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Carrillo Puerto y el Partido Socialista del Sureste
L

a política radical y el compromiso social de Carrillo Puerto chocaron con la postura conservadora del presidente Venustiano Carranza, quien trató de neutralizar el radicalismo yucateco. Se persiguió y encarceló a muchos socialistas peninsulares. A pesar de ello, los socialistas yucatecos, con Carrillo Puerto a la cabeza, mantuvieron su lucha.

El Partido Socialista del Sureste, que surgió en el Congreso Obrero Socialista celebrado en Motul en marzo de 1918, apoyó en 1919 la candidatura presidencial de Álvaro Obregón, candidatura que Venustiano Carranza buscó impedir a toda costa. Ante eso, los seguidores de Obregón, con Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta a la cabeza, se levantaron en armas contra el gobierno de Carranza en abril de 1920, con el Plan de Agua Prieta. La rebelión de Agua Prieta triunfó y Obregón ocupó la Presidencia de la República el 1º de diciembre de ese año. El socialismo yucateco cobró nuevos bríos. Carrillo Puerto fue elegido gobernador de su estado. Tomó posesión el 1º de febrero de 1922, con un discurso que pronunció en maya en el que, además de jurar cumplir y hacer cumplir la Constitución, juró cumplir y hacer cumplir los postulados de los congresos obreros de Motul e Izamal celebrados meses atrás. En maya, Felipe les dijo:

“Para todos los trabajadores debe ser éste un día de alegría, de contento, porque hoy se realiza uno de los grandes sueños el Partido Socialista del Sureste… Ha llegado el momento de decirles a los señores que somos nosotros los constructores y no ellos. Hay que decirles a los señores que sin los trabajadores no existiría esta catedral suntuosa; que sin los trabajadores no existiría este palacio; que sin los trabajadores no existiría este parque donde vienen a recrearse; que sin los trabajadores no existirían los ferrocarriles, los automóviles… nada de lo que es útil al hombre existiría sin los ferrocarriles. Hay que decirles a los poderosos que el trabajo existió antes que el capital, por lo que es de justicia que los que todo lo producen todo lo posean, y no que sin realizar esfuerzo alguno se lo apropie una minoría.

Compañeros: la tierra es de ustedes, de ustedes que han nacido aquí, que aquí han crecido, que aquí han gastado su vida encorvados en el campo cortando pencas para el amo que se apoderó de la tierra. Pero ustedes las van a recuperar gracias a las nuevas leyes que reconocen esos derechos. Y siendo de ustedes la tierra, y siendo ustedes quienes la trabajan, lo natural es que también las cosechas les pertenezcan.

Comenzó entonces uno de los procesos de transformación más importantes en la historia de Yucatán y del país. Carrillo Puerto dijo que su gobierno era el primer gobierno socialista de América. Y así lo definió en una carta que escribió a José Ingenieros:

“La característica particular del socialismo en Yucatán es el resurgimiento de la raza maya, cuyo valor fue tan grande que los vestigios de su civilización aún pasman, pero que cuyo pasado inmediato ha sido la esclavitud y el servilismo… Los mayas se han dado cuenta de las mejorías que trae el socialismo y también de la independencia económica que les ha aportado el agrarismo, y que es la base de todas las demás independencias”.

Promovió la construcción de carreteras, entre ellas la de Dzitás a Chichén Itzá. Al respecto escribió: La carretera de Chichén Itzá, más que una mejora material, representa para mí un puente entre el pasado esplendoroso de los mayas y las condiciones actuales de sus descendientes.

Durante su gobierno se llevó a cabo una profunda reforma agraria, que entregó más de medio millón de hectáreas a las comunidades campesinas. La base social, el poder popular que la hizo posible, era la organización de la comunidad en las ligas de resistencia. Sobre ellas, Felipe escribió:

El poder que ha hecho posible la repartición de tierras en Yucatán es la liga de resistencia; una organización que alcanza hasta la última aldea, que está en todas las ciudades, caseríos y haciendas. Esta organización es la que ha cosechado los frutos de la Revolución y los ha guardado para los indios.

Impulsó los derechos políticos de las mujeres. Ahí fueron elegidas las primeras diputadas de nuestra historia: Beatriz Peniche, Raquel Dzib y una mujer extraordinaria, Elvia Carrillo Puerto, pionera del feminismo mexicano. Promovió leyes en favor de los trabajadores, de los inquilinos, hizo una ley de expropiación por causa de utilidad pública. Impulsó la educación, combatió el alcoholismo y el fanatismo religioso, la preservación de la lengua maya, creó cooperativas de producción y consumo.

Este gran proceso de transformación basado en la comunidad indígena fue aplastado por las tropas de la rebelión delahuertista, que se levantaron en armas contra el gobierno de Álvaro Obregón en 1923 y que fueron apoyadas por la casta divina yucateca. Carrillo Puerto fue apresado, sometido a juicio militar y fusilado el 3 de enero de 1924. Desde entonces, el pueblo de México lo recuerda con cariño, respeto y admiración.

* Director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México