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Espino controla el sindicato del STC desde hace 45 años

Disidentes luchan contra cacicazgos en los gremios del Metro y el Gobierno de CDMX

El presidente del Sutgcdmx fue destituido en 2019 y ningún dirigente seccional tiene toma de nota, afirma activista

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▲ Fernando Espino Arévalo, líder del sindicato mayoritario del Metro, ha sido diputado por diferentes partidos políticos.Foto José Antonio López
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▲ Protesta de trabajadores en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de abril de 2023, p. 4

El Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (Sutgcdmx) se encuentra sumido en una crisis de legitimidad desde hace más de tres años, cuando Juan Ayala Rivero fue destituido como presidente en 2019, y ha llegado a tal grado que hoy ninguno de los secretarios generales de las 42 secciones en las que está dividida la organización tiene toma de nota de las autoridades laborales, señaló Julio Miranda, líder disidente de la sección 1, limpia y transporte.

Mientras, en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (STC), Fernando Espino Arévalo cumple 45 años como dirigente absoluto del gremio, quien además ha rebasado a las autoridades, al imponer a funcionarios en la dirección del Metro, denunció Héctor Homero Zavala Zavala, dirigente de uno de los gremios minoritarios del organismo, que intentan hacer frente al cacicazgo de quien también ha sido diputado federal y local por distintos partidos, a la par de líder sindical.

Se trata de los dos sindicatos de burócratas más grandes de la Ciudad de México, en los que además sus dirigentes tienen acusaciones y denuncias de presuntos actos de corrupción, como venta de plazas, nepotismo y utilizar a los trabajadores con fines políticos, entre otros.

En el Sutgcdmx, explica Miranda, dos líderes seccionales dominan las principales carteras del sindicato, mientras el presidente, Aarón Ortega, sólo es una figura decorativa, que no toma decisiones.

Con 135 mil agremiados –aunque desde hace años no se ha actualizado el padrón–, el sindicato pasa por una de sus más grandes crisis, afirmó el trabajador de limpia, pues la falta de toma de nota de sus secretarios seccionales lo tiene entrampado en un problema administrativo enorme.

Lo anterior, debido a que por la pandemia se determinó ampliar el mandato de las secretarías generales en todas las secciones, es decir, que sus periodos de gestión concluyeron; sin embargo, la mayoría de los secretarios no ha convocado a elecciones y las que lo hicieron fueron impugnadas por distintas irregularidades, por lo que no han sido avaladas por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCA).

Tal es el caso de la sección 1, en la que Hugo Alonso, quien lleva más de 10 años como secretario general, pretende relegirse por tercera vez en el cargo, en un proceso plagado de irregularidades desde la convocatoria hasta la misma elección, motivo por el cual la autoridad laboral no le ha reconocido el triunfo, aunque él se sigue ostentando como secretario general.

La crisis en el sindicato, explicó Julio Miranda, se recrudeció a finales de 2019, tras la revocación de la toma de nota a Juan Ayala Rivero, quien pretendía ocupar el cargo hasta 2023, aun cuando ya se había relegido en dos ocasiones.

A partir de allí, comenzó una lucha por el poder dentro del gremio, en la que Hugo Alonso se autoproclamó presidente del Sutgcdmx a principios de 2020, en una elección que fue anulada por el TFCA.

Fueron casi dos años en los que el sindicato no tuvo una dirigencia legal, tiempo en el que se creó un directorio encabezado por el líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, Joel Ayala, para tomar las funciones de la presidencia.

Fue en septiembre de 2021 que los secretarios generales de las 42 secciones acordaron proponer un candidato de unidad, en la figura de Aarón Ortega Villa, quien fue electo presidente, en un proceso en el que fue el único participante y avalado por el gobierno capitalino.

Sin embargo, quienes realmente controlan el sindicato, señaló Julio Miranda, son Hugo Alonso y el secretario general de la sección 4 –contraloría, administración y almacenes para los trabajadores–, César Piña, quien fuera hombre de confianza del ex presidente Juan Ayala; a quien luego traicionan, propician su destitución y hoy se disputan el poder en el sindicato del Gobierno de la Ciudad de México.

Tan sólo el primero, quien ha sido denunciado en la Fiscalía General de Justicia capitalina por delitos como abuso de autoridad, amenazas, acoso y venta de plazas, tiene secuestrada la sede de la organización, ubicada en Antonio Caso, además de que controla el Comité de Vigilancia, la Comisión de Honor y Justicia, así como la de Procesos Electorales, explicó Miranda.

Aunque Piña, precisó, tiene el apoyo de más secciones, Hugo Alonso controla a las que cuentan con más trabajadores y las carteras más fuertes de la presidencia, prácticamente es el cáncer del sindicato, expresó.

A ello se suma, agregó, la corrupción de la que son víctimas los sindicalizados, quienes tienen que pagar cuotas por todo, como un trámite de vacaciones o gestionar el derecho a una beca para sus hijos, es decir, todo tiene precio.

La realidad, agregó, es que el sindicato no representa a los trabajadores, no hay cursos de capacitación, las oficinas están cerradas, nadie te dice dónde está tu secretario, y eso sucede en las 42 secciones.

“Es necesario, acabar con el charrismo y apostar por un nuevo modelo de representación, con líderes que de verdad representen a la base, los trabajadores reclaman un cambio”, expresó Julio Miranda.

En el STC la organización mayoritaria es la que manda

En el Sindicato Nacional de Trabajadores del STC la situación no es muy distinta, Héctor Zavala Zavala, dirigente de los dos gremios minoritarios dentro del organismo público, afirmó que la mayoría de los funcionarios medios del Metro son ex dirigentes sindicales, impuestos por Fernando Espino, por lo que es a él a quien responden y no a la administración del STC.

Tal es el caso de José Pereznegrón Zarco, mano derecha de Espino, quien ha ocupado cargos sindicales y hoy aparece en el directorio del SCT como gerente del Instituto de Capacitación y Desarrollo.

De esta manera, explicó Héctor Zavala, es la dirigencia del sindicato la que decide a qué trabajador se le da capacitación y se le sube de categoría, es decir, es el que manda.

Los trabajadores no son representados por ese sindicato, más bien son reprimidos, no pueden denunciar los problemas que tenemos en el Metro, porque quien te reprime es tu representación sindical, subrayó.

Aunado a ello, añadió, se utiliza a los trabajadores como instrumento para presionar a la dirección del Metro, ejemplo de ello es que se les obliga a no laborar horas extras, pese a que, explicó, a la mayoría de ellos les sirven para mejorar sus ingresos, pues de lo contrario su catorcena sería de mil 700 pesos.

Además, la dirigencia del sindicato mayoritario tiene controladas a todas las empresas que dan servicio al Metro: uniformes, comedores y atención médica, afirmó Zavala Zavala.

Por ejemplo, tú como trabajador tienes derecho a recibir una comida de calidad, pero resulta que no te puedes ir a quejar con el sindicato, porque es el que da la comida, o sea, la empresa que da el servicio es del sindicato, explicó.

Fernando Espino cumple ya 45 años al frente del sindicato –que tiene afiliados a 12 mil de los 13 mil trabajadores de base–, a la par ha sido diputado federal y local en seis ocasiones por los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza.

Como líder sindical se le ha acusado de nepotismo, por tener familiares en la nómina del Metro.

Creado en 1970, como Sindicato de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, cambió de nombre en 1999 a metropolitano y cuatro años después se le rebautizó como nacional, con el argumento de que se habían creado los metros de Guadalajara y Monterrey; pero en realidad, aseguró Héctor Zavala, ha sido una estrategia para continuar religiéndose al frente del gremio.