"La Jornada del Campo"
Número 191 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Agrotóxicos que matan...

La paradoja de la salud infantil y el glifosato

Felipe de Jesús Lozano Kasten Profesor investigador del Departamentod de Salud Pública, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara

Las paradojas se crean cuando las condiciones de posibilidad de una operación son al mismo tiempo las condiciones de su imposibilidad (Luhman). Actualmente los profesionales de la salud pública, principalmente los que nos dedicamos a la salud de la infancia, de los niños, nos encontramos frente a esta paradoja respecto a la salud infantil y el herbicida glifosato. En esta paradoja, el principal productor y comercializador de glifosato refiere que: “nuestro compromiso con el país y el resto del mundo es garantizar la salud y la alimentación de las personas, de acuerdo con nuestra visión global: “Salud para todos, nadie con hambre”. Al mismo tiempo desde la lógica de la medicina moderna se refiere que la salud de la población se encuentra en las manos de uno mismo, de la familia, de los científicos y profesionales de la salud, y las de los políticos en los diferentes niveles de la administración (Milos Jenicek 1996). En esta lógica no parece dar espacio a la posibilidad global que los productores de agroquímicos en que se comprometen con el País, garantizando la salud para todos, nadie con hambre, son seguramente observaciones de los observadores del mercado de los agroquímicos.

Los científicos y profesionales de la salud pública generalmente desarrollamos nuestras actividades en otro orden: reconociendo cualquier amenaza (riesgo), iidentificando los problemas de salud relacionados, haciendo algo con ellos (prevención tratamiento, etc.), anticipando el desarrollo de problemas de salud posteriores (pronóstico), evaluando el resultado de las acciones, siguiendo a nuestros pacientes y/o la población.

En la paradoja glifosato-salud de la infancia, de un lado los vendedores garantizan su verdad respecto a la salud de la infancia con el uso de glifosato, y por otro los profesionales observan los problemas de salud dentro de un marco de pensamiento, de un razonamiento diagnóstico que es una traducción práctica del método científico, que implica (Obtención de datos, análisis de datos y formulación de hipótesis) esta secuencia es el método inductivo. También se observa la salud a través del método deductivo en el cual el médico con experiencia sospecha de un diagnóstico en los expuestos y se pregunta la posibilidad de que el problema de salud esté relacionado a determinada exposición, este método es intelectualmente más poderoso y satisfactorio por qué obtiene unos resultados más definitivos que las aproximaciones inductivas. Ambos métodos son integrativos (Epidemiología clínica, la lógica de la medicina moderna Milos Jenisek 2009).

Así que cuando los profesionales de la salud pública evidenciamos que en la orina de cientos de escolares entre 5 y 15 años tienen presencia de metabolitos de glifosato (90 a 100%), y que tales escolares viven en área urbana como rural- agrícola del estado de Jalisco donde se utiliza glifosato de forma endémica, esto se convierte en una tarea de los científicos y profesionales de la salud pública, que debemos valorar en los niños (exposición, riesgo, diagnóstico, tratamiento, pronóstico y toma de decisiones en el conjunto de la atención).

Entre las principales razones por las que los y los niños son considerados vulnerables frente a riesgos ambientales como es la presencia de glifosato en su organismo en comparación con un adulto está:

  1. Son físicamente más vulnerables, especialmente en la vida fetal y en los primeros meses después del nacimiento ya que se encuentran en un estado de crecimiento y desarrollo. Al tener sus órganos y tejidos aún inmaduros, como son el hígado o riñón, su capacidad para metabolizar, desintoxicar y excretar agentes tóxicos es menos efectiva que la de un adulto (Landrigan et al., 2004; Ferrán, Ferrero, Ibarluzea, 2014).
  2. Los niños tienen exposiciones desproporcionadamente elevadas a muchos agentes ambientales; beben más agua, comen más alimentos y respiran más aire por peso corporal en comparación con los adultos. Por esta razón, la exposición a cualquier contaminante ambiental presente en el agua, los alimentos y el aire será sustancialmente mayor a la de un adulto (Landrigan et al., 2004).
  3. Los niños tienen poco control sobre su entorno. A diferencia de los adultos, es posible que no sean conscientes de los riesgos y no puedan tomar decisiones para proteger su salud.
  4. Debido a que los niños tienen más años de vida futuros que la mayoría de los adultos, tienen más tiempo de desarrollar enfermedades crónicas provocadas por exposiciones tempranas a contaminantes ambientales.
  5. Tienen patrones de conducta y de actividad distintos a los de adultos, que pueden aumentar su contacto con sustancias tóxicas. Por ejemplo, al estar más cerca del suelo, se exponen al polvo y los productos químicos que se acumulan en él (Yassi et al.,2002).

La verdad científica en salud no consiste exclusivamente en afirmaciones correspondientes a datos del entorno del mercado de los agroquímicos, la verdad cientifíca distingue entre lo verdadero y lo no verdadero. •