientras la ola de lodo se esparcía tiñiendo el río Paraopeba en un marrón turbio.

Los reporteros recuerdan a los rescatistas recuperando cuerpos destrozados por la fuerza del fenómeno y el constante zumbido de helicópteros retirando a las víctimas. Fue una escena de total desolación, evoca el primero en llegar, el bombero Filipe Rocha.

Poco queda de los vecindarios cercanos a la mina de Brumadinho, una ciudad de 40 mil habitantes. Joaquina de Oliveira, un ama de casa de 71 años del barrio Parque da Cachoeira es una de las pocas que se quedó. La mayoría de sus vecinos aceptaron el dinero de Vale para mudarse. Ella demandó a la empresa. No puedo irme, dijo.

Las causas de la tragedia siguen indeterminadas, aunque un estudio publicado este mes apuntó que desplazamientos microscópicos en las capas del relave podrían haber creado una presión suficiente para provocar el colapso del dique. Tania de Oliveira dice que ella y su familia aún esperan justicia. Nadie ha pagado por lo que pasó.

Afp