ra un hombre importante, engallado, con negocios turbios y no pocos enemigos. Tras su escritorio tenía una silla de terciopelo. En su mano, un anillo decorado. Brillaba. Sus anteojos simulaban elegancia. Su misión era enriquecerse a costa de la salud.
A las citas llevaba una corbata increíblemente amarilla. No estaba solo. En realidad, nunca lo estaba, por eso de sus negocios y sus enemigos. Su oficio era doblar la normatividad, retorcer procesos y oscurecer el mercado de medicamentos. Su negocio era ordenar los turnos de trámites de la agencia sanitaria. Este hombre de antes acordaba cada trámite o gestión por sumas de no menos de cinco o seis ceros.
Despachaba una red coyotes que lo visitaban y esperaban de pie –con cuerpos tiesos y semblantes atemorizados– silenciosa hasta la humillación. Esperaban a que diera una señal de aprobación como quien espera el permiso de un superior para ir al baño.
Esta era la forma de hacer trámites en los sótanos de Cofepris. Había hombres importantes
que privilegiaban a unos cuantos, con una asignación preferencial o con bloqueo selectivo de trámites. Esto facilitaba la creación de monopolios, es decir, un trámite autorizado termina en un medicamento autorizado y los demás trámites que pudieran competir
en el mercado se mantenían en rezago.
Para hacer frente a estos hombres de antes que lucraban con la complejidad de la burocracia y la humanidad del mercado sanitario, Cofepris desarrolla la digitalización a la hora de asignar los trámites, para así mantenerlos libres de conflicto de interés. En este sentido, la digitalización es la estrategia contra estos hombres importantes
y nunca más se repetirá ese tipo de corrupción.
Cofepris acaba de superar 150 mil trámites realizados en su plataforma digital. Esta cifra refleja el valor de la transformación digital que vivimos para mejorar nuestro sistema nacional de salud, así como los productos y servicios que regulamos.
La digitalización no es una simple labor cosmética ni una ilusión óptica. Es la herramienta más eficaz contra la interferencia de agentes corruptos en los procesos sanitarios. Con esta acción, Cofepris se consolida como una institución al servicio de la salud pública y con la clara misión de proteger la salud de todas las personas en todos los lugares del país.
Para llegar a 150 mil nos enfrentamos a varios desafíos.
Combatimos la corrupción, agilizamos procesos, rejuvenecemos la dictaminación, fortalecemos la vigilancia sanitaria, modernizamos esquemas de la operación sanitaria, y sobre todo, rescatamos el rigor técnico-científico que hoy nos caracteriza. Para todo esto, construimos una nueva arquitectura tecnológica llamada Digipris, que transparenta procesos y herramientas regulatorias directamente al usuario.
Poniendo fin al coyotismo abusivo de hombres importantes
que por tantos años sacaron provecho del hermetismo institucional, podemos decir que en Cofepris, con el esfuerzo continuo de nuestro equipo, estamos estableciendo mecanismos que nunca más permitan la corrupción o el rezago, y garanticen no sólo justicia en el mercado farmacéutico, sino también el acceso a medicamentos, dispositivos médicos e insumos para la salud de alta calidad, seguridad y eficacia.
* Titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios