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De recesiones y cambio climático: la decimocuarta
O

bservan amables lectores que en mis notas sobre recesiones y cambio climático supongo que la economía y el consumo de energía crecen y crecen y crecen…Incluso, uno de ellos asegura –cito– que la línea argumentativa de dichas notas supone un consumo igual que ahora –o mayor– de energía “cuando logremos cambiar a energía limpia, dentro de ‘muuucho’ tiempo”. Y a partir de ello –sigue la cita– considera que vale la pena discutir la necesidad de un decrecimiento del consumo.

Sugiere reflexionar la distinción entre deseos y necesidades, formulada por el filósofo noruego Arne Næss (1912-2009) en su ecología profunda. Y agrega que según la visión de Næss, las transformaciones en las sociedades humanas deben pasar por una disminución de deseos, sin necesidades no necesarias y por una satisfacción de necesidades vitales para todos y poco más.

Finalmente –en su breve y sustanciosa comunicación– concluye con una idea muy importante: si en verdad queremos no destruir el planeta, requerimos decrecer y orientar el desarrollo humano en otras direcciones, que exigen hacer una reingeniería social o modificar nuestra arquitectura institucional. ¿Qué lo justifica? Al menos, el simple hecho de que ya somos 8 mil millones de humanos en el mundo.

Cierto, no he explicitado la necesidad de menor crecimiento del consumo de energía. De todo tipo, no sólo fósil. E impulsar, incluso, un decremento. ¿Qué significaría? Que el volumen mundial de recursos actualmente necesarios, ya cercano a 300 millones de barriles equivalentes de petróleo al día, debiera no sólo crecer a menor ritmo o estancarse, sino disminuir, pero no “hasta el mediano o largo plazos, sino de forma inmediata. ¿Cómo? Merced a una revisión profunda, crítica, de nuestras necesidades.

Esto es posible –muchos autores lo aseguran– para obtener menos, la misma o, incluso, más satisfacción de las formas útiles de energía, con un volumen cada vez menor.

A reservas de poder comentar más ampliamente esta visión del ecologista noruego sobre las causas de la crisis ecológica que vivimos, y de ingresar al debate que abrió a partir de sus tesis fundamentales, hoy recordemos algunos números vinculados a esta visión del crecimiento o decrecimiento de la energía primaria necesaria para alcanzar la energía final y las formas útiles de energía. En términos del movimiento medio de los volúmenes de energía necesaria, recordemos lo acontecido de los últimos 20 a 25 años. La energía primaria consumida ha crecido poco más de 2 por ciento al año. Así, de seguir este movimiento medio anual, requeriríamos el doble de energía primaria en 32 años.

Para el caso de crudo –curiosamente– el volumen se duplicaría en 50 años. En cambio, los volúmenes de carbón y gas natural se duplicarían en cerca de 25. La electricidad, en cambio, se duplicaría en poco más de 20 años, pero –como deseamos y aspiramos considerando la disponibilidad tecnológica actual– requeriríamos que el volumen de electricidad consumido en el mundo se duplique más rápidamente y que para 2050, por ejemplo, participe en más de 40 por ciento en el balance final de energía, pero con un peso mayoritario de generación limpia en toda su huella de carbono. Sin menoscabo de la seguridad y la confiabilidad.

Sin duda, se trata de un movimiento relativamente independiente de aumento, estancamiento o disminución de la energía primaria necesaria, pero muy vinculado –sólo así tendría sentido– a una creciente participación de renovables y limpias –incluso descentralizadas– en la generación. Sí, hoy con fósiles se genera 65 por ciento de la electricidad en el mundo, y con limpias sólo 35.

Urge su impulso a la par del estímulo de mayor eficiencia integral en producción, control, transmisión, distribución y consumo de energía. Y paralelamente un acuerdo y apoyos sociales también crecientes. De veras.

NB: Gran dolor por la pérdida de nuestro queridísimo y brillante maestro José Valenzuela Feijoó. Lo extrañaremos siempre en la UNAM…en la UAM…en todos lados. ¡Cuánto le aprendimos! ¡Abrazo de corazón a su familia!