Cultura
Ver día anteriorMartes 12 de diciembre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Sucesores de la alfarera oaxaqueña Dolores Porras mantienen vivo su legado

El Museo Nacional de Culturas Populares expone obras de la familia de Santa María Atzompa

Foto
▲ La muestra incluye piezas elaboradas por Dolores Porras y sus hijos, y otras provenientes de colecciones particulares.Foto cortesía del recinto de Coyoacán
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de diciembre de 2023, p. 3

Los descendientes de la artista alfarera Dolores Porras (1937-2010), originaria de Santa María Atzompa, Oaxaca, mantienen vivo su legado, ya que su progenitora no tuvo reparos en experimentar y desarrollar un estilo propio reconocido por su policromía y pastillaje. Así, Porras rompió con la tradición del barro verde vidriado por la que es conocido Atzompa.

La exposición Dolores Porras Taller, montada en el Museo Nacional de Culturas Populares, comprende 85 piezas, 30 de la autoría de la maestra ceramista, otras 30 realizadas por sus hijos y el resto de colecciones particulares.

Gracias a un encuentro fortuito, Porras conoció al pintor Roberto Donís y a sus alumnos del Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo, quienes la animaron a usar color y experimentar con figuras abstractas. De Donís aprendió a mezclar colores, mientras los alumnos adquirieron las técnicas del barro.

Doña Dolores tuvo nueve hijos. La mayor, Irma Ramírez Porras (1961), se inició en el oficio de la alfarería a los 13 años, al igual que su madre, cuando ésta le dijo que íbamos a empezar a trabajar. Decía, “vamos a hacer tal cosa; sin embargo, no podía; entonces, se enojaba y me azotaba los trastes en la cabeza. De esta manera fui aprendiendo. Luego, fui a trabajar en casa de uno de mis tíos haciendo ollitas, las que se ocupan para los frijoles.

Después, por necesidad, mi mamá me mandó a trabajar con Teodora Blanco (1928-1980), para ayudarla en la cocina. (Teodora Blanco es una de las alfareras más reconocidas de Santa María Atzompa. Escultura suya se exhibe actualmente, junto con pintura de María Izquierdo, en el Palacio de Cultura Citibanamex-Palacio de Iturbide.)

A los 15 años, Ramírez Porras volvió a trabajar con sus tíos haciendo ollas, cazuelas, macetas; es decir, diferentes vasijas de barro. En cierto momento, su madre hizo un cambio en su producción: Hacíamos puras vasijas para cocinar; entonces, mi mamá empezó a hacer figuras, como tortugas y cabezas humanas. Sin embargo, nadie quería comprar esas lozas, porque no les gustaban, y no se vendían. Mi mamá, no obstante, buscó mercado hasta que finalmente la tienda Aripo le empezó a comprar. Allí comenzó a darse a conocer.

Fue a hacer demostraciones a diferentes partes de Estados Unidos, como Nuevo México, Colorado, Texas; incluso, a Toronto, Canadá.

Ramírez Porras revela que su madre también trabajó con Teodora Blanco: “Hacía maceteros que Teodora Blanco, quien tenía mucho turismo, decoraba”.

A pesar de tener problemas en los ojos, mas no en sus manos, Ramírez Porras sigue trabajando: “Mis manos están buenas. Saben qué forma voy a dar a la pieza. Con mucho orgullo digo: ‘mi mamá nos enseñó’, y no puedo perder eso, porque es una herencia muy grande que me dejó. Además, de allí vivimos. Voy a trabajar hasta el último momento. Ahorita hago maceteros, lo que las personas me encarguen”.

Sobre la apreciación de un objeto de alfarería como obra artística, para Norberto Ramírez Porras, hermano menor de doña Irma, opina: es trabajo de nosotros los artesanos hacer una labor de convencimiento con las personas que nos visitan. A los artesanos no necesariamente queremos que nos compren. A veces nos halaga más cuando llega alguien y disfruta lo que hacemos. Quedamos muy contentos porque se fueron llenos de lo que vieron.

La muestra también aborda la continuidad de la producción de cerámica en el Valle de Oaxaca, oficio del que se tiene registro desde 1600 aC, según especialistas. El arqueólogo Leobardo Pacheco Arias ha dicho que los ceramistas de Atzompa señalan que su oficio se remonta a la época zapoteca de Monte Albán, porque en estos sitios aledaños reconocen fragmentos de cerámica o tepalcates con la misma textura y combinación de los barros que aún utilizan.

La curaduría y coordinación de la exhibición estuvo a cargo de Cristina Faesler, y la idea original es de Onora, empresa dedicada a la conservación de la artesanía mexicana.

Dolores Porras Taller permanecerá hasta el 14 de abril en el Museo Nacional de Culturas Populares, Hidago 289, colonia Del Carmen Coyoacán.