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Operación aeropuerto / I

Se estaba cayendo por todas partes

Dejó de ser tierra de nadie el AICM, afirma Velázquez Tiscareño

A punto de cumplirse un año de que la Semar se hizo cargo del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que a sus 70 años acumula múltiples problemas, desde negocios y aerolíneas que no pagaban derechos hasta la gran presencia del crimen organizado, un equipo de La Jornada se dio a la tarea de investigar las actuales condiciones de la terminal aérea más importante del país, que no disfruta de los ingresos por el uso del aeródromo debido a que éstos se transfieren al pago de bonos por el cancelado aeropuerto de Texcoco; en esta primera entrega, entrevistamos a su director general, quien habla de cómo lo encontró y los esfuerzos que ha emprendido para su rescate.

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▲ El vicealmirante Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño en entrevista con La Jornada.Foto Roberto García Ortiz
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▲ Oficina de objetos perdidos, donde pueden encontrarse desde una urna con cenizas hasta látigos y placas de autos.Foto Roberto García Ortiz
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▲ Filtros de seguridad en la Terminal 1, área que lleva 70 años en operación.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de julio de 2023, p. 4

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) fue hasta hace 15 meses tierra de nadie: vuelos ilegales, delincuencia organizada, lavado de dinero, tráfico y extorsión de migrantes, punto de arribo y traslado de drogas, robo de equipaje, incluso deudas incobrables a aerolíneas y a locales comerciales de hasta 12 años por la renta de espacios.

A casi un año de su designación como director del AICM, el vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño afirmó a La Jornada: “cuando llegamos aquí, la problemática era total. Las aerolíneas controlaban todo y se culpaba al aeropuerto; volaban lo que querían, totalmente al margen de los horarios legales y por eso se consideran como vuelos ilegales.

El Presidente me dio órdenes muy precisas: ustedes están ahí para dar seguridad, para dar una sacudida a la administración y resolver todas las quejas de los usuarios.

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –inaugurado por el presidente Miguel Alemán el 19 de noviembre de 1952–, se convirtió en el más importante de América Latina y se ubica en el lugar 26 de los 55 aeropuertos más importantes del mundo.

El incremento anual de operaciones y viajeros generó que en 2007 se pusiera en operación la Terminal 2, que actualmente moviliza a 46 por ciento de los pasajeros. En la Terminal 1 se atiende al resto.

En las dos terminales operan más de 20 aerolíneas nacionales e internacionales y en 2022 movilizaron 46 millones 258 mil pasajeros a través de 387 mil 450 operaciones comerciales y se transportaron 570 mil 809 toneladas de carga.

En febrero de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó que la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) se hiciera cargo de la seguridad en la terminal aérea capitalina; desde entonces, mil 500 elementos laboran ahí.

Los marinos, además de reordenar las labores de seguridad interior y realizar tareas de inteligencia, trazaron un plan estratégico.

Problemática total

Al paso de los años la demanda de servicios trajo consigo el crecimiento de todo el aeropuerto y por consiguiente la creación de decenas de accesos y pasillos interiores, por los que se movilizan diariamente más de 35 mil empleados de aerolíneas, del propio AICM y de muchas instituciones del gobierno federal.

Hasta febrero de 2022 todo conformaba un laberinto donde se realizaban cotidianamente decenas de actos ilícitos con la intervención de servidores públicos, trabajadores privados y empresas de seguridad.

Tan penetrada estaba la terminal por la delincuencia, que los marinos descubrieron que durante al menos 10 años se simuló que todas las cámaras de seguridad funcionaban.

Las labores de inteligencia y vigilancia revelaron casos de migrantes a quienes algún objeto les servía de contraseña para entrar en contacto con oficiales del Instituto Nacional de Migración (INM) que los conducían a través de los accesos a puntos de abordaje o salida del aeródromo para evitar su retención.

El vicealmirante Velázquez Tiscareño señaló: “tomé posesión el 7 de julio. El aeropuerto se estaba cayendo por todas partes. Era vulnerable. Daños, filtraciones de agua, faltaba mantenimiento…

Este aeropuerto (la Terminal 1) es muy viejo, tiene 70 años. Es un monstruo, un viejo guerrero que se niega a morir, pero requiere demasiados recursos para mantenerlo.

