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La joven marchista irá a su segunda Justa veraniega en París

Quiero una presea olímpica para que la gente sepa quién fue Alegna González

La andarina revela parte de los sinsabores que conlleva estar en la élite del atletismo mundial

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▲ En 2018 la mexicana se coronó campeona mundial Sub-20, al vencer a la turca Meryem Bekmez (derecha) y la ecuatoriana Glenda Morejón (izquierda).Foto @World Athletics
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de abril de 2023, p. 8

Las historias de los deportistas van más allá de sus logros. De-trás hay batallas internas por las que tienen que atravesar para lle-gar a la cúspide. Así ha sido el transitar de Alegna González en la marcha. No ha sido fácil el recorrido para la atleta de 24 años. Los obs-táculos han sido diversos, incluso consideró renunciar a esta disciplina.

En 2018 pensé en dejarlo todo. Tuve una pelea fuerte con mi entrenador, porque ya no que-ría estar en la Ciudad de México, mi mente estaba en regresarme a casa. Extrañaba a mi familia. No me importaban las competencias, comentó la marchista.

El tiempo, sin embargo, se encargó de poner las cosas en su lugar y la oriunda de Ojinaga, Chihuahua, se encuentra a la espera de dispu-tar sus segundos Juegos Olímpicos en los 20 kilómetros.

Al culminar mi participación en el Mundial me di cuenta que iba a cometer un grave error; sólo estaba siguiendo pensamientos de una niña inmadura, agregó.

No obstante, fueron tres años complejos antes de que cambiara su percepción.

Desde que arribó en 2015 al Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos (CNAR), Alegna se enfrentó al dilema de tener que separarse de su núcleo. Más de mil 500 kilómetros los separaban. En ese momento tan sólo tenía 15 años. Era una adolescente que únicamente quería divertirse como todas las demás niñas de su edad.

Tener que dejar su tierra para instalarse en la capital fue difícil en dos aspectos: convencer a su familia de que pudiera irse a radicar a la CDMX y adaptarse a la lejanía de vivir sin los suyos.

Cuando les mencioné que quería venir acá fue complicado, me dijeron que cómo me iba ir sola si no tenía familia allá, fue un no rotundo. Mi entrenador (Ignacio Zamudio) intentó comentarles cómo iba estar todo, pero ni siquiera lo conocían y no estaban seguros de darme permiso, reveló en entrevista con La Jornada.

Después de muchas peleas con sus padres, Alegna pudo hacerlos cambiar de parecer.

Cuando vino mi mamá le dio mucha tranquilidad saber cómo era el CNAR, ahí vio que tenía-mos la escuela, el comedor y las áreas de entrenamiento, todo en un mismo lugar y que no tenía que salir para nada.

Una vez que aceptaron, la distancia con respecto a ellos fue otra de las peleas internas que debió enfrentar. El apego hacía su gente no lo había dimensionado hasta que cambió de ciudad.

La chihuahuense no tenía claro su rumbo. El afecto hacia los suyos la hizo tambalear.

“Me costó bastante. Llegué en 2015 al CNAR y creo que hasta 2018, al finalizar mis Mundiales, fue cuando empecé a ver las cosas diferente, porque cada año quería regresarme. Me pegaba el simple hecho de no tener un fin de semana y comer una carnita asada con los tuyos. Me decía ‘quiero estar ahí, por qué voy a estar metida en un cuarto todos los días yendo a entrenar cuando puedo estar haciendo lo mismo que las demás personas’. Fueron años adversos”, confesó la andarina, quien recientemente dio la marca para obtener su pase a los Juegos Olímpicos de París 2024.

Perseverancia y fortaleza

La perseverancia y la fortaleza mental sacaron a flote a una deportista que hoy se encuentra en la ruta correcta para convertirse en una potencial medallista el próximo año. Su visión está ahí; subirse al podio en la justa parisina y mejorar el quinto lugar que consiguió en Tokio 2020.

Me gustaría traerme una presea, es mi principal objetivo, lucharé por eso y en cada día estaré intentando construir esa historia.

Tiene claro que no pretende pasar desapercibida en la marcha mexicana. Desea dejar su legado y que la gente la recuerde como una atleta que dio todo por su país.

Tú hablas de Raúl González y sabes que consiguió medalla, a mi me gustaría que la gente supiera quién fue Alegna González.

Hoy habla de aferrarse a un metal olímpico. Este pensamiento, sin embargo, no habría sido posible de haber elegido el proyecto de vida que tenía marcado desde un principio. Ya tenía planeado todo y el alto rendimiento no estaba ahí, manifestó.

Pese a que sus tíos le inculcaron el atletismo desde que estaba en la primaria, la mirada de Alegna, aquella jovencita que apenas había ingresado a la preparatoria, no apuntaba a la marcha; se visualizaba estudiando la carrera de relaciones internacionales.

Siempre he sido una persona que define lo que quiere hacer y tenía en mente ir a la universidad. Soy de Ojinaga, pero me iba a mudar a Chihuahua para terminar la licenciatura y ya sabía qué carrera estudiar, explicó. En ese momento todavía estaba en la prepa, aunque sabía que iría a la UACH; sin embargo, al final no hice nada de lo que en ese momento deseaba. En eso estaba centrada, no veía más. Ahora ya terminé mi carrera en ciencias en el deporte, compartió González Muñoz, quien en su palmarés cuenta con un Campeonato Mundial Juvenil en 2018 y un Premio Nacional del Deporte.

En esa etapa de su vida, incluso, desconocía lo que era el alto rendimiento.

Siempre vi al atletismo hasta su etapa nacional. No sabía que existía más que eso, claro que tenía conocimiento de los Juegos Olímpicos, pero no tenía idea de cómo clasificaban y los deportes que participaban, apuntó.

En 2014 fue cuando empecé a tomarlo un poco más en serio porque clasifiqué a una Olimpiada Nacional. Competí, me fue pésimo; en 2015 volví a participar, también me fue mal, terminé en séptimo lugar. Ahí es donde mi entrenador actual me vio y es cuando tomo la decisión de venirme a la Ciudad de México y descubro en realidad que existía el alto rendimiento.

Es en la capital, confiesa, donde se revela su verdadero talento en la marcha.

Estando acá entro en razón de que en realidad servía para el atletismo, no tenía ni la menor idea de mis capacidades. Antes sólo intentaba competir, pero con el paso de los años entendí que sólo faltaba explotar mis habilidades, dijo la también aficionada a Novak Djokovic y al club América.

De no ser por el entrenador Ignacio Zamudio, quien la convence para arropar esta disciplina, aclara, no habría sabido hasta dónde podría llegar.