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Gioconda Belli rompió su pasaporte en una entrevista de televisión

La poeta es una de las 94 personas a las que el mandatario de Nicaragua retiró la nacionalidad

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 20 de febrero de 2023, p. 6

Madrid. La poeta nicaragüense Gioconda Belli, una de las voces literarias más importantes de su país, decidió romper en directo y en televisión su pasaporte, como gesto de protesta a la medida adoptada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo de retirar la nacionalidad y confiscar sus bienes a 94 personas.

Cuando la historia haya olvidado a estos tiranos yo voy a seguir existiendo en mis libros como poeta nicaragüense, aseguró.

Gioconda Belli forma parte de esa lista de 94 personas que desde el pasado miércoles fueron condenadas por traición a la patria, con penas que suponían la retirada de la nacionalidad y la confiscación de todos sus bienes, que en el caso de esta escritora fueron sus bienes inmuebles, el dinero que tenía en las cuentas bancarias a su nombre y todo lo que había en su casa de Managua.

En una entrevista en un programa de Televisión Española (RTVE), Gioconda Belli decidió romper con unas tijeras y en directo el pasaporte que la acreditaba como ciudadana de su país. Explicó así sus motivos: “Realmente, este papel, que es el pasaporte nicaragüense, no me hace a mi nicaragüense ni me da la nacionalidad. Este documento lo voy a romper aquí mismo, en directo, porque quiero que quede claro que yo no soy este documento. Yo soy Gioconda Belli, soy una poeta nicaragüense, y cuando la historia haya olvidado a estos tiranos yo voy a seguir existiendo en mis libros como poeta nicaragüense.

Que quede claro que no me van a amilanar, no voy a dejar de ser quien soy por no tener este documento. Este documento, además, está emitido por un gobierno que desconozco, porque es un gobierno que ha asesinado, que nos ha quitado la nacionalidad y nos ha llamado traidores a la patria sin ninguna razón.

Nicaragua, como el país de Sísifo

Belli también explicó que todo por lo que ella luchó como parte del movimiento sandinista se ha evaporado por las ansias de poder de un tirano, Daniel Ortega: “Fue hace 30 años, en 1979, cuando luché contra un tirano, así que de mi participación en la revolución no tengo ningún problema ni ningún arrepentimiento.

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Que quede claro que no me van a amilanar, no voy a dejar de ser quien soy por no tener este documento, expresó la poeta y novelista en un programa de RTVE.Foto Cristina Rodríguez

Son 30 años de la revolución sandinista, que fue hermosa e importante, pero que se frustra porque en 1990 Daniel Ortega toma el partido y lo convierte en un adefesio para satisfacer sus ansias de poder. Y lo que es la vieja guardia sandinista lo deja. Todos nos fuimos, porque no quisimos seguir siendo cómplices de lo que él estaba haciendo. Me da mucha tristeza cómo en nombre de esa organización, por la que murió tanta gente, se está haciendo todo esto.

La poeta nicaragüense también agradeció al gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, haber ofrecido la nacionalidad a todas las personas afectadas por la medida, así como a los 222 presos que fueron liberados y también expulsados del país.

“España ha tenido un gesto extraordinario de ofrecer la nacionalidad a esas personas para que no queden como apátridas; ese es un gesto que no han tenido otros países de América Latina que, curiosamente, hubiéramos esperado que tuvieran más generosidad.

Los tres países de América Latina que se han pronunciado en contra son Boric, en Chile, que para mi representa la esperanza; Petro, en Colombia, que hizo un comunicado; y Uruguay. En América Latina no nos vamos a salvar cada uno por nuestra cuenta, sino todos juntos; por eso, aceptar estos atropellos a los derechos humanos es aceptar que somos países bananeros, que no somos serios...

La escritora también se mostró esperanzada en el futuro: La defensa es seguir luchando para acabar con ese régimen. Y yo, viva o muerta, voy a volver a Nicaragua; si es muerta, me voy a convertir en un árbol, en aire, en flores. Para mí, el país es la tierra. Nicaragua es como el país de Sísifo: subimos la piedra a la cima y se nos vuelve a caer. Pero hay algo hermoso y rebelde en subir la piedra.