Madrid. Como un susurro de luz que tiene la intención de evocar al silencio, el artista catalán Jaume Plensa realizó una intervención en la cúpula de la sala principal del Teatro Real, en la que, a través de cuatro proyectores, difundió la imagen del cielo de Madrid en el círculo que rodea el candil. Es una ensoñación en la que sólo faltan los ángeles sobre uno de los cielos más bellos del mundo, el de Madrid, pero la ópera también es una ensoñación, explicó el artista al dar a conocer su proyecto, secreto hasta ahora.

La idea de la intervención de Plensa en el Teatro Real se remonta a 2008, cuando se planteó una idea similar junto con otros proyectos de arte contemporáneo, pero no se ejecutaron, entre otros motivos, por la crisis financiera, y la institución musical dedicó los recursos que tenía a realizar producciones de ópera y a mantener a los puestos de trabajo. Decidieron retomar el proyecto hace tres años, una vez conseguido el mecenazgo del empresario español José Antonio Pérez Simón, que vivió la mayor parte de su vida en México.

El proyecto será inaugurado hoy por los reyes de España antes del inicio de la primera función de la ópera Medea, de Luigi Cherubini (1760-1842), con la que abre la nueva temporada.

Invitación al silencio

Plensa tituló la intervención Cielo, ya que su intención era abrir el teatro al cielo, a la calle, a través de una grabación desde la azotea del recinto que dura alrededor de 20 minutos y que se proyectará antes del inicio de la función y durante el intermedio. Es una forma de invitar al espectador al silencio, al recogimiento, a evadirse de todo lo que trae consigo del exterior y vibrar con más intensidad de lo que ocurre en la ópera, explicó. La obra recoge el movimiento de las nubes en un devenir continuo y real para ser proyectada en la cúpula de la sala principal, mediante cuatro proyectores de 20 mil lúmenes.

Con esta intervención, Plensa explicó que quiere recuperar la gran tradición pictórica del clasicismo que, habitualmente, representaba en el tondo de las cúpulas imágenes de nubes habitadas por seres míticos que sobrevolaban en cielos imaginados, y ofrecer así una metáfora de la transformación permanente de la acción escénica, de la experiencia artística y de la sociedad.

El presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, quien presentó el proyecto, explicó: las nubes de Plensa forman un universo que pide, como escribió Juan Ramón Jiménez, que las alas arraiguen y las raíces vuelen, mientras el mecenas, Pérez Simón, advirtió: siempre he tenido nostalgia de mi país. Cuando volví de México a España, siendo ya adulto, aprecié la verdadera dimensión de su riqueza artística, y comprobé que los cielos de Sorolla y de Velázquez eran reales, como lo son los que podemos contemplar ahora en el Teatro Real gracias a Jaume Plensa.