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Ver día anteriorLunes 17 de julio de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Traer agua de otros lugares, absurdo y muy costoso
C

omo prometí el lunes pasado, sigo mostrando los desatinos gubernamentales en el uso del agua en el país. Para ninguna región de nuestro territorio existe una política de crecimiento rural y urbano racional y acorde con los recursos naturales existentes. Por eso la expansión anárquica de la mancha de asfalto de los sentamientos humanos ha sido a costa de las áreas naturales o agrícolas, eliminando la posibilidad de retener con obras diversas el agua de las lluvias y recargar los acuíferos. Así se lograría abastecer del líquido a la población, la agricultura y demás actividades económicas.

A la herencia de obras faraónicas que dejó Felipe Calderón y que muestran cada año sus graves limitaciones, se suman otros proyectos de la Comisión Nacional del Agua para abastecer a la Ciudad de México y su área conurbada. Debía realizarlos su sucesor, Enrique Peña. Entre ellos, traer de la cuenca del río Tecolutla nueve metros cúbicos por segundo; de la del Tula, otros 6.5, y a la vez, incrementar la dotación del Sistema Cutzamala en 3.5 metros cúbicos por segundo.

Ninguno se hizo. En cambio se siguió perdiendo por fugas, obsolescencia y otras causas, una tercera parte del agua que se inyecta a la red de distribución. Un problema que promete resolver desde hace 70 años cada nueva administración citadina. Algo semejante sucede en otras urbes, como Guadalajara, Monterrey, Puebla, Tijuana y León.

Absurdo y muy costoso traer agua de otros lugares cuando el recurso se tiene en la propia cuenca. Y en abundancia. Pero en vez de retener la que traen las intensas lluvias para recargar el acuífero (cada día a más bajo nivel por sobrexplotación) se envía fuera de donde habitan 30 millones de personas. Y sin tratarla, como ordena la ley, contaminando ríos y tierras.

En este sexenio, nada ejemplifica mejor la falta de obras para captar el agua de lluvia y evitar las inundaciones, que la muerte de 16 pacientes de Covid-19 en un hospital del Seguro Social en Tula Hidalgo. Otros 38 se salvaron al sacarlos en lanchas el 6 y 7 de septiembre de 2021. Quedó sin luz el hospital y buena parte del municipio, donde evacuaron a 10 mil familias. Las fuertes lluvias ocasionaron el desbordamiento del río Tula donde desembocan los ríos el Salto, Tlautla y Rosas, y las aguas residuales de dos túneles provenientes de la Ciudad de México. Cabe señalar que en 2017, la Secretaría de Medio Ambiente ordenó ampliar la capacidad de carga del río. No se hizo. Según las autoridades, por la oposición de grupos ambientalistas.

Soy responsable, pero no culpable, aclaró el Presidente en una conferencia mañanera en la que fue interrogado sobre la tragedia. Pero las muertes y los daños ocasionados en la infraestructura hospitalaria y en la ciudad de Tula los cubrió un manto de impunidad.

Este sexenio, siguen las inundaciones en el valle de México; no se ha reducido la pérdida por fugas en el sistema público de distribución; el sistema Cutzamala, a su más bajo nivel histórico; se continúa sobreexplotando el acuífero, con los problemas que ello conlleva por el hundimiento de la mancha urbana, en especial en el oriente de la cuenca. No hay obras de relieve para captar el agua de lluvia. Ni para tratar las negras que generan los hogares y la industria. Y cada año se padece más la falta de líquido, agravada por las olas de calor.

Suele afirmarse que las inundaciones son porque llueve con más intensidad. Eso bien se sabe, pues el cambio climático no solamente ocasiona aumento de temperatura y sequía. También huracanes devastadores con su cauda de agua. Pero lo que se desconoce, lo que está ausente es la estrategia gubernamental para enfrentar esos tres efectos. Por el contrario, todos se juntan en México. Y en este sexenio son visibles y lo confirman los especialistas del sector público, los de los centros de investigación y los grupos ambientalistas. Sus advertencias caen en el vacío.

Bien vale entonces resumir los problemas que nos aquejan y que se agravarán en el futuro, citando lo que solía afirmar el inolvidable arquitecto y estudioso Jorge Legorreta: He aquí una región con tanta agua, que al ser desalojada por los tubos se hizo escasa; y al convertir sus 45 ríos en drenaje, se inunda.