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Disquero
Música de epifanías
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▲ Portada del disco más reciente de Caroline Shaw, Let the Soil Play its Simple Part, en la que se observa una bella rosa del desierto en una metafórica maceta desfondada que da pie al título: permite que la tierra haga su parte.
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de mayo de 2023, p. a12

Pendula en mi mente una melodía. Es suave, ondula, asciende, forma vapor y me da la sensación de flotar. Es un velo que es ola por encima de las otras olas.

A veil awave upon the waves

El verso es de James Joyce y lo extrajo Caroline Shaw de entre las páginas de su ejemplar, ajado, del Ulises del autor irlandés.

Y ahora es otra ola la que alela mis sentidos. Es la misma voz, la de Caroline Shaw, la que ahora enuncia los versos del poema Room in Brooklyn de su amiga Anne Carson, quien a su vez dibuja con palabras lo que Edward Hopper, ese experto en soledad, puso en óleo: una mujer sola mira por la ventana en Brooklyn el brillo mortecino del sol:

This
slow
day
moves
along the room
I
hear
its
axles
go
a
gradual dazzle
upon
the ceiling
gives me that
racy
bluishyellow
feeling
as hours
blow
the wide
way
down my afternoon

La misma respiración del poema que acabo de transcribir, con su morfología original, de Anne Carson, es la sístole y la diástole de toda la música de Caroline Shaw, heroína del Disquero.

El 17 de abril de hace dos años, di a conocer en México a la compositora, multinstrumentista, cantante y gran lectora Caroline Shaw, quien en poco tiempo se ha convertido en figura fundamental del mundo de las salas de concierto.

Sus poderosas herramientas: su capacidad de crear música muy cercana a todo escucha, sin falsa simplicidad, sin dificultad alguna. Nos comunica de manera muy directa emociones, ideas, contenidos.

Lo suyo es el amor por las palabras, por el lenguaje, por los himnos antiguos, por la voz humana, el cuarteto clásico de cuerdas, un ensamble muy original de percusiones, los relatos escénicos con música, la poesía, la literatura, la gran literatura.

En las obras de Caroline Shaw abundan pasajes, ideas y desarrollo de temas de TS Eliot, William Shakespeare, James Joyce, Anne Carson, Marilynne Robinson, entre otros autores.

Su nuevo disco sintetiza esos recursos expresivos, narrativos y la multiplicidad de técnicas musicales que hacen de esta compositora una personalidad como no hay otra en el manido mundo de la música de concierto.

Es más, hay obras de Caroline Shaw que podemos escuchar con la sensación de estar oyendo un disco pop o una obra de rock, pero en realidad estamos frente a partituras de música de concierto con todas las de la ley.

El título de su nuevo disco es poético como toda su música: Let the Soil Play its Simple Part.

La portada presenta una planta bella de forma y nombre y contenido: Rosa del Desierto. La metáfora de la maceta desfondada da, literalmente, pie al título: Deja que el suelo cumpla su tarea tan simple; Permite a la tierra que haga lo suyo; Deja que la tierra en escena interprete su papel. Permite que la tierra haga su parte. Let the Soil Play its Simple Part.

El álbum consiste en 10 piezas sumamente hermosas. Recomiendo ver y disfrutar en YouTube la grabación que hicieron Caroline Shaw y los músicos integrantes del Sō Percussion, de la pieza que abre el disco: To The Sky, y quedará en claro el mensaje contundente de esta compositora que canta como los ángeles, escribe como los dioses y piensa e imagina todo aquello que queremos para hacerlo realidad.

El corte 8, A Gradual Dazzle, es una música hecha a partir del poema de Anne Carson que aquí transcribí y en el video que recomiendo queda clara la respiración del poema que adopta Caroline Shaw para cantar y normar el ritmo de sus composiciones.

Eso es todavía más evidente si escuchamos el corte 5, Lay All Your Love: lo que millones en el mundo conocen como una rola del grupo Abba, aquí se trata de una obra maestra de prosodia: Caroline Shaw acorta, alarga, edita, pone en la moviola la escena y escuchamos formas misteriosas, nuevas, de hacer sonar las frases de todos conocidas, pero que con esta magia adquiere significados muy profundos.

