Espectáculos
Ver día anteriorLunes 18 de septiembre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Voy por la vida con desapego y diversión; no creo en tramas ficticias: Linklater
Foto
▲ Glen Powell y Adria Arjona protagonizan Hit Man, de Richard Linklater (centro).Foto tomada de la red social X de Cinema Solace
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de septiembre de 2023, p. 8

Toronto. Este otoño no han faltado películas de sicarios en los festivales de cine. Se podrían formar en fila, cada una con sus rifles de francotirador apuntando al público: The Killer, de David Fincher; Knox Goes Away, de Michael Keaton, y Aggro Dr1ft, de Harmony Korine.

Sin embargo, la que más ha resonado (dado en el blanco, se podría decir) ha sido una versión más amable y divertida del género que dice desde el principio: el sicario a sueldo es un mito de Hollywood.

Hit Man, de Richard Linklater, es protagonizada por Glen Powell como Gary Johnson, un tipo de la vida real que trabajó para la policía como un falso asesino a sueldo en operaciones encubiertas para atrapar a posibles asesinos que buscaban a alguien que hiciera su trabajo sucio.

La película toma la historia real de Johnson y se divierte un poco con ella. Gary, metido en su papel de falso sicario, adopta personajes cada vez más coloridos y se encuentra en un enigma especialmente complicado de identidad después de enamorarse de una mujer, interpretada por la actriz puertorriqueña-guatemalteca Adria Arjona, que quiere matar a su marido.

El filme, que se proyectó en los festivales de Venecia y Toronto, es una obra muy entretenida para el carismático Powell, la estrella de Top Gun: Maverick, que escribió el guion con Linklater.

Para el director, Hit Man es una película típicamente existencialista, pero juguetonamente retorcida hacia un género de suspenso y crimen excéntrico. También hizo la cinta sin distribuidor. Estuvo a la venta en el Festival Internacional de Cine de Toronto, que concluyó ayer.

“Antes el director del estudio se sentaba contigo, hablaba y tal vez decía: ‘creo que tienes la película dentro de ti. Hagámosla’. Ahora, ni siquiera quieren saber de ti. Te enfrentas a algoritmos y mercadeo por adelantado”, afirmó Linklater. “Así que fue genial decir: ‘Hagamos la película y apostemos por nosotros mismos’”.

Buen momento para ser cineasta

–Cerca del estreno del filme en Venecia, señaló que una era del cine se fue con el viento, o se fue con el algoritmo. ¿El panorama es tan sombrío?

–Soy muy optimista. Es un negocio optimista. Es un buen momento para ser cineasta. No soy pesimista por naturaleza. Pero hay que reconocer que los tiempos cambian. Lo he visto cambiar a lo largo de los años, todos lo hemos hecho. Lo mío es intentar salir de nuestro pequeño mundo insular. El ataque es contra la conciencia humana. Tiene un oponente formidable en algo que nos agarra el cerebro y capta nuestra atención.

–Esa idea estuvo presente en su anterior película, la animada Apolo 10 1/2: Una infancia espacial para Netflix, que recordaba con cariño una educación predigital, menos estructurada.

–Sí, fue una especie de infancia analógica y libre en la que realmente tenías que crear tu propia diversión. No te daban nada. Había muy pocas películas o programas de televisión dirigidos a niños. Encontrabas tu propio camino. No te estaban dando de comer con cuchara. Veían a los pequeños como una molestia o algo que había que soportar, no como un mercado.

–La cuestión de cuánto cambia la gente parece rondar sus películas. Boyhood..., filmada durante 12 años, parecía diseñada para medir el cambio en los actores.

–Sí, eso creo. Identidad o desarrollo de uno mismo. Es difícil inyectar eso en una narrativa. No había tanto de eso en el artículo que leí para Hit Man en 2001. En realidad, es más bien en la parte de fantasía. Siempre estuve en la escuela –se habla de eso en Antes del atardecer– con el discurso de que puedes cambiar, pero tienes tus puntos fijos. Siempre he estado interesado en eso. Estoy tan feliz como puedo con ellos. Recientemente, leí cosas que decían que puedes cambiar bastante. ¿Pero realmente puedes modificar esa medida? Me gustaría ser diferente.

–¿Cómo es eso?

–Siempre puedes terminar una frase con un: pero entonces no sería yo. Desearía poder disfrutar de cosas que otras personas parecen gozar tanto.

–¿Cómo qué?

–No lo sé. El gran estreno de tu película (risas), ir a la entrega de premios, vestirse, estar ahí. Realmente prefiero estar viendo una película o leyendo. Tengo lo opuesto al miedo a quedar fuera. No quiero estar en ningún lado (risas).

–Sus películas tienen una amabilidad y una gentileza poco comunes. ¿Cómo logra eso?

–Si tomas las cosas en serio o es algo importante, entonces es un gran problema en tu película. Realmente no me tomo nada demasiado en serio. Como existencialista de la vieja escuela, voy por la vida con cierta ironía, desapego y diversión. Comprometido. Me importan muchas cosas, pero no estoy tan interesado en los resultados. No creo en tramas ficticias. Por eso fue interesante ser un poco más argumental, tenerlo más en algunos géneros que estoy mezclando. Los esquemas premeditados siempre he dicho que son simplemente falsos. La vida no funciona así. No tenemos vidas basadas en la trama, sino impulsadas por el carácter.

–Se burla de la idea de una de las tramas favoritas de Hollywood.

–Tuve que hablar de eso con la película. ¿Los sicarios no existen? Por supuesto que no existen. Haz las matemáticas. ¿Alguna vez has oído hablar de sicarios arrestados? No existen a nivel minorista. La idea de que alguien a quien nunca has conocido, que es ese profesional gélido con el que te encuentras durante cinco minutos, corre el riesgo de ser condenado a muerte. Creo que como cultura tenemos que creer en ello. Disfrutamos creyendo en ello.

Por otro lado, American Fiction, de Cord Jefferson, sátira sobre racismo, medios de comunicación y la forma en que los blancos consumen la cultura negra, ganó ayer el Premio del Público en el festival de Toronto, reforzando su condición de favorita en la carrera hacia los premios Óscar.

Cuenta la historia de Thelonious Monk Ellison, interpretado por Jeffrey Wright, un autor afroestadunidense al que sus editores le dicen que su obra no es suficientemente negra.