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Erupciones volcánicas debilitan la Circulación de Walker del Pacífico
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▲ Investigaciones anteriores han demostrado que cuando hay un volcán tropical fuerte, el mundo tiende a enfriarse un poco. En imagen, última erupción del volcán Fogo, ubicado en las islas de Cabo Verde, en noviembre de 2014.Foto Europa Press
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de agosto de 2023, p. 5

Madrid. Las erupciones volcánicas pueden hacer que la circulación del Pacífico se debilite temporalmente, induciendo condiciones similares a las de El Niño.

Los resultados, publicados en la revista Nature por científicos de la Universidad de Washington en San Luis, aportan importantes ideas sobre cómo pueden cambiar en el futuro los fenómenos de El Niño y La Niña.

El océano Pacífico cubre 32 por ciento de la superficie de la Tierra, más que toda la tierra junta, por lo que su actividad afecta las condiciones de todo el planeta. Las variaciones periódicas de la temperatura del agua y los vientos del océano, denominadas El Niño-Oscilación Austral, son una fuerza meteorológica importante.

Los científicos saben que la actividad humana afecta a este sistema, pero aún están determinando su alcance. El nuevo estudio ha revelado que el componente atmosférico de este sistema, la Circulación de Walker del Pacífico, ha cambiado su comportamiento a lo largo de la era industrial de un modo inesperado.

Lo que ocurre en el Pacífico tropi-cal no se queda en el Pacífico tro-pical, afirma en un comunicado Bronwen Konecky, profesora adjunta de ciencias de la Tierra, medio ambiente y planetarias en artes y ciencias de la Universidad de Washington. Afecta a vastas extensiones del mundo. La Circulación de Walker del Pacífico es uno de los principales impulsores de la variabilidad de las precipitaciones mundiales.

La rotación de la Tierra hace que el agua caliente de la superficie se acumule en el lado occidental de las cuencas oceánicas. En el Pacífico, esto induce condiciones más húmedas en Asia, con vientos alisios de baja altitud que soplan hacia el oeste a través del mar. Los vientos de levante a gran altitud crean una circulación atmosférica que impulsa los patrones climáticos en el Pacífico tropical, y mucho más allá.

Según Konecky, cuando se examinan las proyecciones de los futuros estados climáticos del mundo, hay un acuerdo increíblemente alto entre los modelos en lo que se refiere a los futuros cambios de temperatura. Hay mucho menos acuerdo cuando se trata de futuros cambios en las precipitaciones, añade.

Los modelos climáticos suelen predecir que la Circulación de Walker del Pacífico se debilitará en respuesta al calentamiento global; sin embargo, su reciente fortalecimiento sugiere que los aerosoles –la suspensión de partículas finas y sólidas o gotas líquidas en el aire– introducidos por la actividad humana, podrían tener el efecto contrario.

Nos propusimos determinar si los gases de efecto invernadero habían afectado a la Circulación de Walker del Pacífico, explica el autor principal, Georgy Falster, investigador de la Universidad Nacional Australiana y del Centro ARC de Excelencia para Extremos Climáticos. Descubrimos que la fuerza global aún no se ha modificado, pero en cambio el comportamiento interanual es diferente.

Los científicos observaron que el tiempo que tarda la circulación del Pacífico en alternar entre las fases de El Niño y La Niña se ha ralentizado ligeramente a lo largo de la era industrial. Según Falster, esto podría agravar los riesgos asociados de sequía, incendios, lluvias e inundaciones.

Los autores no observaron ningún cambio significativo en la fuerza de la circulación todavía. Ese fue un resultado sorprendente, reconoce Samantha Stevenson, de la Universidad de California en Santa Bárbara, porque para finales del siglo XXI, la mayoría de los modelos climáticos sugieren que la Circulación de Walker del Pacífico se debilitará.

El equipo utilizó datos de núcleos de hielo, árboles, lagos, corales y cuevas para investigar los patrones climáticos a largo plazo del Pacífico en los últimos 800 años. Los científicos combinaron estos conjuntos de datos con datos de observación más recientes y, a continuación, utilizaron métodos estadísticos para elaborar reconstrucciones de la Circulación de Walker del Pacífico resueltas anualmente.

Nuestro estudio proporciona un contexto a largo plazo para un componente fundamental del sistema atmósfera-océano en los trópicos. Comprender cómo la Circulación de Walker del Pacífico se ve afectada por el cambio climático permitirá a las comunidades de todo el Pacífico y más allá prepararse mejor para los desafíos a los que pueden enfrentarse en las próximas décadas, resalta Coats.

Debate acalorado

Entre los científicos del clima ha habido un acalorado debate en los últimos años sobre lo que hace el sistema de El Niño después de una erupción volcánica, señala Konecky. La Circulación de Walker del Pacífico es el componente atmosférico de ese sistema.

Hace tiempo que sabemos que las grandes erupciones volcánicas, sobre todo en los trópicos, tienden a enfriar el planeta durante unos años, pero cuando se trata del hidroclima, los impactos son más difíciles de averiguar, porque las precipitaciones y otras variables hidroclimáticas son mucho más ruidosas que la temperatura. Así que es difícil saber si ha sido un poco más húmedo este año porque un volcán ha entrado en erupción cerca de Fiyi, o por alguna otra razón, subraya Konecky.

Las erupciones volcánicas tienen el poder de influir en el clima a escala mundial, pero no todos los volcanes tienen ese impacto. Investigaciones anteriores han demostrado que cuando hay un volcán tropical fuerte, el mundo tiende a enfriarse un poco.

En cuanto al impacto potencial sobre el hidroclima o las precipitaciones, otros científicos han estudiado si las erupciones volcánicas modifican la temperatura de los océanos, ya que el gradiente de temperaturas oceánicas en el Pacífico tropical puede sentar las bases de los fenómenos de El Niño.

Este nuevo estudio aborda el impacto de las erupciones al centrar e en el comportamiento de la atmósfera, en lugar de en las temperaturas oceánicas.

Tras una erupción volcánica, observamos un debilitamiento muy consistente de la circulación caminante del Pacífico, añade Konecky.

Esto no ocurre por casualidad. Es algo bastante sólido. Vemos una respuesta consistente en la atmósfera, mientras otros no han visto la misma respuesta en las temperaturas oceánicas. Y eso es porque la respuesta atmosférica es más fuerte o es más fácil de detectar.