Los versos originales dicen:

Don’t go wasting your emotion
Lay all your love on me
Don’t go sharing your devotion
Lay all your love on me

Mientras los versos que canta y con los que hace música Caroline Shaw dividen los vocablos emotion y devotion en variantes como estas: emó, largo silencio, shion, y su voz alarga a placer las vocales de la frase lay all your love on me y juega con los acentos: dí vó shion, í mo shión, mientras al fondo se escucha su voz pregrabada y multiplicada en un coro de ecos como un juego de matriushkas.

Muchas de las obras de Caroline Shaw tienen una evolución dramatúrgica que inicia lento, muy lento y casi silencioso, hasta llegar a un clímax sensacional. Algo así como el Bolero de Ravel pero sin aspavientos.

Como ningún aspaviento nace cuando ella hace música a partir de las prosas más hirsutas y difíciles, como la siguiente:

DECOY. SOFT WORD. But look! The
bright stars fade. O rose! Notes chirruping
answer. Castille. Themorn is breaking
jingle jingle jamted jingling coin rang.
Clock clacked. Arowal. Sonnez. I could.
Rebound of garter. Not leave thee. Smack.
La choche! Thighsmock. Arowal. Warm.
Sweetheart, goodbye! Jingle. Bloo.

Boomed Crashing chords when love absorbs. War! War! The tympanum.

Asail! A veil awave upon the waves.

Es el Episodio 11. Sirenas, del Ulises de James Joyce, puesto en música por Caroline Shaw. Un velo es una vela es una ola que cabalga en lo alto de las olas.

Estos son los cinco álbumes de Caroline Shaw que recomiendo: Partita for 8 Voices, prodigio de 2013 que le valió el Premio Pulitzer y la fama repentina; Orange, de 2019; Narrow Sea, de 2021, con el que el Disquero la dio a conocer en México; Let the Soil Play Its Simple Part, de 2021, ya referido; Evergreen, de 2022 y The Wheel, también de 2022.

El álbum Evergreen lo grabó con sus amigos del Attaca Quartet, con quienes realizó antes el disco Orange. Es una exploración a profundidad sobre el tema del lenguaje en general y en particular de la prosa cantarina de su amiga Marilynne Robinson. Culmina gloriosamente con el célebre poema francés “Cant voi l’aube”, un eco de su obra maestra, la pieza titulada And So, que es una reimaginación de la pregunta inmortal que formuló William Shakespeare: “What’s in a name?”, que forma parte del monólogo en Romeo y Julieta.

El álbum The Wheel, mientras tanto, grabado con sus amigos de I Giardini, entabla diálogos epifánicos en piano y violonchelo, mientras Gustave Le Gray tiene un fructífero monólogo donde pendulan compases de Chopin y en tanto Lía Hennino en la viola produce belleza estirando colisiones entre las maneras de articulación en un instrumento de cuerda, contrastando lo rudo con lo sutil.

La pieza titular del disco evoca, en palabras de la compositora, un breve viaje a través de un paisaje hecho con recuerdos musicales, y asocia los sonidos de esta composición al sentimiento que nos causa caminar solos a través de la ciudad por la noche, acompañados por nuestras voces interiores y nuestras reflexiones.

Solos. Este vocablo habla de los solos, de nosotros los solos al mismo tiempo que de los momentos en que un instrumento, sea la voz humana o cualquiera otro, se separa del grupo y canta en soledad.

La grabación más reciente de Caroline Shaw es una composición de su colega David Lang, otro de los héroes del Disquero, y se titula precisamente When I am Alone, en un arreglo de Jody Elff y en el más puro espíritu hímnico, estilo que comparten David Lang y Caroline Shaw; ella entona con su voz de arcángel: cuando estoy sola escucho música, lloro, leo, te extraño, me quiero, te veo, te pienso, te amo, me pongo en la mesa manjares, me cuido, me apapacho; cuando estoy sola sueño despierta, soy libre y pienso en ti y digo te amo.

Escuchemos juntos la música de Caroline Shaw, ese caudal de epifanías.

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