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Todos podemos ser víctimas y victimarios, plantea la novela El tatuaje invisible

En entrevista, Erick de Kerpel comentó que quiso abordar los detonantes de la violencia en una persona // Es también un retrato de lo que lamentablemente sucede en el país, señaló el escritor

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▲ El tatuaje elaborado sobre la piel es un elemento importante en el libro, pero también las marcas internas e imborrables en los individuos, compartió el autor.Foto Penguin Random House
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de julio de 2023, p. 2

La novela El tatuaje invisible, editada por el sello Suma, explora la dualidad de la locura y la razón, y una línea muy fina que separa a los seres humanos de producir el mal. El autor, Erick de Kerpel, también explicó que en la narración la violencia genera más violencia.

El escritor dijo a La Jornada que le interesaba abordar los actos temperamentales generados por la violencia y como una forma de actuar visceral, el pensamiento reptiliano que todos traemos. Mi intención con la novela es decir que todos somos susceptibles de convertirnos en víctimas o victimarios.

El título es el retrato de lo que está sucediendo en nuestro país, lamentablemente: una espiral interminable que aparece no tener fin.

De Kerpel mencionó que todos los personajes en la novela se dejan llevar por la pasión, sus decisiones son muy pasionales. Fue como hacer una bola de nieve que va arrastrando a todos los personajes hasta un desenlace trágico. La cosa es hablar del mal, de la tragedia y de lo susceptible que estamos todos, que una mala decisión nos lleva al carajo.

En su texto abordó tanto el tatuaje en el nivel físico o explícito, realizado sobre la piel con tinta y con una aguja, pero también de las marcas internas que todos podemos traer dentro, estos sucesos de vida que marcaron tanto como un parteaguas y que nos cambiaron para siempre.

Un entorno con heridas

El novelista, nacido en la Ciudad de México, destacó su decisión de ubicar el estudio del tatuador H en Tlatelolco, donde se empieza a desplegar la historia, porque es un lugar que, energéticamente, tiene muchísimo contenido, historia y dolor; han pasado demasiadas cosas ahí y tiene marcas incorpóreas donde sea.

En torno a los personajes, sostuvo que se cuidó de narrarlos en la bondad o la maldad completa; más bien fueron arrastrados por las circunstancias y la falta de claridad en las decisiones que fueron tomando.

El personaje antagonista, dijo De Kerpel, realiza un desenlace terrible, pero “no es algo que hubiera planeado mucho tiempo. El tipo venía de una historia de dolor, de violencia intrafamiliar, con un padre alcohólico. Una situación muy dura de vida.

Cuando se cruza con Emma, en su estudio en Tlatelolco, decide verter en ella todo el rencor y el dolor que ha acumulado a lo largo de los años. No tiene claro qué hacer con ella, pero sabe que le quiere provocar una marca interna.

Matizó que no se trata de justificar ni de hacer un juicio moral sobre lo que están haciendo los personajes; en cambio, sí es explicar la historia de vida y cómo la violencia puede generar más violencia y como este pensamiento reptiliano puede hacer que todo se vaya al carajo.

Culpa y resentimiento

Erick de Kerpel describió que sus protagonistas han vivido historias muy distintas: “Samuel, un tipo bajacaliforniano todo franco. Viene escapando de la muerte de sus sobrino, de la que se siente responsable. Trata de controlar y de proteger a todos sus alrededor. Además, es profesor de física, amante de la ciencia; siempre trata de explicarse las cosas de forma racional.

“Luego está Emma, quien tiene una hermana gemela esquizofrénica. Se siente responsable de ella. Todo el tiempo se está preguntando qué sucedió cuando nacieron y la otra se llevó la locura. Se cuestiona si también estará loca.

Por otro lado, el H, que viene de un contexto de violencia familiar, una madre medio ausente, con mucho dolor, es un tipo que toda su vida fue recogiendo las sobras que la vida le fue dejando y acumuló mucho resentimiento. Cuando se encuentra con Emma, una chica hermosa que viene de un historia distinta, la agarra de víctima.

En la narración tiene un gran peso lo circunstancial, que es Samuel: tiene buena intención, pero todo le sale mal, y lo va arrastrando hasta un hoyo profundísimo. El gran drama de la novela, el cruce entre tres personajes, es la defensa de la hermana de Emma, quien se siente responsable de su hermana Virginia. Esta fragilidad de una rama que está a punto de romperse de un momento a otro.