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A 50 años de la ignominia
Sé qué quiere decir amar la vida y sé cuáles son las causas de la muerte: Salvador Allende

La Jornada rescata una entrevista del líder de la Unión Popular con el cineasta Roberto Rosellini

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▲ Ha pasado medio siglo desde el derrocamiento del presidente demócrata Salvador Allende, y su figura es hoy emblema de la lucha colectiva, la democracia y la libertad en América Latina. Sobre estas líneas, el mandatario con el poeta Pablo Neruda. A la derecha, conmemoración del golpe de Estado chileno en 2021 y 2022.Foto Ap y Afp
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de septiembre de 2023, p. 4

El presidente Salvador Allende Gossens (1908-1973), quien encabezó un intento de instaurar el socialismo por la vía democrática en Chile, médico de profesión antes que político, solía decir: Sé qué quiere decir amar la vida y sé cuáles son las causas de la muerte.

En una entrevista con el cineasta italiano Roberto Rosellini, difundida en 1971, el mandatario que murió dos años después durante el golpe de estado militar, recordaba su época de estudiante de medicina, en la cual se reunía con sus compañeros “para discutir los problemas sociales, para leer a Marx, Engels, los teóricos del marxismo.

Milité siempre en los sectores estudiantiles que luchaban por la reforma. Fui expulsado de la universidad, arrestado y juzgado, antes de ser médico, por tres cortes marciales. Fui liberado, enviado al norte de Chile y después comencé en Valparaíso mi carrera profesional.

En aquella ciudad, Allende relata que trabajó en condiciones muy duras, en el único puesto que pude desempeñar: asistente de anatomía patológica. Con estas manos he hecho mil 500 autopsias. Sé qué quiere decir amar la vida y sé cuáles son las causas de la muerte.

Ya a los 30 años, como diputado por Valparaíso y Quillota, el doctor participó en la fundación del Frente Popular y fue ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda. En 1945, fue elegido senador, cargo que conservó hasta 1970. Después fue cuatro veces candidato a la presidencia chilena, representando a una alianza de los partidos socialista y comunista, en 1952, 1958, 1964 y 1970.

La conversación con Rosellini ocurrió en el contexto de la Operación Verdad, con la cual se intentó contrarrestar en aquellos años el boicot informativo de los medios de comunicación orquestado por grupos de extrema derecha, consorcios económicos extranjeros y los aparatos de inteligencia estadunidenses.

Allende explica en la entrevista que desde 1951 se dedicó a hacer comprender que existía un camino distinto al aceptado incluso por el Partido Socialista, por lo cual fue expulsado de ahí.

Luego, se vinculó con el proscrito Partido Comunista, que se convirtió en el germen de la Unidad Popular: la alianza socialista-comunista. La gran posibilidad consistía en la unidad de los partidos de la clase obrera, incluso con partidos de la pequeña burguesía, y con esta propuesta recorrió todo el país, sin ninguna ilusión electoral.

Allende perdió las siguientes dos elecciones. En 1964, la derecha apoyó a otro candidato, el democristiano Eduardo Frei Montalva. Su objetivo fue un diálogo constante y permanente con el pueblo a través de los partidos populares.

En la contienda de 1970 venció, junto con la Unidad Popular. Se trató de la primera vez en que un político socialista y marxista llegaba al gobierno a través de una elección. Allende tenía un grupo importante de colaboradores y seguidores que, al igual que él, estaban convencidos de que el socialismo podía construirse a partir de las tradiciones democráticas chilenas.

Su programa enfrentó fuerte oposición de grupos chilenos y de Estados Unidos, la cual se encarnizó tras la nacionalización de la gran minería de cobre en 1971. El año siguiente, gremios patronales paralizaron actividades, como el transporte. Se desarrolló el desabasto de productos prioritarios y se difundieron rumores de golpe militar.

El presidente explicaba que los recursos producidos por el cobre debían ser utilizados en el desarrollo económico del país, “a fin de que –junto con las ganancias de las otras empresas monopolizadas– se puedan crear los recursos necesarios para elevar las condiciones materiales de vida del pueblo”.

Un mes antes de aprobarse la nacionalización de la minería de cobre, Allende dijo a Rosellini: El cobre debe ser nuestro, porque es fundamental para Chile. Ahora, ¿cuál es el fondo del problema? El problema es que, lógicamente, no debemos indemnizar, porque no intentamos apropiarnos de esta riqueza, sino que intentamos pagar lo que efectivamente debe pagarse.

El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por una asonada militar de las instituciones que debían protegerlo, encabezadas por Augusto Pinochet.

Allende resistió algunas horas rodeado de algunos colaboradores en el Palacio de La Moneda. Advirtió que moriría antes de traicionar el voto popular que lo hizo presidente de Chile. A las dos de la tarde, poco antes de que las fuerzas armadas invadieran la sede del gobierno, el mandatario murió. La versión más aceptada es que se suicidó.

El dirigente popular, que se convirtió en figura emblemática de la izquierda latinoamericana, creía en un hombre “con una concepción distinta, con otra escala de valores; un hombre que no sea movido esencial y fundamentalmente por el dinero; un hombre que piense que existe para la fortuna una medida distinta, en la cual la inteligencia sea la gran fuerza creadora.

Quiero decirle que tengo confianza en el hombre, pero en el hombre humanizado, el hombre fraterno, y no el que vive de la explotación de los otros.