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En la escritura de Carlos Busqued no hay moraleja ni prejuicio ético

A casi tres años de su repentina muerte, es recordado en entrevista con La Jornada por Nelson Specchia, quien compiló en la revista Clarice los primeros textos de ese autor

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▲ El autor chaqueño falleció el 29 de marzo de 2021 en un accidente doméstico en Buenos Aires.Foto cortesía Clarice
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 19 de diciembre de 2023, p. 2

Entre rediciones, escritos algo desconocidos y su reputación de profeta virtual, el argentino Carlos Busqued sigue presente después de su muerte.

La obra del autor chaqueño quedó trunca el 29 de marzo de 2021, cuando falleció en un accidente doméstico en Buenos Aires.

Heavy metalero y dueño de un estilo impiadoso, reflejado en sus libros Bajo este sol tremendo y Magnetizado, fue homenajeado por sus amigos en el número 2 de la revista cordobesa Clarice, donde se compilaron sus primeros cuentos, tanto en edición de papel como para descarga gratuita en línea.

De todos los destinos posibles para la obra menos conocida de un autor que no ha dejado de ser reditado, quedar al cuidado de amigos parece el más certero.

A veces se habla de Busqued en tiempo presente, porque se considera que tiene un peso político específico coincidente con los tiempos que corren.

Cabeza de motor

Mi estrategia imaginaria para intentar entrevistar al escritor Carlos Busqued era decirle: A vos te gusta Motörhead; a mí me gusta Motörhead. ¿Te puedo hacer unas preguntas? Pensaba omitir el término periodista cultural, intencionalmente, pero todo eso quedó en la nada.

Algo de la imagen que me había formado del autor resultaba intimidante y bueno, capaz tendría que ponerlo en el podio de las entrevistas que no supe conseguir, sobre todo por Bajo este sol tremendo, novela que, podría decirse, alimenta una teoría sobre la historia argentina que trata de la complicidad civil en los crímenes de Estado más atroces.

Hay virtud en la ausencia intencional de valoración moral en sus novelas: logra contar, sin incluir su punto de vista, el sufrimiento de pueblos hundidos en el barro, que la ignorancia de las capitales confunde con una comunidad compuesta sólo de gente de buen proceder, pero en cuya superficie aguardan maldades tan grandes como los de cualquier disposición urbana.

Bajo este sol tremendo no transcurre durante la última dictadura argentina, pero la interacción entre militares y civiles debería ser de lectura obligatoria en las escuelas secundarias el próximo año, que comenzará con una fórmula presidencial en el poder negadora del horror de la tortura y la desaparición forzada de personas.

Unidos por el azar y una geografía

El escritor y politólogo Nelson Specchia, encargado de editar estos primeros textos dispersos de Busqued, habla de los inicios de su aprecio mutuo: Teníamos una amistad de 40 años. Soy politólogo, y él era ingeniero; vengo de las ciencias sociales; él, de las ciencias duras: física y matemáticas. Fuimos unidos por el azar y una geografía: los dos nacimos en el Chaco, provincia muy pequeña, muy nueva y muy pobre, y Córdoba, donde nos encontramos, es una ciudad antigua, universitaria, de las principales del país. Cuando me nombraron director de Cultura de la Universidad Tecnológica de Córdoba, convoqué al poeta Sergio Manzur para coordinar un taller literario, en el que se inscribió el joven Carlos Busqued. Ahí comenzó la historia.

El Círculo de la Serpiente

Specchia fue testigo directo del crecimiento de Busqued como narrador; cuenta que desde temprano asomaron en sus escritos los temas que desarrollaría: “En ese taller literario se formó un grupo conocido como el Círculo de la Serpiente, porque decían que era tan cerrado que no se podía entrar ni salir; nos reíamos de eso y lo terminamos adoptando como nombre e identidad.

“Pude ver el crecimiento de Carlitos desde un primer momento. Tenía algunos temas recurrentes: la cuestión de los nazis en Argentina, del Chaco, del Sausalito, de los lúmpenes, de los militares.

Él sabía que quería ser escritor; ahora, escribía muy poco, raramente, podía estar dos o tres semanas con una página.

