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Negocios y empresas

Debacle de las Sofipos

S

i usted cuenta con inversiones en alguna Sociedad Financiera Popular (Sofipo) es el momento de retirar su dinero. La razón principal es que el Fondo de Protección de las Sofipos (Prosofipo) no cuenta con recursos para pagar el seguro mínimo a los ahorradores que es de 25 mil Udis, poco menos de 200 mil pesos.

A diferencia de los bancos, muchas Sofipos operan al filo o al margen de la ley. En teoría, son reguladas por la autoridad, pero muchas veces utilizan los recursos de forma fraudulenta. El dinero para proteger a sus clientes prácticamente se acabó con la quiebra de Ficrea en 2014 y aunque hacen aportaciones obligatorias, son mínimas para cubrir al sector. Hace más de tres años que quebró Operadora Reforma y a la fecha no hay recursos para devolverlos a los ahorradores.

El problema crece por la posible quiebra de Libertad Soluciones de Vida, la Sofipo más grande, con cerca de 2.4 millones de ahorradores. Esta institución necesita capitalizarse, pero su principal accionista, Juan Collado, se encuentra en la cárcel por presuntos actos ilícitos. De cerrar sus puertas, no hay forma de cubrir el seguro a los ahorradores.

Ahora le tocó el turno a Caja de la Sierra Gorda, bajo el mando de Érik Israel Benítez Mendoza (2018 a 2020), Ivett Rueda Romero (hasta 2021) y ahora en manos de Jorge Cruz Ortega. Las autoridades ya le revocaron el permiso para operar y dejó sin sus ahorros a cerca de 18 mil mexicanos.

Con cinismo, la administración de Cruz Ortega señala que tiene la encomienda de salvaguardar los intereses de los ahorradores, pero que le hagan como quieran, porque sólo cubrirá la parte del seguro si Prosofipo proporciona los recursos. Además, Cruz Ortega le echa la culpa a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores porque le revocó la licencia; por ello, señala, se ve imposibilitada de cubrir sus compromisos.

Tanto autoridades como ahorradores presumen el mal manejo de recursos de esta Sofipo y los principales responsables, aquellos que utilizaron en forma inadecuada los recursos, ya abandonaron la institución.

Esperemos que los artífices del fraude en Caja de la Sierra Gorda regresen el dinero a los ahorradores, pero para eso se requiere que los juzguen con rigor y sigan el camino de Juan Collado.