Dos factores agravaron la situación estructural y de servicios en el AICM: primero, el anuncio de su cierre por la construcción de la nueva terminal en Texcoco durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (obra que fue cancelada en este sexenio), y los dos años que duró la pandemia. Fueron cinco años letales.

Después de la pandemia comenzó la recuperación, pero, indica el director de la terminal, encontramos problemas de delincuencia organizada y se ha enfocado junto con sus hombres a corregir situaciones que considera estructurales, aunado al “combate de robo de maletas, y disminuir las demoras y cancelaciones de los vuelos.

Encontramos un problema de ilegalidad muy evidente, con el cual no sólo la gente, sino las autoridades de aquí, ya se habían acostumbrado, agrega.

Ese era el caso de la zona de los mostradores de Mexicana, que durante más de siete años fueron ocupados por jubilados y sobrecargos de la extinta compañía, quienes permitieron en esa área varios locales de mercancía pirata que no sabemos exactamente quiénes los manejaban, pero que pagaban una renta a los trabajadores. Terminar con eso fue el primer golpe fuerte, de autoridad.

Los marinos descubrieron que Interjet (aerolínea en quiebra), posee “muchas instalaciones, a pesar de que ya no existe y tiene una deuda gigantesca, impagable, que hacen difícil el manejo financiero de la terminal capitalina.

Existían deudas de aerolíneas y comercios con el aeropuerto por 7 mil 500 millones de pesos. Muchas de ellas impagables porque algunos ya no existen. A quienes no pudieron o no quisieron pagar les cerramos el local. No solamente eran comercios, también hangares que dejan mucho dinero y los poseedores los subarrendaron durante muchos años y sin que se les impusieran penalizaciones, dentro de un hangar había otros negocios.

El AICM vive del pago de la renta de espacios. El presupuesto que se le asigna es básicamente para la zona de operaciones aéreas.

En 2022 recibía un promedio de mil 350 millones de pesos mensuales por concepto de rentas, pero una vez que se pagaban impuestos, salarios y servicios quedaban sólo 250 mil pesos.

Además, el AICM tiene añejas demandas que en total requieren un pago de 500 millones de pesos por contratos que se cancelaron o por demandas laborales.

El vicealmirante y director del aeropuerto internacional reconoció que si hubieran tenido que pagar todas sus deudas el AICM estaría en quiebra, porque los ingresos por Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) no se reciben y esos recursos se transfieren al pago de bonos gubernamentales para lo que sería la construcción del aeropuerto en Texcoco.

Vuelos ilegales

Antes de abril de este año las aerolíneas volaban lo que querían. Lo hacían totalmente fuera de los horarios legales. Era una práctica de siempre. ¡Hoy no se realiza ni uno solo!, afirmó Vázquez Tiscareño.

Explicó que las aerolíneas vendían boletos para vuelos en horarios inexistentes en la programación que se define con seis meses de antelación.

Antes de que la Semar tomara el control del AICM las autoridades solapaban y permitían todos los vuelos que las compañías quisieran, aunque la terminal se saturara y rompiera el orden establecido para aterrizajes y despegues. No importaba que incurrieran en violaciones a normas nacionales e internacionales.

Indicó que Volaris realizaba 50 por ciento de los vuelos ilícitos; Viva Aerobús, 40 por ciento; “Aeroméxico tenía pocos, no tenía la necesidad porque tiene el control total, es el jefe.

“Las líneas aéreas hacían lo que les daba la gana, lo hacían en todos los aspectos, porque, a final de cuentas, ellas son las dueñas, casi, casi. Son las que generan todo. Hacían los vuelos a la hora que querían. Los tres primeros meses de 2022 (todavía) fueron como 6 mil vuelos ilegales (para no afectar a los turistas de Semana Santa), más los legales. Ahora, si alguien quiere hacer eso, ni siquiera les damos posición, y si les damos posición, la torre de control les dice: ‘¿de qué vuelo me hablas?’ ¡Eso se acabó! Las compañías ya no venden vuelos que no existen, no hay posibilidad.”