Un cuento que trata con el mito de Hitler en la Argentina fue su último ejercicio en la ficción: Tenía la idea de escribir una tercera novela sobre los nazis, pero no la hizo: te confirmo que no hay una tercera novela y si aparece mañana, es falsa.

El padre

Para describir los horrores que pueblan su narrativa, Busqued no necesitó espiar muy lejos de su propio hogar. Dice Specchia: “La relación de Busqued con su padre siempre fue tirante. Yo no sé si lo llamaría ‘venganza literaria’; bueno, es tu término, pero sea cual sea, su padre siempre estuvo presente en su literatura y en su vida. De alguna manera está retratado en Bajo este sol tremendo, aunque las figuras de algunos de los personajes no tienen relación directa con su padre, sí hay referencias cruzadas relacionadas con su biografía. Carlos era hijo de un suboficial del ejército que perteneció a lo más negro de la historia argentina reciente: la dictadura militar”.

Sin prejuicios éticos

La puesta en escena de los peores aspectos del humano se vuelve filosa en una narración libre de adjetivos moralizantes: “Era muy joven cuando empezó a escribir. Los cuentos presentados en Clarice ya anticipan lo que van a ser sus temas, sus personajes y su estilo. Fueron ordenados en forma cronológica aproximada; en ellos se ve su crecimiento como escritor, pero también la ratificación del estilo que quiso desde sus comienzos: no hay moraleja ni prejuicio ético en su escritura”.

Clarice

El Busqued anterior a su debut literario formal quedó antologizado en la revista Clarice, con textos de quienes trataron con sus cuentos en un primer momento. La edición incluye fotos: Busqued sonriendo con un porro enorme quemando de forma desigual; fotos de su biblioteca, con un avioncito camuflado apuntando hacia una colección de Anagrama, editorial que terminaría sacando sus libros. Dice Specchia: La comunidad de lectores de Carlos es enorme. Pensamos en editar esta revista homenaje en una tirada muy limitada, pero vamos por la séptima edición de la revista y siguen habiendo demanda de ejemplares; a pesar de que está disponible para descarga gratuita en la web, la gente quiere tener el ejemplar físico y eso nos da una idea de la cantidad de lectores que se creó a partir de su figura, sus libros y sus tuits. Su muerte fue sorpresiva, temprana e inesperada, tan en medio de una carrera literaria.

El tuitero

Los libros de Busqued tuvieron un consenso poco habitual entre grupos de lectores disímiles. También su presencia en X, donde es considerado una especie de profeta: En las redes no ha menguado con su muerte. Ayer leía a Claudia Piñeiro, una de nuestras escritoras principales de Argentina, y dijo que realmente lo de Busqued es increíble, en presente. Imaginar lo que hubiera sido la presencia real del Carlos interviniendo en esta patética coyuntura y caída en el abismo... no quiero ni pensar lo que sería. La necesidad que tenemos de él se hace patente en estos momentos trágicos para la historia contemporánea argentina.

Madurez temprana y real

La decisión de devolver a la luz los cuentos de Busqued anteriores a la edición de sus libros, no fue sencilla: “Era un exquisito y un purista respecto de sus textos, así que no había un criterio unánime sobre si republicarlos. Muchos decían que él no lo hubiera permitido, porque los consideraba superados por el tiempo y su estilo. La decisión fue mía como director de la revista, y creí –y creo– que este universo de lectores de Carlitos se merecía conocer su proceso de formación como escritor, fundamentalmente, porque su desaparición truncó tempranamente una carrera y una obra. No podíamos ser tan egoístas, nosotros que teníamos esa obra en nuestras manos, de quedarnos solos con esa información.

Son cuentos espectaculares que en su brevedad no sólo reflejan el crecimiento de un escritor, sino un escritor en su madurez, temprana, pero real. Si es alguien tan importante para la literatura, no tenemos derecho a privarlos de los escritos de uno de los más relevantes exponentes de las letras de nuestro tiempo. También se trata de un tributo a un amigo, por eso no es una antología exhaustiva y académica de una obra, sino un tributo a la memoria de un afecto. Creo que eso se nota en las fotos y artículos que acompañan la edición, en ese derrotero de compañía junto a él, porque así vivimos estas décadas que lo tuvimos y así intentamos nosotros seguir viviendo también, un poco, como homenaje a su memoria.