Opinión
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Ciudad perdida

Frenar campañas para definir el rumbo

S

in afán de molestar y menos aún de dar consejos, pero sí con la idea de asomarnos a la ventana de la realidad, Morena debería considerar, para su propio bien, frenar ya las campañas –término ajustado a la verdad y sin demagogia– de sus precandidatos, más allá de lo que el INE ordene o sugiera, porque se quiera o no el periplo en mucho ha sido un fracaso.

Y esto porque a decir verdad, el fallo del INE le ha hecho un gran favor a la política mexicana y de paso a Morena, que cansó a la gente con una serie de visitas sin sustancia, sin contenido a casi todos, o a todos, los estados de la República.

Era una farsa, un juego que pretendía ser la estrategia para posicionar a la y los precandidatos con poca presencia entre la población de los estados del interior del país.

Tal vez eso aún no se ha medido, la tarea haya resultado como se pretendía, o tal vez Morena desilusionó con sus propuestas y sus candidatos, pero ahora ya no hay nada qué hacer.

El episodio debe cerrarse porque, visto con detenimiento, exponer a los personajes a un desgaste prematuro hizo que mostraran debilidades que bien podrían utilizarse por la oposición para futuros ataques, además de poner en entredicho la capacidad de los mismos para construir un canal de comunicación con la gente, porque poco podían decir, pero en mucho podían errar.

Y no sólo eso. Necesariamente levantó sospechas sobre el financiamiento de los trabajos que realizaron, que podrían ir más allá de los 5 millones que prometió Mario Delgado. El gasto en la propaganda realizada tuvo necesariamente un costo y para cerrar picos maldicientes, ya es hora de que se transparenten esos gastos.

Es muy curioso, pero, por ejemplo, hay temas en los que la y los precandidatos dispararon ideas diferentes de pe a pa. Ninguno parece tener la misma idea sobre el significado, hoy por hoy, de la 4T, sus alcances, sus horizontes.

Ese tal vez es el punto más delicado, por su esencia, porque es el cimiento de la transformación que, si hacemos caso a lo que se ha dicho desde todos los frentes de Morena, es la ruta a seguir, pero es alarmante que cada uno interprete ad libitum el concepto porque confunde a quien escucha.

De todas formas, y para ser sinceros, debemos decir que la 4T debe continuar, lo malo es la disparidad de ideas, y eso, la 4T, no podría, no debería quedar sólo en una acción práctica que prometa, por ejemplo, justicia.

Si no se tiene un eje, una idea común, sostenida por una tesis que regule la actuación de quienes deben gobernar bajo ese concepto. Es imposible dejarlo todo al vaivén del pragmatismo.

Por eso también es muy válido que se frenen los viajes y las reuniones vacuas, y se dé oportunidad a que –sería muy interesante– cada uno de la y los propuestos se sentara a pensar en serio qué es la 4T y de qué manera se puede implementar en el futuro inmediato.

Algo así, estamos seguros, se podría alentar, mucho más, a las y los ciudadanos que piensan en salir a votar. Tener la seguridad del camino que se propone recorrer ofrecería un elemento de juicio mucho muy importante y expondría, en serio, la forma de pensar de las llamadas corcholatas.

Por eso decimos, con mucha confianza, que la resolución del INE sobre los trabajos que hacen Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López en la provincia del país les hará un bien y les dará tiempo para definir el rumbo que proponen para el país. Eso sería muy interesante.

De pasadita

Alguien se habrá de llevar una sorpresa no muy grata cuando le digan que para efectos de elegir a quien represente a Morena en las elecciones para el Gobierno de la Ciudad de México, se tendrán que tomar en cuenta los estatutos de partido, y en ese caso, aquí, en la capital de México, se dirá: toca mujer.

Eso llevará a que muchos globos se desinflen y a que otros muchos que jugaron a las dos tortas se queden silbando en la loma. Ya verán.