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Arquitecto cuestiona la transformación de los cuerpos y la resistencia al cambio de los edificios
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de octubre de 2023, p. 5

La humanidad se halla en una etapa clave en la que las estructuras sociales y culturales recompensan la rigidez y permanencia contra la potencia de tecnologías muy difundidas que permiten transformarnos por dentro y fuera, incluso el pensamiento, sostuvo el arquitecto William Brinkman-Clark (CDM, 1981), autor del libro Antígona plástica.

Esta contraposición, dijo el profesor a La Jornada, es eje del volumen coeditado por De Raya y el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México, que será presentado mañana.

Brinkman-Clark mencionó que, por un lado, tenemos cada vez más capacidad de cambiar nuestros cuerpos con cirugía y endocrinología, moda, injertos, prótesis, etcétera, y también surge la defensa, por ejemplo, de los monumentos y edificios históricos en las marchas de los últimos años.

Explicó que el poder de Antígona, de la tragedia griega de Sófocles, no sólo es encontrar quién eres, sino poder ir cambiando de forma tanto como sea necesario. Eso no tiene nada de malo. En cambio, la sociedad defiende estructuras muy anquilosadas materializadas en edificios y monumentos.

Añadió que otro ejemplo es el de la pandemia, tras la cual muchas voces piden regresar a como estaban las cosas antes. No pueden utilizar ese evento como la excusa o el momento para transformar prácticas y códigos morales. Hay un gran empuje en algunos sectores de regresar de manera idéntica a lo anterior”.

El investigador expuso que el tema se relaciona con que sus papás, el biológico y el de adopción, tuvieron un proceso muy plástico de crianza, eran de familias muy tradicionales de León, Guanajuato, y de Oaxaca, que vinieron a la Ciudad de México y transformaron su manera de ver el mundo para poder salir adelante.

Explicó que en el libro abordó que en cierto momento de formación nuestra cultura recompensa no cambiar el modelo que debes ser. La sociedad te premia cristalizar ese cuerpo que ya se transformó en lo que la sociedad quería.

En el caso de sus padres, William Brinkman-Clark rechazó pensar que esas personas no podían cambiar, pues son inteligentes, conscientes y capaces de entender lo que está sucediendo. Por ende, la investigación es cómo la sociedad recompensa la rigidez, no la plasticidad. Si te sales de ahí, te castigan.

Recordó que en una revisión histórica se puede hallar que no se ha impulsado el cambio. “La pregunta seria es por qué cambiar ahora. Tomo dos hipótesis. La primera es del que consideró el filósofo mexicano más importante: Ángel Álvarez, quien tiene un libro sobre la apariencia física, en el que dice que nunca antes hubo tantas herramientas al alcance de muchos para cambiar todo.

La otra tesis es de la filósofa francesa Catherine Malabou, la más importante en el mundo, que junta estudios científicos de neurociencia y neurobiología con filosofía. Ella se empieza a preguntar sobre la potencia mental y síquica de transformarnos.

El arquitecto sintetizó que la respuesta más corta a ¿por qué cambiar?, es porque cada vez vamos a poder hacerlo más y se tiene que empezar a entender como una potencia.

William Brinkman-Clark narró que le interesaba “la rigidez de la ley en Antígona y cómo se materializaba en los edificios. Me di cuenta de que hay otra posible lectura de ese drama, por género y plástica siguiendo las teorías de la plasticidad de Malabou, que nos podría dar claves para comportamientos o estructuras sociales actuales.

“Malabou denomina ‘potencia de la transformabilidad absoluta’ a la capacidad de siempre estar cambiando. La lectura plástica de esta tragedia es que todo el mundo le está pidiendo a Creonte que reconsidere. Él dice que eso no es lo correcto. Remite constantemente a la rectitud de un buen mandante, arquitecto o líder de la ciudad: ser inamovible, rígido en las leyes.

Por el otro lado, Antígona se presenta como la que siempre está dispuesta a cambiar su parecer, de seguir las leyes a las que se debe una hermana, a las que obedece un padre de una casa.

La visión que propone el arquitecto es que las actitudes de Creonte, propias de un modelo a seguir, han predominado hasta hoy porque no habían existido la tecnología ni la técnica ni las estructuras sociales para que no continúen.

El autor añadió que con las innovaciones tecnológicas, los cambios culturales y del conocimiento la sociedad podría estar lista para ver un modelo donde el cambio constante es una potencia. Quizá podemos empezar a pensar en que la posibilidad de cambiar que tiene Antígona, por su cuerpo y su disposición, no sea algo trágico.

El libro Antígona plástica será presentado por Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del CIEG, y el autor este jueves a las 19 horas en la Casa Creatura (Popocatépetl 18, colonia Hipódromo Condesa, Ciudad de México).