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Leñero siempre fue un rebelde, innovador y una excelente persona

El Inbal rinde tributo al dramaturgo con motivo de su 90 aniversario natal

 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de junio de 2023, p. a10

Hablar de Vicente Leñero (1933-2014) debe hacerse con mayúsculas. No sólo porque fue un gran dramaturgo, narrador, novelista, cuentista, guionista y periodista, sino también por su ejemplar legado como maestro de diversas generaciones y su profunda calidad humana.

Así lo sostuvo la dramaturga y narradora Leonor Azcárate, alumna y amiga del maestro, en el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) le rindió con motivo del 90 aniversario de su nacimiento, cumplido el viernes pasado.

“Para mí es un privilegio haber sido alumna (…) Desde los años 70 en que lo conocí, tuve la oportunidad de compartir sus obsesiones artísticas y sus vastos conocimientos. Aprendí qué es el teatro, a escribir, a amar la escritura”, refirió la autora.

Si algo lo caracterizó es que fue un artista joven. Alguna vez José Agustín dijo que admiraba muchísimo la juventud de Leñero. ¿Por qué joven? Porque siempre estuvo en la búsqueda de propuestas novedosas, (fue) alguien rebelde, innovador, honesto en su profesión y una excelente persona.

El tributo al autor de Los albañiles y El evangelio de Lucas Gavilán consistió en la transmisión de un programa virtual, producido y difundido por la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) a través de sus redes sociales, en el que familiares, colegas, amigos y alumnos compartieron puntos de vista y anécdotas acerca del homenajeado y su quehacer.

Comprometido con su sociedad

Su hija, la también narradora y dramaturga Estela Leñero, mostró a la audiencia una serie de fotografías de diversas épocas del escritor y periodista jalisciense para referirse a sus facetas de padre, profesionista y escritor.

Destacó que, como narrador y dramaturgo, fue un autor comprometido con su sociedad, y lo ejemplificó con una imagen de su obra Nadie sabe nada, de 1988, dirigida por Luis de Tavira, en el que ella participó como asistente de dirección y dramaturgia.

Fue una obra de teatro muy controversial en su momento y fue censurada, lo cual nos llevó a hacer un paro; participamos en la suspensión de labores hasta que se volvió a abrir la obra, rememoró la antropóloga.

Se prohibió sobre todo porque hablaba y se refería directamente a gente de la política, del periodismo y del teatro involucrada y cuestionada en cuanto a la difusión de la verdad. Entonces, todo su pensamiento periodístico (de Leñero) lo planteó allí como uno experimental, en el que creó 10 espacios simultáneos. Era un proyecto de experimentación a partir de la simultaneidad.

Otra de las fotos mostraba a Vicente Leñero al lado del escritor José Agustín cuando en 2011 recibieron al unísono la Medalla Bellas Artes, en reconocimiento a sus largas trayectorias e importantes aportaciones a las letras mexicanas.

Lo que hicieron fue intercambiar las medallas, así que la de José Agustín la tiene mi papá y la de mi papá, José Agustín, agregó la dramaturga, quien resaltó la profunda huella que dejó aquel creador como maestro, no sólo por las enseñanzas directas sobre el oficio del escritor, sino porque también enseñó a sus alumnos a ser maestros: Es un gran valor para mí haber estado en sus talleres, porque me ha permitido también poder seguir transmitiendo la historia y el amor por la dramaturgia mexicana.

Esa labor como formador también fue abordada, reconocida y agradecida por el guionista y director de teatro y cine Enrique Rentería, así como por el guionista Fernando León, quienes destacaron que si algo aprendieron en el taller del maestro Leñero, más que a escribir, fue a entender lo que era ser escritor y el compromiso con la escritura misma, a través de su generosidad y su sabiduría en todos los ámbitos.