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De la otra ciudad

La cooperativa da trabajo a 150 familias

Café Tumbalá, un producto orgánico de calidad que ha sorteado múltiples obstáculos

Desde el poblado La Ilusión, Chiapas, los Álvaro Meneses se quitaron a los coyotes para comercializar el grano por su cuenta y después abrir su propio local

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▲ Café Tumbalá, empresa familiar cuyos integrantes se dedican a la producción y comercialización de grano orgánico originario del municipio de ese nombre, en Chiapas, constituida como cooperativa que también ofrece queso, miel y bebidas como pozol con cacao y tazcalate en su local.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de febrero de 2023, p. 25

Para la familia Álvaro Meneses, caficultores indígenas choles del estado de Chiapas, la ilusión viaja en granos de café y sin intermediarios: De la selva norte de Tumbalá directo a la taza.

Minerva Guadalupe Álvaro, llegó a la Ciudad de México hace 30 años en busca de mejores oportunidades, como lo hicieron también seis de sus hermanas, obtuvo la licenciatura en derecho y ejerció algún tiempo, pero la adversidad que enfrentaba su familia en la tierra natal con la producción de café la metió de lleno al negocio con una empresa familiar constituida primero como sociedad de producción rural y hoy como cooperativa que produce, transforma y comercializa un café orgánico de altura cultivado bajo sombra entre mil y mil 500 metros sobre el nivel del mar, de la especie arábica, la de mayor calidad.

Con la satisfacción, dice, de beneficiar a más de 150 familias, principalmente a mujeres del poblado La Ilusión, en el municipio de Tumbalá, además de dar empleo fijo aquí a cuatro personas más y hasta pueden presumir que su café se sirvió en la taza de quien hoy es Presidente de la República.

En su pequeño establecimiento de Calzada de Tlalpan 4357, en la colonia San Lorenzo Huipulco, en Tlalpan, junto con sus hermanas Leticia y María, su hermano Francisco y su hija Ariadna Villalobos, Minerva cuenta que antes todo el café que producía la comunidad de La Ilusión se vendía al ya desaparecido Instituto Mexicano del Café, luego al coyote que acaparaba el producto y lo vendía a las grandes comercializadoras o se buscaba a quien ofreciera un mejor precio.

La crisis de los precios

En 2002 se vino una baja terrible en el precio del café, la gente ya no quería cultivar los cafetales, por lo que Francisco reunió a la familia para tomar alguna decisión, dejar de producir significaba mandar al abandono el esfuerzo de los abuelos Juan Meneses y Elodia Díaz, y de sus padres Francisco Álvaro y Elodia Meneses.

Francisco dijo que veía que en la Ciudad de México había muchas cafeterías; traer el café y venderlo directo, esa era la idea pero eso implicaba transformarlo, comprar una despulpadora, una tostadora y capacitarse para aprender el proceso.

Entonces fundaron Caficultores de la Selva Norte Tumbalá Chiapas y solicitaron un crédito del Programa Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes) alentados por la opinión de un catador, Ramón Aguilar, quien les dijo que les iba a ir bastante bien porque su producto era de muy buena calidad y les sugirió tipos de tueste, fue muy lindo, como nos vio que apenas estábamos empezando no nos cobró, y ese mismo año rentaron una bodega en la Ciudad de México y comenzaron a ofrecer su producto en cafeterías y a participar en ferias, fiestas patronales y exposiciones, una de ellas en el Zócalo, que organizó en ese entonces el gobierno del Distrito Federal.

De esa participación su café fue seleccionado para proveer a la jefatura de Gobierno, cuando Andrés Manuel López Obrador gobernaba la ciudad.

Al pagar el crédito de manera anticipada obtuvieron de Fonaes el reconocimiento de Empresa Social Exitosa, al que se sumaron dos años después, en 2004, el segundo lugar en la categoría de Conservación y Manejo de Agua, Suelo, Forestal, de Fauna Silvestre y Manejo Integral de los Recursos Naturales de Proyectos desarrollados por Mujeres, y en 2007 el premio al Mérito Ecológico, ambos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

En 2010 abrieron un expendio en la colonia San Lorenzo, que años después se convirtió en su primera cafetería, y en 2019 –con apoyo de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo– por medio del Programa Social de Fomento, Constitución y Fortalecimiento de las Empresas Sociales y Solidarias, se constituyeron como Café Tumbalá, Cooperativa de Productos Orgánicos de Chiapas.

Concibieron el concepto de su negocio con el diseño de su marca y su lema: En nuestras raíces está lo orgánico, en nuestra tradición la calidad y accedieron a otro apoyo de la dependencia para equiparla con mobiliario, máquinas y enseres.

Ahora tienen dos sucursales más, una muy cerca de allí, en San Juan de Dios 15, y otra en Avenida México-Coyoacán, de la colonia Santa Cruz Atoyac, en Benito Juárez, a un costado del Metro Zapata.

El nombre Café Tumbalá, el municipio del que son originarios, fue sugerido por su padre Francisco, es nuestro sello, Chiapas, Tumbalá y ser indígenas chol nuestra carta de presentacíón.