"La Jornada del Campo"
Número 189 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Patrimonio biocultural y territorios vivos

Vulnerabilidad, adaptación y percepción al cambio climático de comunidades totonacas

Rosalía Castelán Vega [email protected]Lisett Santa Cruz Ludwig [email protected] José Víctor Tamaríz Flores [email protected] Nodo Puebla Centro-Red de Patrimonio Biocultural de México

Desde la formación del planeta, el clima, ha estado en constante cambio debido a causas naturales, como las variaciones en la radiación solar, la formación de los continentes y el vulcanismo, entre otras. Sin embargo, desde finales del siglo XVIII, con el inicio de la Revolución Industrial, el principal origen de la variación climática son las actividades humanas.

Las emisiones a la atmósfera de gases que generan el efecto invernadero (calentamiento terrestre) se han incrementado por el uso de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas. La temperatura promedio del planeta en la actualidad es 1.1°C mayor a la de finales del Siglo XIX. Este incremento de la temperatura y la alteración en los patrones de lluvia nos afecta a todos, pero no por igual.

Existen poblaciones con mayor amenaza y vulnerabilidad, como lo son los pueblos originarios, debido a que diferentes factores como son su nivel de pobreza, la alta dependencia de sus medios de vida de los ecosistemas, estar establecidos en territorios con exposición directa a los embates climáticos y estar sujetos a desplazamientos forzados y vivir con la amenaza del despojo de sus territorios.

Sin embargo, pese a ser los grupos más vulnerables, tienen un profundo conocimiento sobre sus ecosistemas, lo que les confiere alta capacidad de resiliencia y adaptación al cambio climático, logrando mantener hasta la actualidad su seguridad alimentaria, formas de vidas, costumbres y tradiciones ancestrales.

El pueblo originario mesoamericano totonaca o totonacu, asentado históricamente en los estados de Veracruz, norte de Puebla e Hidalgo, ha sufrido una constante deforestación por la introducción ganadera y agrícola, lo que se ha traducido en un importante impacto ecológico, que aumenta su riesgo ante el cambio climático.

En el proyecto realizado por los autores, titulado “Adaptación al cambio climático para una alimentación segura en un territorio sustentable”, como parte de los resultados obtenidos podemos mencionar que la población totonaca percibe los cambios ambientales al manifestarlo en frases como: “hace más calor y las lluvias son menos pero más recias…. El temporal inicia más tarde y la canícula se alarga”. Estas variaciones han afectado sus periodos de siembra y aumentado la incidencia de plagas en los cultivos; la principal causa a la que atribuyen este cambio es a la tala local de árboles, misma que se aceleró en los últimos 50 años.

Pese al poco apoyo técnico que han recibido para adaptarse al cambio climático, los productores han tenido la suficiente habilidad de prácticas de resiliencia para hacer frente a las amenazas a la que están sujetos por las inclemencias del clima, mismas que se relacionan principalmente con las formas de manejo, al buscar la asociación de cultivos que mantenga la humedad en el suelo, o bien, que evite la aparición de plagas; cambios de cultivos, como la introducción de pimienta, ya que han observado que tolera mejor las altas temperaturas; o cambios en las variedades del café, por aquellas que sean más resistentes a la roya.

A través de sus conocimientos tradicionales y del entorno, han establecido áreas de conservación, regeneración ecológica y viveros, que les permiten preservar su biodiversidad, como el zapote negro y blanco, que comentan que ya escasea en la región; de igual forma, han creado zonas de captación de agua pluvial, como jagüeyes, para el riego cuando se presenta sequía; y han establecido huertos con plantas medicinales para la conservación de la herbolaria tradicional como conocimiento ancestral y parte de la cultura del lugar, debido a que han notado que se está perdiendo.

Los productores que mantienen su identidad totonaca reconocen que desde la introducción de paquetes tecnológicos que les dio el Instituto Mexicano del Café en la década de los 80’s, han ido perdiendo elementos cosmológicos como los relacionados con luna y rituales importantes para el agradecimiento y respeto a la madre tierra, por lo que están intentado que las generaciones jóvenes regresen a sus prácticas agroecológicas ancestrales.

El cambio climático es de suma importancia para los pueblos originarios, ya que impacta de forma directa en los principales elementos de su cosmovisión: el territorio y sus medios de vida. En la medida que estos grupos más vulnerables se ven afectados, se pone en riesgo su permanencia, debido a que migran buscando nuevas formas de subsistencia, contribuyendo a la pérdida de identidad cultural y conocimiento tradicional salvaguardado a través de los años. •