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Mora: no hay industria para el cómic mexicano; el futuro está en los festivales

En la Biblioteca Nacional de Letonia se exhibe Caballero Águila, el arte de Julio Camarena

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▲ Fotograma del corto La gruta de la muerte, que incluye una entrevista a Julio Camarena, uno de los pocos autores de historieta mexicana vivos, que laboraron entre las décadas de1970 y 1990.Foto cortesía de Christopher Sperandio
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de noviembre de 2023, p. 6

La Biblioteca Nacional de Letonia exhibe, actualmente y hasta enero próximo, Caballero Águila, el arte de Julio Camarena, colección de páginas originales de cómic dibujadas por uno de los últimos creadores de la etapa industrial de la historieta mexicana aún vivos, organizada por Christopher Sperandio, profesor de artes visuales de la Universidad de Rice, en Houston, Texas. Sperandio además produjo el corto cinematográfico La gruta de la muerte, sobre la vida y obra de Camarena, que incluye una entrevista al historietista realizada por Augusto Mora, colaborador de la revista de humor político El Chamuco y uno de los principales exponentes nacionales del periodismo hecho en formato de narración gráfica.

El corto se ha proyectado en al menos 20 festivales y ha ganado premios al mejor afiche en eventos celebrados en Rumania, Argentina e Irlanda, además que se le galardonó como Mejor Documental de Horror en el concurso y festival Tabloid Witch Awards de Santa Mónica, California.

En entrevista realizada a Sperandio y Mora, el primero señaló que su interés en la historieta mexicana comenzó por su inquietud de mostrar a sus alumnos páginas originales de cómic, y para eso compró tres cartones de la serie del adolescente eterno Archie, realizadas por el artista Dan DeCarlo, que le costaron en total 80 dólares. Y es que es fundamental para quien aspira a ser un profesional de la ilustración el ver cómo un dibujante planea y diagrama una página, ver qué errores cometió y cómo los resolvió, comentó Sperandio.

Agregó que un vendedor de arte le ofreció una historia completa ilustrada por Camarena, 92 páginas en 96 dólares, con dibujos hermosos, elegantes. No podía creer la buena suerte que tuve.

Expuso asimismo que llegó a obtener ocho relatos completos de Camarena, que ha ido obsequiando a la familia del ilustrador quien, señaló Mora, en un principio le pareció triste, amargado por el fin catastrófico de la era industrial del cómic mexicano a principios de este siglo, que él atribuyó a la proliferación de temas pornográficos, así como a la globalización, que impulsó al cómic extranjero, y por haber quedado viudo hace unos años, pero luego se mostró feliz y entusiasmado al ver que su obra era apreciada, reconocida.

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▲ Aspectos de la exposición Caballero Águila, el arte de Julio Camarena que se presenta en la Biblioteca Nacional de Letonia.Foto cortesía de Christopher Sperandio

Sperandio, creador de las series de novelas gráficas Pinko Joe y Lil’ Jormly, en las cuales critica despiadadamente a la sociedad y al sistema político estadunidenses, disponibles en Instagram, destacó la necesidad de preservar y divulgar al cómic mundial, y consideró que deben hacerlo instituciones académicas como lo hacen la Universidad Estatal de Ohio, que cuenta con la Biblioteca y Museo de la Caricatura Billy Ireland, y el Museo Lucas de Arte Narrativo –propiedad del cineasta George Lucas, creador del universo de La guerra de las galaxias–, con sede en Los Ángeles, California, que abrirá en 2025 y al momento posee 350 páginas originales de historietas mexicanas, sobre todo portadas, y 15 números completos.

Deberíamos tener en México algo similar, para preservar al cómic actual, apuntó Mora. “No basta con el Museo de la Caricatura, detrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, que está en condiciones físicas lamentables, ni con el Museo del Estanquillo, que se especializa en el trabajo de Gabriel Vargas, autor de La familia Burrón”.

Sobre el futuro de la historieta mexicana Mora expuso que al momento los autores de cómics nacionales intentamos sobrevivir porque no hay industria, sin embargo estamos creando, el futuro se halla en los festivales que presentan nuevas obras, en las generaciones que hacen cómics y quieren seguir haciéndolos. Y si no hay editoriales que apoyen a la narrativa gráfica, deberemos crear nuestras propias casas editoriales, como han hecho Idalia Candelas con su sello Candelas y punto, y Jonathan Rosas con Peripheria Cómics, o el colectivo que conforma Pinche Fortaleza Cómics, hoy presentes en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que se celebra en Chapultepec. Es difícil, pero es la única alternativa, porque si esperamos que la industria renazca, esperaremos demasiado tiempo.