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Tumbando caña

Festejan a El Gran Fellove en su centenario

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úsicos, familiares, amigos y entusiastas seguidores de la vida y obra de Francisco Fellove se reunirán el próximo sábado 7 de octubre en el Salón Los Ángeles para festejar el centenario del natalico de este músico, cantante y compositor cubano que cimbró la estructura del son y la rumba al introducir en sus formatos tonales y rítmicos el scat jazzístico.

El Combo Fellove, integrado por los músicos con los que trabajó por última vez el showman; la Orquesta de Chemaney, quien ha seguido su música y realizado una extraordinaria versión del clásico Mango Mangué; La Nueva Nostalgia, agrupación sonera que estuvo cerca del maestro y se nutrió de sus enseñanzas y La Big Band Jazz de México, serán los grupos aportantes que animarán el festejo, entre otras sorpresas.

Francisco Fellove nació el 7 de octubre de 1923, en el barrio de Colón, La Habana, Cuba, un barrio rumbero donde desde niño se hizo hijo del tambor, aprendiendo los toques de rumba y cantos abakuas de esta sociedad exclusiva de hombres. Su carrera musical como compositor de guarachas y boleros se inscribe en el llamado movimiento del filin. Corriente trovadoresca con fuerte influencia del jazz y tendencia a las descargas en el que participó al lado de José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Angelito Díaz y el tresero Niño Rivera, entre otros.

Con José Antonio Méndez estableció gran amistad y complicidad bohemia. Juntos transitaron la noche cubana y cantando en terrazas y cafés. A menudo los invitaban a las fiestas y, cuando la orquesta tocaba guarachas o rumbas, Fellove las scateaba. El scat, una forma del canto jazzístico, era ejercido por él desde niño, como una manera obsesiva de reafirmar las sílabas o palabras de las canciones. Eso, que él no sabía que se llamaba scat y que lo expresaba de manera intuitiva, se convirtió en su estilo, un estilo al que después llamó chuá chuá.

Esta forma de cantar jazzeado evolucionó en la voz de Amado Borcelá Navarrete, Guapachá y en la de Bobby Carcassés, cantantes cubanos a los que siguieron conjuntos vocales como Los Diablos o Los Zafiros. En México el conjunto de Lobo y Melón lo puso en práctica como un recurso vocal necesario y había colaborado con Fellove haciéndole coro en el grupo de Héctor Batamba donde, según me informa el escritor y cronista de la rumba Gonzalo Martré, cantaba Fellove y agarraron esa onda.

Con José Antonio Méndez viajó a México a probar fortuna ya que en cuba las cosas andaban de mambo, es decir, mal para los artistas. Al llegar a nuestro país, José Antonio Méndez que ya grababa en la RCA Victor le presentó a don Mariano Rivera Conde, director artístico de la discográfica quien al escuchar sus temas y atender su estilo se imaginó algo grande, entonces le propuso grabar un larga duración bajo el nombre de El Gran Fellove.

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▲ El compositor cubano en un fotograma del documental El Gran Fellove.Foto tomada del canal de Youtube Cinemagavia

Con ese primer álbum musical que grabara en México en 1956, Fellove empezó a experimentar un momento prometedor. Su plataforma de lanzamiento fueron los clubes nocturnos de la época donde era la principal atracción. Su desempeño vocal y escénico conseguía cada vez mayores elogios. Su gestualidad y desparpajo eran un gran atractivo para el público. Se presentaba con mucho éxito en la televisión y tourneaba con las mejores orquestas del país.

Se impuso con piezas como El jamaiquino (Niño Rivera), Rey negro (Jorge Mazón), La fiesta no es para feo (Walfrido Guevara), Quimbombó con salsa (Narciso Valdés), Decídete mi amor (José Antonio Méndez) y por supuesto con sus composiciones Cumbialú, Mami y papi, Guapacheando y su clásico de clásicos Mango mangüé, que llegó a cantar a dúo con Charles Aznavour.

Realizó giras por Centro y Sudamérica y el tiempo que estuvo en la ciudad de Nueva York cantó en las orquestas de Tito Puente y la de su paisano Mario Bauzá. Este último fracasó en su intento de que se quedara en su banda porque Fellove nunca quiso separarse de México a pesar de las jugosas ofertas de trabajo en Estados Unidos. “Mi chuá chuá nada tiene que ver con el espiki inglis de aquí”, decía.

Fellove continuó grabando y actuando en México. En 1996 Winton Marsalis, su incondicional admirador, lo presentó con palabras elogiosas en una actuación con el pianista Chucho Valdés en Nueva York. Y en 1999 el guitarrista y contrabajista angelino Joey Altruda en sociedad con el pianista cubano Osmany Paredes y el trompeta Chocolate Armentero produjeron el fonograma Joey Altruda presents El Gran Fellove.

Esta grabación dio pie a la realización del documental El Gran Fellove, dirigido y producido por el actor estadunidence Matt Dillon, mismo que fue presentado en septiembnre de 2020, en plena pandemia, en el Festival de Cine de San Sebastián, España y en el Internacional de Morelia.

Tras una penosa enfermedad E l Gran Fellove falleció el 15 de febrero de 2013 en la Ciudad de México dejando tras de si una obra musical y un estilo de cantar que aún se sigue festejando.

La fiesta será el sábado 7 de octubre en el Salón Los Ángeles, Lerdo 206, colonia Guerrero. Tel. 56-1642-1726 y 55-5597-5181.