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Campesinos de la Costa Grande exigen reparar puente dañado por Max
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▲ Autoridades ejidales de la comunidad de El Paraíso demandaron al presidente Andrés Manuel López Obrador reconstruir el puente dañado tras el paso del huracán Max, ya que los camiones no podrán circular para entregar fertilizante a los pueblos de la sierra.Foto Sergio Ocampo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 2 de enero de 2024, p. 22

Atoyac de Álvarez, Gro., El huracán Max, que azotó este municipio en septiembre pasado, provocó graves daños en un puente, lo que dejó incomunicada la Sierra con la Costa Grande, por lo que habitantes de estas regiones demandaron que el tramo carretero sea reconstruido, pues muy pronto se iniciará la entrega del fertilizante y los tráileres no pueden pasar, pues solamente se improvisó un camino.

En este poblado, cuyo nombre tomó Carlos Montemayor para su obra Guerra en El Paraíso, que trata sobre la guerrilla de Lucio Cabañas, el comisariado ejidal Ignacio Mejía Catalán dijo: La reconstruimos, le echamos dos capas de piedra grande y grava con arena arriba, pero pareciera que se las tragaba la tierra.

“Los camioneros nos han dicho que van a quedar empuentados (varados). Los pueblos de la sierra estuvieron ocho días incomunicados. No había paso.”

Por esta carretera destruida transita gente de 26 comunidades del municipio de San Miguel Totolapan, más 24 de Heliodoro Castillo y de los 35 pueblos que están alrededor de El Paraíso. Esto sin contar a otras comunidades que, debido a la inseguridad, en lugar de irse a una ruta más corta, optan por esta vía, porque aquí está más tranquila. Aquí en El Paraíso tenemos cerca de 100 familias que fueron desplazadas de la sierra y continúan en este lugar.

Esta carretera ha generado a la nación millonarias divisas, porque en su momento el café fue una mina de oro, se exportaba, generaba mucho dinero, y no sabemos por qué los gobiernos en general han abandonado la sierra.

Tampoco había servicios de telefonía ni de energía eléctrica. Eso duró más de tres meses; apenas hace unos días empezó a haber servicio en lo alto de la sierra cafetalera. En el caso del problema de la luz, en tiempos de lluvia, tardaron una semana para darnos el servicio, y eso afecta no sólo a la gente que guarda sus alimentos, sino también a la clínica que opera aquí en El Paraíso, porque los antídotos y las vacunas se pueden perder.

El huracán Otis en general nos trató bien, no así a los caficultores ni a los productores de maíz, a quienes les tumbó sus siembras. (Los vientos) parecían tornados; pasaron quebrando y arrancando árboles enormes, y al caer a los huertos de café se perdió la cosecha.