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Emilio Lozoya y su culebrón // ¿Extorsionan al extorsionador? // Y ahora con ustedes, la señora X

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ranscurren los años y el culebrón protagonizado por Emilio Lozoya y Alejandro Gertz parece no tener fin, con todo y que el ex director peñanietista de Petróleos Mexicanos ha recurrido a todo tipo de trucos legaloides para retrasar su juicio y evitar una sentencia firme. Ahora, un cuatrienio más tarde (desde que un juez giró orden de aprehensión en su contra, en mayo de 2019, a la fecha), el inquilino del Reclusorio Norte, y ya transmitidos cientos de capítulos, el ex funcionario se queja por el cambio de jugada en su afán de lograr un acuerdo reparatorio con el gobierno federal.

Lo llamativo de esto es que, sin sonrojarse, quien como funcionario actuó ilegalmente, de forma extorsiva y carente de ética hoy reclama por tal cambio, pues, dice, resulta ilegal, inmoral y raya en la extorsión, porque ya había aceptado pagar el monto fijado inicialmente. Según él, el punto del desacuerdo con el gobierno federal es lo que debe pagar si es que pretende salir de la cárcel.

En los cuatro años y cuatro meses al aire, el culebrón ha tenido varias etapas: la inhabilitación por parte de la Secretaría de la Función Pública; amparo; orden de aprehensión; fuga (originalmente se conoció que huyó a Alemania); captura y encarcelamiento en España; extradición a México; hospitalización, testigo protegido o criterio de oportunidad; largas y más largas de la FGR; cena en lujoso restaurante de Las Lomas y de allí al Reclusorio Norte, donde permanece desde noviembre de 2022. Todo ello, aderezado con todo tipo de trucos legaloides y la exasperante lentitud de la parte acusadora.

Se trata del mismo personaje que en octubre de 2017, casi 20 meses después de salir de la dirección general de Pemex, aseguraba que las investigaciones en su contra por la corrupción en los casos Odebrecht y Agronitrogenados –entre ellas, la de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda– le hacían los mandados, lo que el viento a Juárez, y se pavoneaba: con mucha humildad, tengo recursos y tiempo para romperles la madre.

En los hechos, a nadie se la ha roto, aunque también es cierto que a él tampoco, cuando menos no como debe ser, dada la corrupción y el robo descarado que encabezó en Petróleos Mexicanos. Eso sí, le pegan donde más le duele, el bolsillo, porque supuestamente acordó con el gobierno federal una reparación del daño por 10.7 millones de dólares (que había aceptado pagar para lograr su liberación y, de pasadita, retirar los cargos por los delitos de operaciones con recurso de procedencia ilícita y zafar a su familia), pero el monto se ha incrementado a 30 millones, de acuerdo con la UIF y Pemex.

Lozoya asegura que es inocente, no robó, defraudó ni realizó negocios ilegales con recursos de la nación (una blanca paloma, pues, hinchada de dinero), pero si es correcto lo que dice (lo cual es absolutamente dudoso), entonces ¿por qué pagaría multimillonarias cantidades por algo que, asegura, no se comió? Pero el culebrón no concluye: “el juez Gerardo Alarcón López –quien lleva la causa en el Centro de Justicia Penal Federal con sede en el Reclusorio Norte– convocó a una nueva audiencia para el 30 de agosto, cuando las instituciones federales (UIF y Pemex) deberán justificar el drástico cambio en su exigencia (de 10.7 a 30 millones de dólares). En la audiencia del miércoles pasado iba a iniciarse la etapa de juicio oral contra Lozoya por el caso Agronitrogenados” ( La Jornada, Gustavo Castillo y Eduardo Murillo).

En vía de mientras, el ladrón se queda en el Reclusorio Norte. Sin embargo, otra queja del hoy indiciado: por qué Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, Pedro Joaquín Coldwell, los integrantes del consejo de administración de Pemex y demás finísimas personas, ¿por qué están libres, sin cargos y gozando de lo mucho que se llevaron en el festín? Lozoya ha reiterado que él aportó suficientes pruebas para que todos ellos estén en chirona, pero si en cuatro años la FGR no ha podido cerrar el caso del ex director de Petróleos Mexicanos, hay que imaginar el tiempo que le llevaría iniciar las pesquisas en contra de esa fauna.

Las rebanadas del pastel

En la mañanera estrenaron una ingeniosa sección informativa: “como ya no puedo hablar mucho porque me cepillan los del INE, los del Tribunal Electoral, propongo que se llame ‘No lo digo yo’ y nada más lo ponemos aquí”, explicó el presidente López Obrador. Y de paso, presentó a la señora X (tras profunda investigación, se conoció que se llama Clauxóchitl).

Twitter: @cafevega