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García Harfuch: apariencias demoscópicas // ¿Súbitamente superlativo? // Izquierda y lavado de manos // Xóchitl: se le va

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▲ ENTREGA DE APOYOS PARA LAS FAMILIAS DE ACAPULCO. Personal de las secretarías de la Defensa Nacional y del Bienestar reparten enseres domésticos a los damnificados por el paso del huracán Otis.Foto Alfredo Domínguez
E

n apariencias demoscópicas oficializadas en Morena resultó sumamente favorecido Omar García Harfuch. De pronto, emergió en encuestas guinda como si fuera súbito campeón de la izquierda chilanga, caballeroso declinante que abrió la puerta a la dama rezagada y posesionario presuntamente legitimado de un futuro político casi ineludible: candidato preferente a una senaduría, si así lo desea, o vigilante pieza reinserta a la matriz claudista, para esperar la secretaría federal de seguridad o algún otro cargo de relevancia.

O todo: candidato a senador en campaña complementaria y personalmente redituable con Clara Brugada y luego, ya en el escaño, peticionario de licencia para pasar al gabinete She y, si no pudiera sostenerse todo el sexenio, mantener asegurada la protectora plaza legislativa.

En apariencia, quien más ganó en la feria de las candidaturas morenistas fue justamente el ex jefe policiaco que nunca ha aclarado su paso de 20 meses en el mando de la Policía Federal en Guerrero y el conocimiento o entendimiento del batidillo de corrupción e impunidad (policías, militares, políticos) que devino en la noche de Iguala en cuyas horas precisas no estuvo físicamente, aunque sí en el antes y el después, premiado con ascensos, incluso como sucesor de Tomás Zerón de Lucio en la falseadora y encubridora Agencia de Investigación Criminal.

¿La izquierda memoriosa y crítica de la Ciudad de México olvidó o se hizo desentendida respecto al historial de García Harfuch en el caso Ayotzinapa y otros más (por ejemplo, espionaje, con cita judicial de por medio)? ¿El morenismo capitalino premió la campaña dispendiosa, de financiamiento no esclarecido, es decir, oscuro, y las brigadas amenazantes que quitaban propaganda de Clara Brugada para imponer la del presunto Batman? ¿Terminaron coincidiendo las plumas del pasado, y los densos intereses proclives al cachorro del militarismo, con una apreciación izquierdista superlativa?

En realidad, así como hubo una maniobra de élite para insertar a García Harfuch en el escenario electoral capitalino, ahora se desarrolla otra, de lavado demoscópico de manos y exaltación de la disciplina partidista. No alcanzó Omar la candidatura a jefe de gobierno porque una inusual impugnación desde múltiples flancos de la izquierda memoriosa mostró los riesgos electorales y la flagrante contradicción ideológica de la imposición de un personaje de corte meramente policiaco. Pero que no haya alcanzado tal candidatura no significa que los mismos impedimentos actuales, su historial, le deban habilitar para futuras asignaciones políticas o administrativas. Triunfó en esta primera etapa la presión de las bases más congruentes de la izquierda, pero no es la única batalla a dar contra tales distorsiones e infiltraciones.

Ha de decirse, además, que la izquierda, el progresismo o como se le quiera llamar, quedaron mal servidos con las encuestas y el cumplimiento de las reglas de género en la Ciudad de México. Se concedió el triunfo relativo a Clara Brugada, sometida a las cifras de una demoscopía ahora santificada (antes, esos ejercicios de medición de opiniones públicas eran considerados el reino del cuchareo y la manipulación), demeritada a gusto de la oposición que de inmediato ha subrayado la diferencia oficial de aceptación entre OGH y Clara (aunque, irónicamente, el aspirante del Frente Amplio por México está siendo postulado gracias a la declinación de las mujeres que a tal candidatura aspiraban).

Tampoco pueden echarse campanas a vuelo en varias de las entidades donde se renovarán gobiernos. En aras de ganancias aritméticas se entregaron candidaturas con etiqueta morenista al panismo y los verdes (los del partido). De ello se hablará aquí en próximas entregas.

Y, mientras a Xóchitl se le ha ido el discurso en el Monumento a la Revolución y sólo ha podido pasar el trago amargo con risitas, y en tanto Ebrard anuncia hoy su camino, luego de los registros de candidaturas presidenciales de Movimiento Ciudadano, ¡hasta mañana!

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